La Primera Revolución Industrial en España
Introducción
España experimentó un proceso de modernización y aceleración industrial que se concentró en Barcelona, Bilbao, Oviedo, Gijón y Málaga por su fácil acceso por mar y su proximidad con los países europeos más avanzados económicamente.
La industrialización en España resultó tardía, incompleta y desequilibrada. Las causas de esto las encontramos en:
- Motivos políticos (pérdida de territorios, Guerra de la Independencia, inestabilidad política en el reinado de Fernando VII y Guerras Carlistas)
- Escasez de carbón
- Carencia de materias primas como el algodón
- Deficiente red de comunicaciones que dificultaba los transportes
- Atraso tecnológico español
- Falta de capitales nacionales
- La dependencia técnica, financiera y energética del exterior
- La debilidad del mercado interior español
- El excesivo apego de los grupos industriales españoles a las protecciones arancelarias, lo que causó una escasa competitividad en el mercado internacional
- El estancamiento de la agricultura española
- Los resultados negativos de la desamortización
- Los factores socioculturales como la ausencia de mentalidad empresarial o el elevado índice de analfabetismo
El Desarrollo Textil Catalán
La industria textil fue el motor de la Revolución Industrial en Gran Bretaña y así ocurriría en España, sobre todo en Cataluña, que gozaba de tradición manufacturera textil. En 1830 comenzó a desarrollarse la moderna industria textil financiada por cultivadores de vid o indianos. La primera fábrica fue fundada por Bonaplata, esta pretendía ser autosuficiente y contaba con una fundición de acero para hacer sus propias máquinas. El gobierno concedía el reembolso de parte del capital de la empresa a Bonaplata y prohibió la llegada de algodón hilado del extranjero y de manufacturas de algodón. Así había protección estatal contra la industria textil inglesa y sus bajos precios. Todo ello fue frenado por la Primera Guerra Carlista, cuando la industria de Bonaplata fue incendiada. De 1840 a 1861 la iniciativa de Bonaplata volvió a activarse y se modernizó la producción. Las importaciones de algodón se multiplicaron por seis.
Las fábricas textiles catalanas estaban por delante de Bélgica e Italia. Los precios se abarataron, lo que supuso el abastecimiento del mercado interior.
La Guerra de Secesión en Estados Unidos disparó el precio del algodón crudo, así que la lana ocupó su lugar. La seda se desarrolló notablemente en Valencia hasta que una plaga mató a las plantaciones de seda y se disparó su precio.
La Siderurgia
En 1880 se consolidó en Vizcaya una industria siderúrgica moderna. España era rica en mineral de hierro, pero el carbón mineral era escaso y de mala calidad. La demanda de hierro fue reducida. El primer intento de una siderurgia surgió en Málaga para explotar los yacimientos ferrosos de Marbella y Ojén, pero una dificultad era la inexistencia de coque. En 1860 decayó la fase de hegemonía de la siderurgia andaluza.
Asturias tiene cuencas carboníferas en Mieres y Langreo, donde se fundó un alto horno. En 1865 desplazó a la siderurgia andaluza.
A finales del siglo XIX, la siderurgia vasca se convirtió en símbolo de la siderurgia española gracias a la abundancia de mineral de hierro.
La Minería
La debilidad financiera del gobierno y el déficit crónico de la hacienda propició que el desarrollo siderúrgico en España fuera lento y retrasado. La Ley de Ferrocarriles de 1855 fue consecuencia de la dependencia del capital extranjero y de sus locomotoras, en vez del desarrollo propio de la siderurgia española.
La minería pertenecía a la Corona y después pasaría al Estado para acabar en manos de compañías extranjeras. Los principales minerales extraídos eran plomo, cobre y mercurio.
España terminó en la periferia económica de los demás países europeos, que explotaron al país mientras fue posible.
Otras Industrias
El desarrollo de la siderurgia daría lugar a una industria metalúrgica y mecánica de transformación.
Dos nuevas industrias tendrían cierta importancia: la química y la eléctrica. Y, por último, las industrias alimentarias: harinera, vinícola, conservera…
Transporte y sus Modificaciones
La contribución que los transportes han tenido en el desarrollo económico… En la España del siglo XIX, el problema del transporte fue uno de los obstáculos para la modernización económica.
A pesar del notable programa de construcción de carreteras, los progresos fueron insuficientes.
Solo el transporte marítimo experimentó un progreso considerable por los puertos y la introducción del vapor.
La red ferroviaria en España se retrasó unos 30 años respecto a países europeos como Francia, por la desidia gubernamental y el escaso desarrollo económico.
Se construyeron unas pocas líneas ferroviarias, pero se cometió un error: el ancho de vía establecido era mayor que la norma europea.
El impulso vino con la Ley General de Ferrocarriles. El Estado otorgaba una serie de ventajas económicas a las empresas constructoras y se completaban con la Ley Bancaria, que permitió la rápida formación de un sistema bancario.
Las Compañías Ferroviarias
Entre 1856 y 1866, la red de ferrocarriles alcanzó unos 5000 km por el apoyo estatal, la aportación del capital y de tecnología, y por la iniciativa extranjera.
Su contribución a la demanda de productos siderúrgicos y de las industrias mecánicas fue escasa. En cambio, tuvo una gran importancia en la demanda del carbón y de empleo, pero el ferrocarril se construyó con retraso y precipitación, lo que hizo que fuera de mala calidad de infraestructura, sin olvidar el error del ancho de vía.
Política Comercial: Proteccionismo y Librecambismo
Las tarifas que se aplicaban a las mercancías que entran en un país (aranceles) se emplean como instrumento para proteger la economía del país de la competencia de las importaciones.
Durante el siglo XIX, los gobiernos españoles, los comerciantes, los agricultores y demás se debatieron entre la alternativa de una política proteccionista (arancel elevado) o una librecambista (arancel bajo).
Para el Estado, lo deseable era un arancel bajo que incrementase el comercio exterior y los ingresos. La política arancelaria española fue proteccionista hasta el llamado “Arancel Figuerola”, relativamente librecambista. Pero, desde finales de 1891, se retornó a una política netamente proteccionista.
Todavía sigue discutiéndose si la protección contribuyó o no al desarrollo de la agricultura y de la industria.
Balance Final de la Revolución Industrial en España
Cabe desterrar la idea de fracaso porque la Revolución se realizó, aunque fuese una revolución incompleta (porque no afectó en profundidad a todos los sectores) y desequilibrada (porque esos mismos sectores no se desarrollaron de un modo armonioso y porque fue cuajando en muy pocas zonas). Fue de carácter tardío respecto a la Europa atlántica.
- En agricultura se realizaron reformas agrarias, pero no la deseada.
- En industria se logró una cierta industrialización limitada en algunos sectores y regiones. Arrastró el problema de la falta de capitales y tecnología, lo que la hizo dependiente del exterior y la empujó al proteccionismo.
- En minería se inició una gran explotación de los recursos, pero no se pudieron aprovechar las riquezas del subsuelo.
- En transportes y comercio se logró dotar al país de una red ferroviaria básica que resultaba imprescindible, pero no se pudo hacer de su construcción el gran motor de la industria nacional y se pagó un precio muy alto.