Las ideas ilustradas
La Ilustración puede ser definida como una nueva corriente de pensamiento caracterizada por la utilización de la razón para la comprensión de la realidad natural y social. Surgió en Inglaterra y las Provincias Unidas a finales del siglo XVIII, pero fue Francia su difusor. Características:
- El predominio de la razón, frente a otras formas de conocimiento: la revelión la tradición
- La defensa de la autonomía del poder político
- La concepción de la tolerancia religiosa
- El interés por las actividades productivas y la mejora de las condiciones de vida de las personas.
- La comprensión de la importancia de la educación.
Las consecuencias de la Revolución Francesa
El gobierno de Carlos IV tuvo que hacer frente a la grave contrariedad política que representó el estallido de la Revolución Francesa de 1789. A nivel interno se produjo un frenazo a la política ilustrada de reformas y un intento de atajar la difusión de las ideas revolucionarias que provenían de Francia mediante la censura y la reactivación de la inquisición. A nivel internacional se produjo un cambio de alianzas. La ruptura de los pactos de familia condujo al enfrentamiento con Francia y a la alianza con el Reino Unido.
- La guerra contra Francia (1793-1795) primera guerra de coalición, en la que las principales monarquías europeas se aliaron para hacer frente a Francia y a su nuevo gobierno revolucionario. En el caso español, la guerra concluyó con la derrota y la firma de paz de Basilea.
- Las guerras contra el Reino Unido (1796-1808) Mediante el tratado de San Ildefonso de 1796, España se convertía de nuevo en aliada de Francia y entraba en guerra contra Inglaterra. La guerra provocó el bloqueo marítimo inglés y la paralización del comercio exterior. La paz de Amiens puso fin al conflicto aunque el enfrentamiento resurgiría con la derrota de Trafalgar que significó la pérdida de la potencia naval español.
- Las consecuencias fueron la paralización del comercio internacional y la aparición de un enorme déficit presupuestario.
El territorio vaco y el centralismo borbónico. Economía. El espíritu de la Ilustración y el interés por el euskera
La pervivencia de los fueros vascos chocó en numerosas ocasiones con la mentalidad centralista que impuso la dinastía Borbónica en toda la Península. El ejemplo más claro tuvo lugar en 1717 cuando el rey estableció el traslado de las aduanas del interior de la costa. Al mismo tiempo, las clases más humildes, muy afectadas por esta norma que implicaba un aumento en los precios de muchos productos básicos, iniciaron protestas que desembocaron en saqueos e incendios. Este estallido social, conocido como matxinada, obligó a la intervención del ejército, la represión de los cabecillas. Finalmente, Felipe V decidió devolver las aduanas al interior en 1723.
- El comercio siguió siendo uno de los puntales de la economía vasca. Un hecho destacadísimo en esta época fue el nacimiento, en 1728, de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas que obtuvo el monopolio en Venezuela para comerciar con cacao y hacer la guerra del corso.
- La construcción naval vivió una etapa de parcial recuperación aunque luego decayó debido a dos hechos fundamentales: la restricción de pescar bacalao en Terranova y el traslado de los astilleros a El Ferrol y Cádiz.
- Las ferreterías tuvieron una nueva edad de crecimiento debido a la aprobación, de una Real cédula que prohibía la introducción de hierro extranjero en las Indias lo que permitió el monopolio del hierro vasco en América, lo que se tradujo en un incremento de la demanda de productos.
- El sector agrícola conoció una etapa de gran expansión gracias a la rotación de nuevas tierras.
- El nacimiento de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País (1764), impulsada por Xabier María Munibe, conde de Peñaflorida (1729-1785) y otros intelectuales vascos. Su gran obra fue la creación del Real Seminario Bascongado de Bergara (1769), así como las escuelas de dibujo en Vitoria, Bilbao y Vergara. Muchos ilustrados mostraron un gran interés por el conocimiento de lenguas antiguas: Manuel Larramendi, Juan Antonio Moguel, Agustín de Cardaberaz.
La independencia de las colonias americanas
- El reformismo borbónico del siglo XVIII incrementó el control económico y administrativo sobre las colonias americanas.
