Reinado de Alfonso XII: el sistema canovista y la Constitución de 1876
La inestabilidad del periodo anterior hizo que la burguesía se posicionase con los conservadores y el fracaso de la I República despertó el deseo de una restauración monárquica. Los partidarios de la restauración borbónica emprendieron una labor diplomática para lograr apoyos para Alfonso XII. El principal defensor de la candidatura fue Cánovas, que intentaba que la vuelta a la monarquía fuera el resultado del deseo del pueblo español y no de un nuevo pronunciamiento militar. Para ello había hecho firmar a Alfonso el Manifiesto de Sandhurst en el que exponía al pueblo español sus propósitos. Sin embargo y en contra del parecer de Cánovas, el 29 de diciembre del 74, el general Arsenio M. proclamó rey a Alfonso XII, tras un pronunciamiento en Sagunto y la monarquía había sido restaurada mediante un golpe militar. En enero de 1875 Alfonso XII llega a España iniciándose la Restauración que se extiende hasta 1902 cuando su hijo, Alfonso XIII, es mayor de edad. A este sistema político se le denomina Sistema Canovista ya que fue Cánovas su creador, tomando como modelo el sistema británico: consistía en una monarquía parlamentaria en la que dos partidos se turnarían pacíficamente en el poder. Sin embargo fue un falso régimen parlamentario ya que los liberales y conservadores, solo representaban los intereses de la burguesía y porque las mayorías parlamentarias eran creadas gracias al fraude electoral y los republicanos, socialistas o nacionalistas formaban la oposición al sistema.
Partido Conservador
Fue creado por el propio Cánovas e integraba a los miembros del antiguo partido moderado y de la Unión Liberal y era partidario de una monarquía parlamentaria que fuera controlada por una oligarquía financiera, con libertades limitadas, apoyo a la iglesia y un proteccionismo económico.
Partido Liberal
Lo forma Sagasta en 1880, con progresistas y radicales. Representaba los intereses de la misma clase social (burguesía) aunque su base social era más amplia, defendían la soberanía nacional, el sufragio universal, libertades más amplias, eran anticlericales y defendían el librecambismo.
Alternancia de poder
La alternancia pacífica en el poder de los dos partidos se convirtió en cambios de gobierno pactados de antemano entre ellos. Una vez acordado el cambio de gobierno, se convocaban elecciones y se amañaban para que saliera el nuevo partido (caciquismo). En Madrid estaba la oligarquía integrada por altos cargos políticos. En las capitales de provincias la figura clave era el gobernador civil y en los pueblos estaban los caciques locales.
Regulación del sistema
El Régimen Político era una Monarquía Parlamentaria en la que la soberanía estaba compartida por el rey y las cortes. El reinado de Alfonso XII representa la fase de consolidación del sistema canovista. Durante el periodo se acabó con el protagonismo de los militares y con la práctica del pronunciamiento; se liquidaron la guerra carlista y la de Cuba heredadas del periodo anterior y tras la muerte de Alfonso XII, Mª Cris de Habsburgo asumió la regencia hasta la mayoría de edad de Alfonso XIII.
Década Moderada (1844-1854)
Tras la caída de Espartero se inició la Década moderada (1844-1854): Isabel II encargó la formación de gobierno al partido moderado, liderado por el general Narváez. El partido moderado gobernará durante diez años. Anuló la Constitución de 1837 y redactó otra nueva: La Constitución de 1845, en la que la Soberanía nacional fue sustituida por la soberanía conjunta del rey y las Cortes y se otorgaban más poderes a la Corona y las Cortes siguieron siendo bicamerales. En este periodo se firmó con la Santa Sede el Concordato de 1851, por el que quedaba zanjada la ruptura que se había producido como consecuencia de la desamortización eclesiástica, la Iglesia aceptó la desamortización y España reconocía la confesionalidad católica del Estado y reconocía su intervención en la enseñanza. Los moderados configuraron un régimen basado en el centralismo político-administrativo. Pero las divisiones internas del partido moderado y las denuncias de corrupción hicieron que las clases populares dieran su apoyo a un pronunciamiento liberal de carácter progresista, liderado por O´Donnell en junio de 1854 cerca de Madrid en los cuarteles de Vicálvaro, por lo que se le denomina: La “Vicalvarada”, la declaración de intenciones por medio del “Manifiesto de Manzanares”, redactado por Cánovas, determinó la movilización de los grupos progresistas.