El Despotismo Ilustrado: Carlos III
Carlos III sube al trono tras la muerte de su hermanastro Fernando VI. Se mostró partidario de seguir algunas de las ideas de progreso de los ilustrados que no atentaran contra la monarquía. Así se inicia el despotismo ilustrado en nuestro país, enfrentándose el monarca a la oposición de los grupos privilegiados.
En 1766 se produjo el Motín de Esquilache debido al malestar de la población por la escasez y el elevado precio de los productos, rechazándose el poder de los cargos extranjeros. Todo esto acabó con una revuelta en Madrid. Carlos III, con temor a esta revuelta, paralizó las reformas y bajó los precios de los productos. Las revueltas cesaron y Carlos III continuó con su política reformista. Para llevarla a cabo contó con ministros y colaboradores que lo auxiliaron: Campomanes, Aranda, Floridablanca… que le propusieron medidas para la modernización del estado y su racionalización.
Legislación Reformadora
Los ilustrados eran regalistas, defensores de la autoridad y las prerrogativas del rey frente a la iglesia. Carlos III reclamó el derecho al nombramiento de las cortes eclesiásticas, al control de la Inquisición y fundación de monasterios. En 1766 se expulsa a los jesuitas.
El pensamiento ilustrado se plasmó en un decreto de 1738 donde todas las profesiones se declararon honestas. En educación se produjo una reforma de los estudios, formándose escuelas y academias dedicadas a letras y ciencias. En la economía, se limitaron privilegios de la MESTA y se apoyó la reforma agraria. Se fomentó la libre circulación de mercancías dentro de España, se apoyó la actividad industrial, se intentó fomentar la productividad y limitar el gasto público. Se crearon las Sociedades Económicas de Amigos del País en 1765.
Límites del Reformismo Borbónico
El despotismo ilustrado de Carlos III presenta un balance positivo: se impulsaron reformas económicas, se apoyaron propuestas y proyectos para el progreso de la instrucción pública, se defendieron las prerrogativas del estado frente a la iglesia y se impulsó una nueva reforma agraria que trastocó a los privilegiados. Tras la Revolución Francesa, muchos de los colaboradores y Carlos IV vieron con gran temor las reformas de la Ilustración que provocaron desajustes en Francia.
Efectos del Reformismo: Cambios y Crecimiento Demográfico
El siglo XVIII significó el crecimiento de la población. Los monarcas y los ilustrados adoptaron políticas poblacionistas.
Los Borbones ofrecieron incentivos a las familias numerosas, entregándoles tierras o dándoles más espacio para sus cultivos. El crecimiento se mantuvo limitado por la crisis de subsistencia, ya que el pueblo pasaba hambre y esto provocaba la muerte y las enfermedades; debido a esto no se pudieron introducir innovaciones técnicas.
Tensiones del Sector Agrario
Las reformas en el terreno agrario no pudieron resolver el problema de la tensión de la población. Las causas: las malas condiciones climáticas y el incremento de la producción mediante el aumento de la superficie cultivada.
Esta situación fue compatible con algunas mejoras agrarias:
- En la cornisa cantábrica con el cultivo de maíz.
- En el litoral valenciano con la producción de vino y aguardiente, como la seda.
- En Cataluña, el comercio de la vid como cultivo más extendido.
La especialización agrícola solo era posible en zonas que tenían mayores facilidades para importar grano en los otoños de malas cosechas.
El Impulso de las Manufacturas
Los Borbones crearon las manufacturas siguiendo el modelo francés, para superar el marco de la producción gremial, aumentándola.
Se crearon Reales Fábricas y se produjo el impulso de crear talleres privados. Las manufacturas se implantaron sobre todo el territorio.
Se amplió el mercado de Castilla y se abrieron mercados americanos, incrementándose la demanda interna de Cataluña ya que su campesinado estaba en mejores condiciones para consumir.
Liberación del Comercio Colonial
Los Borbones se preocuparon por reorganizar el comercio en América ya que las colonias eran una importante fuente de ingresos y seguía manteniendo la estructura creada por los Austrias. Se monopolizó el derecho al comercio que se organizó mediante el antiguo sistema de flotas que zarpaban a las colonias periódicamente.
Se procedió a la liberación del comercio americano debido a diversos problemas tales como la piratería o la incapacidad de la industria y la demanda en comercios extranjeros.
Durante el reinado de Carlos III el gobierno acabó con el monopolio del comercio americano y estableció una comunicación entre puertos españoles. En 1765 se abrieron puertos al libre comercio y en 1778 se decretó la libertad de todos los puertos para comercializar en América. Cádiz y Barcelona fueron los puertos más importantes en este siglo.