Una nueva Constitución (1799) afirmó el poder personal de Napoleón como primer cónsul. Napoleón consiguió ser nombrado cónsul vitalicio en 1802 y se proclamó emperador en 1804. Consolidó las conquistas revolucionarias moderadas, forjó un Estado sólido y centralizado, creó un nuevo Código Civil y desarrolló un sistema educativo nacional y más igualitario. También actuó contra los radicales, limitó las libertades públicas y restableció un Concordato con la Santa Sede.
El dominio de Europa
Napoleón emprendió una política de conquistas que lo llevó a dominar una buena parte de Europa. El dominio francés alcanzó su máxima expansión en el año 1812. Sin embargo, la invasión de Rusia acabó en un fracaso, supuso la muerte de más de 350,000 soldados. A esta situación se le unieron las dificultades en España y la formación de una gran coalición europea (1813). La ocupación de París significó la destitución de Napoleón y la restauración de los borbones. Napoleón fue confinado en la isla de Elba, pero el descontento popular favoreció un retorno efímero del emperador (