- La progresiva liberalización del comercio peninsular de América.
- La influencia de la revolución americana que supuso el nacimiento de Estados Unidos.
- La revolución francesa de 1789 cuyas ideas inspiraron el pensamiento emancipador.
- Los intereses del Reino Unido. Este país prefería países independientes en América con los que poder comerciar libremente.
La guerra de independencia en el territorio vasco. Liberalismo y fueros
A la Zamakolada le sucedió el estallido de la guerra de la independencia. Entre finales de 1807 y comienzos de 1808 las tropas napoleónicas ocuparon varias plazas y villas vascas sin oposición y bajo la mirada indiferente de la población. La sublevación de Madrid y la batalla de Bailén favorecieron la insurrección en el territorio vasco. La lucha más despiadada tuvo lugar en Bilbao, en la llamada batalla de Ibeni. Una vez controlado todo el territorio, se constituyó un gobierno militar, denominado, Gobierno de Vizcaya, a cuyo frente estuvo el general Thouvenot. Los franceses permanecieron en territorio vasco hasta 1813. El dominio galo acabó con la derrota de las tropas francesas en la batalla de Vitoria en junio de 1813. El 31 de agosto de ese año, las tropas aliadas conquistaron Donostia, que fue saqueada e incendiada. En la misma fecha tuvo lugar la batalla de San Marcial, en las cercanías de Irun, en la que fueron rechazadas definitivamente las tropas francesas.
La existencia de los fueros vascos iba contra el centralismo borbónico y la nueva doctrina política y económica existente en ese momento: el liberalismo.
En el siglo XIX, los fueros también fueron objeto de atención por parte de la Constitución de Bayona. En ella se hacía hincapié en la necesidad de uniformar el territorio y de reconsiderar el sistema foral. Un paso más contra el sistema formal lo dio el general Thouvenot durante su mandato en el territorio vasco al suprimir las diputaciones forales y las juntas generales. Los liberales españoles intentaron un encaje de bolillos a la hora de redactar la Constitución de 1812, pues defendieron la existencia de los fueros en el marco de la Constitución, pero al mismo tiempo decretaron la uniformidad de la nación española, lo que chocaba con la pervivencia del sistema foral. Más adelante, durante el trienio liberal se abolieron los fueros así como las instituciones forales, se trasladaron las aduanas a la costa y se puso fin a exenciones y privilegios.
La primera guerra carlista
Comenzó un proceso de reorganización al que contribuyeron dos aspectos importantes: por un lado, la entrada en el País Vasco del pretendiente Carlos María Isidro de Borbón en julio de 1834 por el otro la figura del general Tomás Zumalacarregui.
A su llegada, Don Carlos inauguró un verdadero Estado carlista que contó con sus propias instituciones. Pero este estado vivió en constantes dificultades porque las gestiones para conseguir el reconocimiento internacional fracasaron y porque el déficit económico para mantener las infraestructuras, suministrar las armas y abastecer el ejército fue constante. El lema: Dios, Patria, Rey y fueros.
El general Zumalacarregui, nombrado comandante en jefe se hizo con el control de gran parte del territorio vasco, además conquistó Madrid. Sin embargo, Don Carlos ordenó el ataque a Bilbao. La villa bilbaína fue atacada en junio de 1835 pero, recién iniciado el asedio, Zumalacarregui fue herido y murió al cabo de pocos días. Comenzó una segunda etapa en la guerra que se caracterizó por las decisiones cambiantes y contradictorias de Don Carlos. Bilbao conoció un nuevo asedio hasta que el general Espartero levantó el cerco tras su victoria en la batalla de Luchana. La tercera etapa de la guerra se convirtió en una época de terror en el campo carlista. Las instituciones fueron copadas por personas muy radicales. También se puso en marcha la Expedición Real que llegó a las puertas de Madrid, donde fracasó.
A partir de ese momento el carlismo se hundió. El general Maroto se hizo con la jefatura del ejército, mandó fusilar a sus oponentes e inició gestiones secretas con el general Espartero para alcanzar la paz, que culminaron en el Abrazo de Bergara.