La revolución de septiembre de 1868 significó el final de la monarquía de Isabel II. Se sucedieron después 6 años de gran inestabilidad. La característica común a todo el periodo fue la búsqueda de un nuevo orden político y social, en el que tuvo un protagonismo fundamental la pequeña burguesía de las ciudades y el naciente movimiento obrero. El sexenio revolucionario fue la última etapa de la revolución liberal en España y representó un intento de ampliar el liberalismo e instaurar la democracia. Aquellos años estuvieron llenos de conflictos de diversa índole: políticos (aparición del federalismo), sociales (reivindicaciones de las clases populares) y económicos (derivados de un contexto de crisis y de lucha entre proteccionistas y librecambistas. La burguesía democrática no consiguió estabilizar un régimen político definido. La regencia, la monarquía democrática de Amadeo I y más adelante la república no pudieron controlar los diversos conflictos que se presentaron. El sexenio fracasó en su intento de modernización política del país y se impuso de nuevo la solución monárquica.
Etapas del Sexenio Democrático:
- La revolución gloriosa de septiembre de 1868. Esta proclama, redactada por López de Ayala, y firmada por los generales comprometidos en el movimiento revolucionario, fue el punto de partida de la revolución de septiembre de 1868, que puso fin al reinado de Isabel II.
- La revolución de 1868. En los años anteriores a 1868, el malestar social y el desprestigio del gobierno de Isabel II eran crecientes. Después del fracaso de la sublevación del cuartel de San Gil, se decidió la unión del mayor número de fuerzas militares y civiles posibles. El general Prim pactó en Ostende una alianza con el partido demócrata. Hay que considerar como factor importante la crisis económica. Fue una crisis de subsistencias que trajo escasez de cereales, hambre y enfermedades. La revolución se produjo en septiembre de 1868 al grito de Viva España con honra y triunfo sin apenas derramamiento de sangre, formándose juntas revolucionarias en muchos puntos del país. Las consignas eran parecidas en todos lados. Jefes militares se pusieron al frente de todo este movimiento insurreccional. Isabel II se encontró sin apoyos y se exilió a Francia. El 17 de septiembre, las tropas leales al gobierno acudieron a sofocar la sublevación al igual que en otras ciudades. El único encuentro militar de importancia fue la batalla de Alcolea. Prim recorrió las ciudades costeras consolidando la sublevación hasta lograr la adhesión de Barcelona el 3 de octubre. Con la revolución de 1868 se inicia el sexenio democrático. Tras el triunfo de la revolución, Isabel II abandonó España y se estableció un gobierno provisional que encabezó Serrano que convocó elecciones a cortes constituyentes por sufragio universal.
El gobierno provisional (1868-1870):
Tras la huida de Isabel II se organizaron Juntas revolucionarias en todo el país. En Madrid los sublevados propusieron a la junta revolucionaria de la capital. La junta suprema de gobierno dio paso a la formación de un gobierno provisional, presidido por el general Serrano. El gobierno se vio presionado por las juntas revolucionarias dominadas por los demócratas, que estaban respaldadas en la calle por las milicias revolucionarias de los voluntarios de la libertad. Las primeras medidas del gobierno provisional llevaron a la práctica los principios que la revolución había defendido. Para encauzar la vida política, el gobierno convocó elecciones a cortes constituyentes por sufragio universal. Los comicios, fueron los primeros en España que reconocieron el sufragio universal masculino, dieron la victoria a la coalición gubernamental partidaria de la fórmula monárquica. Las cortes crearon una comisión parlamentaria encargada de redactar una nueva constitución.
La constitución de 1869:
Las cortes quedaron constituidas el 11 de febrero de 1869, con una amplia mayoría para las fuerzas políticas que componían el gobierno. Serrano asumió el poder ejecutivo mientras una comisión redactó el proyecto de una nueva constitución. La determinación del tipo de régimen (monarquía o república) y la cuestión religiosa fueron los puntos más debatidos. La mayoría en las cortes hizo triunfar el principio de la monarquía, mientras que la cuestión religiosa se resolvió con la aceptación de la libertad de cultos. Además, la constitución de de 1869 incluyó los principios básicos del liberalismo democrático: –La soberanía nacional: reside en las cortes y se traduce en el ejercicio del sufragio universal. Las cortes se componían de un congreso y un senado, que debían reunirse al mismo tiempo. -Una declaración exhaustiva de derechos individuales. – La descentralización administrativa y judicial. La constitución de 1869 consolidó un régimen político basado en los principios liberal-democráticos. Frustró algunas de las aspiraciones de otros grupos políticos, especialmente muchas de las reivindicaciones de carácter popular. La persistencia de las desigualdades sociales no gustaba a campesinos, jornaleros y trabajadores de fábrica. Las revueltas urbanas protestaban contra los consumos, las quintas y el aumento de precios. El incipiente movimiento obrero sufrió un proceso de radicalización en demanda de la mejora de las condiciones salariales y de trabajo. Una vez aprobada la constitución se estableció la regencia, se encargó Serrano, mientras se encontraba un nuevo rey para España. Prim acometió esta delicada misión, que quedó resuelta con la aceptación de Amadeo de Saboya. Esta candidatura era bien vista por las fuerzas monárquicas más progresistas. Amadeo fue elegido rey el 16 de noviembre de 1870 en las cortes.