El Reino de Castilla:
Fortalecimiento del Poder Real
A partir del reinado de Alfonso X, se observa un aumento del poder de los reyes castellanos. Este proceso se caracterizó por la reintroducción del derecho romano y la teoría del origen divino del poder real. Para ejercer un control efectivo sobre el reino, se crearon instituciones políticas como:
- Consejo Real: Órgano asesor del rey compuesto por nobles, eclesiásticos y juristas.
- Audiencia o Chancillería: Tribunal supremo con sede en Valladolid.
- Hacienda Real: Sistema de recaudación de impuestos, principalmente indirectos como la alcabala.
Para aumentar el control sobre los concejos, se estableció el sistema de regimientos (ayuntamientos con regidores) y la figura del corregidor, un funcionario real que dirigía el concejo. La nobleza, en épocas de debilidad del poder real, se resistió a este fortalecimiento a través de rebeliones.
Dinastía Trastámara y las Cortes
Con la llegada de la dinastía Trastámara en 1366, la corona utilizó su poder para beneficiar a la nobleza que la había apoyado en su ascenso al trono. Las Cortes de Castilla, una asamblea que reunía a nobles, eclesiásticos y representantes de las ciudades (procuradores), jugaron un papel importante. Su principal función era aprobar subsidios (nuevos impuestos) a la Corona a cambio de presentar peticiones al rey. Durante el siglo XIV, su importancia aumentó debido al apoyo de las ciudades a los reyes frente a la nobleza, aunque nunca alcanzaron el mismo poder que las Cortes de la Corona de Aragón.
El Reino de Aragón: Pactismo y Privilegios
La Corona de Aragón estaba formada por tres reinos: Aragón, Cataluña y Valencia, cada uno con sus propias leyes e instituciones, incluyendo Cortes. Esta diversidad limitó el poder de los reyes en comparación con Castilla. Además, la costosa política mediterránea de la Corona la hizo dependiente de los impuestos aprobados por las Cortes. Estas aprovecharon la situación para obtener privilegios, como el Privilegio General de 1283, que otorgaba amplios poderes a la nobleza, incluyendo prácticas abusivas sobre los campesinos (malos usos). Este modelo político, conocido como pactismo, obligó a los reyes a negociar continuamente con la nobleza. En el siglo XIV, las Cortes catalanas lograron la creación de la Generalitat, una diputación permanente que se convirtió en un gobierno autónomo, sistema que luego se extendió a los otros reinos.
La Baja Edad Media: Crisis y Conflictos
Crisis Demográfica y Económica
A finales del siglo XIII, la población de los reinos cristianos alcanzó los 5 millones. Sin embargo, en la primera mitad del siglo XIV, una serie de hambrunas y epidemias, culminando con la peste negra de 1348, causaron un fuerte descenso de la población. El siglo XV fue un período de recuperación demográfica, pero la población se estancó en torno a los 5 millones a finales del siglo, con una mayor densidad en el Reino de Castilla.
La agricultura de subsistencia era la principal actividad económica. La despoblación rural llevó a la expansión de la ganadería ovina trashumante. La Mesta, asociación de propietarios de rebaños (principalmente nobles), obtuvo de los reyes más tierras de pastos, en detrimento de los agricultores. La lana se exportaba a Flandes, generando una importante actividad mercantil. El comercio de la lana se realizaba en las Ferias de Medina del Campo, y mercaderes de Burgos la exportaban a través de los puertos cantábricos. Sevilla se convirtió en otro núcleo comercial con el Mediterráneo (Italia), mientras que Barcelona era el centro mercantil de la Corona de Aragón, exportando paños por vía marítima.
La artesanía era escasa y orientada al autoconsumo. La industria textil, concentrada en ciudades como Segovia y Cuenca, producía para el consumo interno. En la Corona de Aragón, la industria textil destinada a la exportación experimentó un extraordinario desarrollo, especialmente en Barcelona, con la formación de gremios y una poderosa burguesía. La crisis demográfica impactó negativamente en esta industria.
Conflictos Sociales y Políticos
La crisis demográfica y económica provocó graves conflictos sociales y políticos. La crisis política se debió al enfrentamiento entre los reyes y la nobleza. En Castilla, la guerra civil entre Pedro I y Enrique II de Trastámara resultó en la entrega de grandes cantidades de tierras y señoríos a la nobleza que apoyó a Enrique II. En la Corona de Aragón, la nobleza, a través de las Cortes, obtuvo privilegios que aumentaron su poder sobre los campesinos y lograron una notable autonomía en el gobierno de cada reino (pactismo).
La nobleza, para compensar la pérdida de rentas, aumentó la presión sobre el campesinado, lo que generó movimientos antiseñoriales como los payeses de remensa y la revuelta irmandiña. En las ciudades, especialmente en la Corona de Aragón (Barcelona), también se produjeron conflictos entre las clases populares y la alta burguesía, como la lucha entre la Busca y la Baja.
La Expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo
En el último cuarto del siglo XIII, la Corona de Aragón inició una expansión en el Mediterráneo, incorporando Sicilia, Córcega y Cerdeña. Los almogavares, mercenarios catalanes, conquistaron los ducados griegos de Atenas y Neopatria bajo la autoridad nominal del rey de Aragón. El mantenimiento de estas conquistas requirió un importante esfuerzo económico y militar, lo que llevó a los monarcas aragoneses a pactar con los distintos estamentos y aceptar sus privilegios. En el siglo XIV, esta expansión se vio frenada por la crisis, la peste negra, la guerra con Castilla y la competencia castellana en el norte de África tras la conquista del estrecho.