Exilio de la Corona
Tras la dimisión del general Miguel Primo de Rivera, Alfonso XIII intentó devolver al debilitado régimen monárquico a la senda constitucional. Fue nombrado jefe nominal de gobierno, aunque quien dirigía realmente era el conde de Romanones. Las elecciones municipales (1931) supusieron a la corona una amplia derrota en los núcleos urbanos. Los partidos de la república consideraron tales resultados como unas elecciones a favor de su instauración inmediata. Entre tanto, León, Guipúzcoa y Huesca fueron las tres únicas ciudades que proclamaron la república. Alfonso XIII abandonó el país sin abdicar formalmente y se trasladó a París, fijando posteriormente su residencia en Roma.
El Bienio Reformista
Se formó un Gobierno Provisional presidido por Niceto Alcalá Zamora y formado por republicanos de izquierda y derecha, socialistas y nacionalistas. El nuevo gobierno tuvo que responder desde un principio al ansia general de reformas. Las primeras medidas fueron para la reforma agraria, inició reformas laborales, emprendió la reforma militar y aprobó legislación educativa. A la vez que la CNT anarquista promovía una amplia campaña de huelgas, los enfrentamientos entre la Iglesia y el nuevo gobierno fueron inmediatos.
El viejo anticlericalismo afloró de nuevo y diversas iglesias y conventos fueron asaltados y quemados. Finalmente, tuvieron lugar las elecciones a Cortes Constituyentes. Después de las elecciones, las Cortes de 1931 fueron ganadas por la coalición republicano-socialista. La nueva Constitución, aprobada en diciembre del mismo año, supuso un avance notable en el reconocimiento y defensa de los derechos humanos por el ordenamiento jurídico español y en la organización democrática del Estado. Se produjo en un contexto económico desfavorable, marcado por el ascenso del paro. Algunos de los principios que la Constitución incorporó o reafirmó como elementos esenciales del ordenamiento jurídico español fueron:
Principios de la Constitución de 1931
- El principio de igualdad de los españoles ante la ley, al proclamar a España como «una república de trabajadores de toda clase».
- El principio de laicidad, por el que se iba más allá de la mera separación entre la Iglesia y el Estado para adentrarse en un ámbito de total eliminación de la religión de la vida política.
- Posibilidad de creación de Estatutos de Autonomía.
- El principio de elección y movilidad de todos los cargos públicos, incluido el jefe del Estado.
- El principio monocameral, que suponía la eliminación de una segunda Cámara aristocrática o de estamentos privilegiados y por el cual el poder legislativo sería ejercido por una sola cámara.
- Se preveía la posibilidad de la realización de una expropiación forzosa de cualquier tipo de propiedad, especialmente para los latifundios no explotados, a cambio de una indemnización, para utilización social, así como la posibilidad de nacionalizar los servicios públicos.
Reformas del Bienio Reformista
- Reforma educativa: Amplio programa de construcción de escuelas y contratación de maestros. Enseñanza mixta. La religión dejó de ser asignatura obligatoria, lo que agudizó el enfrentamiento con la Iglesia.
- Reforma militar: Buscando garantizar la fidelidad del ejército al nuevo régimen republicano y propiciar la reducción del excesivo número de jefes y oficiales, se exigió el juramento de fidelidad al nuevo régimen republicano. Pudieron optar al retiro voluntario con paga completa los que se negaran a ello.
- Reforma agraria: Que aprobó la expropiación y la nacionalización de tierras para redistribuirlas entre los campesinos y paliar el paro.
Muchas de estas medidas no pudieron llevarse a cabo porque chocaron con tres sectores: terratenientes, ejército e Iglesia. La Constitución no obtuvo un amplio consenso y la oposición al nuevo régimen republicano comenzó a ser cada vez mayor.
República de Derechas
Para estas elecciones, la derecha se había reorganizado. Tres nuevos grupos se presentaron a los comicios:
- La Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA).
