Guerra de Sucesión
Conflicto (1702-1715) internacional surgido como consecuencia de la disputa de la sucesión al trono de la Monarquía Hispánica, tras la muerte sin descendencia de Carlos II. En juego, no solo el trono, también la disputa de las potencias europeas de intereses territoriales, políticos y económicos relacionados con el imperio español. Cuando muere Carlos II hay dos pretendientes al trono, con sus respectivos apoyos internacionales; Felipe de Anjou era el legítimo heredero según el testamento de Carlos II. Sus derechos fueron defendidos por Francia. Archiduque Carlos de Austria apoyado por la Gran Alianza del Imperio de los Habsburgo, Inglaterra, Holanda, Portugal… Estos apoyos a los Habsburgo se explican por el miedo a la hegemonía de los Borbones en Europa y al interés por repartirse territorios y concesiones económicas de la Monarquía Hispánica.
Decretos de Nueva Planta y la centralización borbónica
Felipe V se enfrentó a la solución de los problemas políticos a través de fórmulas propias del absolutismo borbónico; unificación de todos los territorios y centralización con el objetivo de reforzar la autoridad real. La implantación de los decretos se justificó como derecho de conquista. Los principales instrumentos para ello fueron los Decretos de Nueva Planta (1707-1716), que supusieron los siguientes cambios; Supresión de los fueros, la autonomía municipal y las Cortes de Cataluña, Aragón, Valencia y Mallorca y por tanto fin de la concepción pactista de la monarquía. Se respetaron los fueros navarros y vascos por su apoyo a Felipe V en la Guerra de Sucesión. Modelo único de administración territorial; sustitución de virreinatos por provincias con un capitán general al frente y una Audiencia. Posteriormente se añadiría el intendente, encargado de administrar el ejército, la hacienda, justicia y problemas económicos de la provincia. Proyecto de reforma fiscal, intentando crear un nuevo sistema de pocos impuestos que irían a un fondo común para el sostenimiento del Estado, lo que requeriría la elaboración de censos. Además de los Decretos de Nueva Planta, se produjo una reforma de la administración central sustituyendo los Consejos por Secretarios de Despacho, aunque se mantendría el consejo de Castilla como órgano consultivo.
Rasgos sociales y políticos del Antiguo Régimen
El Antiguo Régimen es el sistema político, social y económico que se daba en Europa en el siglo XVIII y que fue eliminado mediante las revoluciones liberales. El Antiguo Régimen está caracterizado por los siguientes: Políticamente: por una forma de gobierno denominada monarquía absoluta aunque el poder del rey se encontraba mediatizado por la existencia de instituciones que en ocasiones se oponían a las decisiones de la corona. La soberanía pertenecía al Rey y tenía origen divino, con lo que no había separación Iglesia-Estado. Socialmente: la organización de la sociedad era estamental basada en el privilegio, es decir, en la posesión de una serie de preeminencias legales y de comportamiento social que enfrentaba a los grupos privilegiados con quienes no los son, que soportaba las cargas económicas y se hallaba marginado de los centros de decisión política. Económicamente: Un sistema de base agraria y escasos rendimientos, sometido a trabas y obstáculos que afectaban a la circulación y transmisión de bienes. Las tierras estaban en manos de la corona, la nobleza y la iglesia. El eje fundamental en este sistema lo constituye el régimen señorial. En el señorío había dominio territorial o jurisdiccional. El Antiguo Régimen en España en el siglo XVIII se vio sometido a cambios debido a la centralización del Estado con motivo de la llegada al trono de los Borbones, quienes pusieron las bases institucionales y territoriales de la España contemporánea.
La Ilustración española: caracter, instituciones y figuras
La Ilustración constituye un movimiento intelectual difundido en torno a mediados del s.XVIII. Al defender que la racionalidad y la utilidad aseguraban la prosperidad y la felicidad, desarrolló una feroz crítica contra el Antiguo Régimen. La Ilustración española fue más bien moderada en su alcance. La estructura social y la influencia del clero en las universidades condicionaron la actividad de los ilustrados y la difusión de sus ideas vigilada por la inquisición. A pesar de ellos, los ilustrados expresaron en sus escritos sus críticas a distintas cuestiones. Pensaban que solo la educación y las reformas podían corregir esos males. De ahí su interés por: La creación de una administración centralizada y uniforme, una política fiscal de contribución única, restricción de privilegios y del poder del clero y un estudio de las ciencias que permitieran una renovación técnica. Respecto a los instrumentos de difusión fueron: las reales academias, la prensa, orientada a la creación de una opinión pública, las tertulias y las sociedades económicas de amigos del país. Los Reyes con voluntad reformista consideramos a Felipe V, Fernando VI, pero claramente ilustrado fue Carlos III. Los ilustrados pertenecían a la pequeña nobleza posteriormente asumieron el papel de políticos-intelectuales.