La guerra de la Independencia Americana
Las 13 colonias inglesas de América del Norte protagonizaron, en el siglo XVIII, la primera insurrección colonial contra una metrópolis. Constituyeron el primer ejemplo de gobierno fundado sobre los principios de igualdad y libertad. Los colonos animados por las ideas ilustradas que les llegaban de Europa, decidieron enfrentarse a su metrópolis.
Declaración de Independencia de Estados Unidos
El 4 de julio de 1776, delegados de las trece colonias redactaron la Declaración de Independencia de Estados Unidos de América en la ciudad de Filadelfia (Pennsylvania) que expresa los principios que impulsaron la revuelta americana.
El Comité de Salud Pública: el terror
Para imponer reformas en un contexto de guerra, se estableció un Gobierno revolucionario que actuó de forma dictatorial =Comité de Salvación Pública (Robespierre). El nuevo Gobierno suspendió las garantías constitucionales e inició una política conocida como el Terror.
La formación de Estados Unidos
Tras una larga guerra, en 1783, Gran Bretaña reconoció la independencia del territorio americano. El nuevo Estado, que agrupaba a las trece colonias, adoptó el nombre de Estados Unidos de América y George Washington, general del ejército, fue proclamado primer presidente.
La Republica Conservadora (1794-1799)
La Convención pasó a manos de los sectores burgueses más moderados, que impusieron un «terror blanco» para desmantelar la república jacobina.
La toma de la Bastilla (1789)
El rey, Luis XVI, aceptó la propuesta de los privilegiados y convocó los Estados Generales para mayo de 1789. Ante la negativa del rey y de los privilegiados, los diputados del Tercer Estado declararon que representaban a la mayoría de la población.
NAPOLEON BONAPARTE (1799-1814)
Tras el golpe de Estado de Brumario (nov. 1799), se estableció el Consulado. Napoleón consiguió ser nombrado cónsul vitalicio en 1802 y se proclamó emperador en 1804.
EL dominio de Europa
Napoleón emprendió una política de conquistas que lo llevó a dominar una buena parte de Europa. La oposición a la dominación napoleónica suscitó, paradójicamente, el despertar de las aspiraciones liberales y nacionales en los pueblos ocupados.