El 20 de abril, el mismo día que Hitler cumplió 56 años, la artillería soviética bombardeó Berlín. El 1.er Frente Bielorruso de Zhúkov, dotado de casi 300 000 hombres, empezó a rodear la capital alemana por el noreste y el este. En el sur el Primer Frente Ucraniano de Iván Kónev con casi 200 000 soldados quebraba el flanco norte del Grupo de Ejércitos Centro de Schörner. Al mismo tiempo el III Cuerpo Panzer era atacado por el 2.º Frente Bielorruso de Konstantin Rokosovski, que se abría paso entre Stettin y Schwedt.
Cuando Hitler se enteró de que ciertos elementos del 9.º Ejército del general Theodor Busse habían tenido éxito defendiendo la localidad de Cottbus (unos 100 kilómetros al sureste de Berlín), ordenó que el 9.º Ejército conservara Cottbus y destruyera a las columnas soviéticas que se encontraban al norte, y junto con el IV Panzerkorps (que se encontraba algo más al sur), envolvieran al 1.er Frente Ucraniano y lo destruyeran. Después de lograr esta proeza militar Hitler deseaba que las tropas alemanas cumplieran otra: avanzar al norte para formar la tenaza inferior que supuestamente envolvería al 1.er Frente Bielorruso, mientras que el III SS Panzerkorps comandado por Felix Steiner, enviado desde el norte de Berlín, sería la tenaza superior. Hitler, completamente ajeno a la realidad, deseaba que el III SS Panzerkorps de Steiner con 10 000 hombres y unas docenas de tanques destruyera una fuerza soviética diez veces más poderosa. Además, las tropas del 9.º Ejército tenían ya serias dificultades para sostener su posición en Cottbus y resultaba fantasioso creer que adicionalmente pudieran destruir al 1.er Frente Ucraniano, aun contando con el mermado IV Panzerkorps, ya que incluso en este caso los alemanes se hallaban en inferioridad numérica de 6 a 1.
Cuando Heinrici se enteró de esta orden imposible de cumplir, hizo ver a Hitler que el 9.º Ejército, lejos de envolver a los soviéticos, estaba a punto de ser cercado por ellos en Cottbus, y solicitó permiso para retirar este ejército al oeste.
El 22 de abril Hitler se enteró de que Steiner no había podido avanzar como se había planeado al chocar con una feroz resistencia del 1.er Frente Bielorruso, esta noticia destruía las esperanzas de Hitler de alejar a las vanguardias del Ejército Rojo lo más posible de Berlín y, apenas enterado de la noticia, el Führer sufrió un grave colapso nervioso. Después de acusar rabiosamente a los generales de la Wehrmacht de cobardía y traición, Hitler aceptó finalmente que «la guerra estaba perdida» y anunció que se iba a quedar en Berlín hasta el final.
El general Alfred Jodl sugirió entonces que el 12.º Ejército del general Walther Wenck podría abandonar el Frente Occidental y dirigirse a Berlín desde las orillas del río Elba para unirse al 9.º Ejército al mando de Theodor Busse. Hitler, más calmado, aceptó la idea y envió las correspondientes órdenes a Wenck y a Heinrici.
Cuando Busse recibió la orden de dirigirse con sus tropas al oeste para encontrarse con el 9.º Ejército de Wenck y luego regresar juntos a Berlín, se dio cuenta de que el regreso a la capital solo conllevaría un inútil derramamiento de sangre y decidió escapar al oeste para rendirse a los norteamericanos. Wenck, por su parte, marchó hacia Berlín con la intención de mantener abierta una vía de escape para los civiles que huían ante el avance del Ejército Rojo; después de sufrir numerosas bajas en la Batalla de Halbe, Wenck y Busse se dirigieron con sus fuerzas y varios miles de civiles hacia el Elba, donde los aliados occidentales los capturaron.
En Berlín los tanques soviéticos ya estaban llegando al anillo defensivo de la ciudad, mientras que en el norte el II Frente Bielorruso había avanzado 15 kilómetros más allá del Óder y tenía ocupado al III Cuerpo Panzer. Cottbus se había perdido y para el 23 de abril el 9.º Ejército había quedado separado de la ciudad; parte del 1.er Frente Ucraniano se desplazó al oeste para encontrarse con el 12.º Ejército de Wenck.
El día 24 de abril Berlín quedó completamente sitiada. Hitler encargó al general Helmuth Weidling la defensa de la ciudad, mientras la Stavka soviética dejaba en manos de los generales Kónev y Zhúkov la captura de la ciudad. Stalin confirmó al mariscal Konstantín Rokosovski como jefe del 2.º Frente Bielorruso al norte de Berlín, evitando que Rokosovski (nacido en Varsovia de padre polaco y madre rusa) participara en la toma de la capital del Reich.
Al día siguiente, el 2.º Frente Bielorruso cruzó finalmente la línea de defensa del 3.er Cuerpo Panzer, lo que permitió a los rusos y a los norteamericanos el encuentro y primer contacto cerca de Torgau, en las márgenes del río Elba.