- Renovación Española, dirigida por Calvo Sotelo, en la que se agruparon los monárquicos.
- Falange Española, la versión española del fascismo, dirigida por José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador.
Mientras, la izquierda se presentó fragmentada en múltiples grupos y los anarquistas llamaron a la abstención. Las elecciones dieron la victoria a los grupos conservadores: Partido Republicano Radical y la CEDA.
Se paralizó la obra reformista:
- Se derogó la legislación social y se interrumpió la Ley Agraria.
- Las autonomías catalana, vasca, gallega y valenciana fueron suspendidas.
Las Elecciones de 1936 y el Frente Popular
En un ambiente de creciente radicalización, se presentaron las siguientes candidaturas a las elecciones de febrero de 1936:
- La coalición de los grupos de derecha, formada por la CEDA y Renovación Española, acudió con un programa basado en el miedo a la revolución social.
- La Falange y el PNV se presentaron por su cuenta.
La victoria fue para el Frente Popular, que basó su triunfo en las ciudades y las provincias del sur y la periferia. Mientras, la derecha triunfó en el norte y el interior del país.
El nuevo gabinete inició rápidamente la acción reformista:
- Amplia amnistía para todos los represaliados tras octubre de 1934.
- Restablecimiento del Estatuto catalán.
- Alejamiento de Madrid de los generales más sospechosos del golpismo. Franco, Mola y Goded fueron destinados a Canarias, Navarra y Baleares.
- Reanudación de la reforma agraria. Esta medida fue rápidamente desbordada por la acción de los jornaleros, que se lanzaron a la ocupación de fincas.
- Tramitación de nuevos estatutos de autonomía. El Estatuto de Galicia fue aprobado en plebiscito y en el País Vasco estaba prácticamente terminado.
Mientras, el ambiente social era cada vez más tenso. La izquierda obrera había optado por una postura claramente revolucionaria y la derecha buscaba de forma evidente el fin del sistema democrático, mientras la conspiración militar contra el gobierno del Frente Popular avanzaba. Por un lado, había una trama política conformada por los principales líderes de los partidos. Muy pronto se iniciaron los contactos con Mussolini y Hitler. El 17 de julio de 1936, el ejército de Marruecos iniciaba la rebelión contra el gobierno de la República. El triunfo parcial del golpe desencadenó la Guerra Civil.
España: la Guerra Civil
El 17 de julio de 1936, la insurrección militar se inició en Melilla. Desde allí se extendió los días posteriores. El alzamiento se extendió a la península y los archipiélagos. El alzamiento triunfó en comunidades como Galicia, Castilla y León, Navarra, Andalucía Occidental, Sevilla y Baleares, excepto Menorca. También triunfó en Canarias, donde el general Franco aseguró el golpe en el archipiélago y se desplazó a Marruecos para ponerse al frente del Ejército de África.
El golpe fracasó en comunidades como Asturias, Cantabria, parte de Vascongadas, Cataluña, Levante, Madrid, Castilla-La Mancha, Murcia y la zona oriental de Andalucía. Los mayores fracasos del alzamiento tuvieron lugar en Madrid y Barcelona. La sublevación no tuvo respaldo popular y se basó únicamente en las fuerzas militares. El fracaso momentáneo del golpe llevó a la división del territorio nacional en dos zonas:
La Zona Nacional
Contaba con reservas de ganado y cereal de Castilla y Galicia y las minas de carbón leonesas y de Huelva. Tenía un ejército mucho más preparado, que contaba con divisiones íntegras en Castilla, Galicia y Andalucía, y, sobre todo, contaba con el Ejército de África: la Legión y las tropas regulares.
La Zona Republicana
Contaba con regiones industriales, el trigo de La Mancha y productos de las huertas levantinas. También pudieron disponer de las unidades de oro del Banco de España. Sin embargo, su ejército estaba prácticamente desarticulado: la mayor parte de los oficiales se sublevaron y se tuvieron que disolver muchas de las unidades cuya fidelidad era dudosa.