La Creación del Estado Franquista
Grupos Ideológicos y Apoyos Sociales
Tras la Guerra Civil se estableció en España un régimen autoritario, centralizado y confesional en el que Francisco Franco asumió todo el poder: Jefe del Estado, de Gobierno, de las Fuerzas Armadas y del partido único (FET de las JONS; Movimiento Nacional). Una dictadura personal que se institucionalizó mediante las denominadas Leyes Fundamentales del franquismo. Entre 1938 y 1946 se aprobaron:
- Fuero del Trabajo: Regulaba las relaciones laborales, prohibiendo la huelga y los sindicatos.
- Ley Constitutiva de las Cortes: Estableció una cámara consultiva.
- Fuero de los Españoles: Recogía derechos cuyo ejercicio no garantizaba.
- Ley del Referéndum Nacional: Permitía someter a consulta popular las decisiones del gobierno.
- Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado: Establecía como modelo sucesorio una monarquía autoritaria cuyo rey debía ser propuesto por Franco.
Las Cortes estaban formadas por procuradores designados por el poder: dirigentes de la FET de las JONS, de la Organización Sindical, alcaldes y jerarquía eclesiástica, que formaban un sistema denominado democracia orgánica.
Los pilares ideológicos del franquismo fueron el tradicionalismo, el anticomunismo y el nacional-catolicismo, siendo considerados valores esenciales el catolicismo y el centralismo.
El franquismo contó con los apoyos siguientes:
- La Iglesia: Legitimó la sublevación y la dictadura; el régimen reconoció la confesionalidad del estado, la financiación pública de la Iglesia y el control de la Educación; esta alianza se reforzó con el Concordato de 1953 y se mantuvo hasta el Concilio Vaticano II que alejó a la Iglesia de la dictadura.
- El Ejército: Fue leal a Franco.
- La Falange (desde 1943, Movimiento Nacional): Controló el Ministerio de Trabajo, el sindicato único y varios periódicos.
- La oligarquía económica: La burguesía provinciana, pequeños y medianos propietarios agrarios y la burguesía industrial constituyeron el apoyo social al régimen.
Etapas de la Dictadura y Principales Características
Primer Franquismo (1939-1959)
El nuevo régimen, nacional-sindicalista, comenzó como una dictadura totalitaria dominada por militares y falangistas (Serrano Suñer, Ministro de Exteriores).
En 1943, los germanófilos fueron remplazados por católicos (Martín Artajo, Ministro de Exteriores) y se redujeron los fusilamientos y la simbología fascista. El aislamiento internacional agravó la recuperación económica y situó a la dictadura al borde del colapso.
Consolidación y Desarrollismo (1959-1973)
Tecnócratas del Opus Dei remplazaron a falangistas y militares. Se completó la institucionalización del régimen con dos nuevas leyes fundamentales:
- Ley de Principios del Movimiento Nacional: Definía los principios básicos del franquismo como una monarquía tradicional, católica, social y representativa.
- Ley Orgánica del Estado: Separaba las funciones del Jefe del Estado y del Jefe de Gobierno.
Se promulgaron también la Ley de Prensa e Imprenta (suprimía la censura previa) y la Ley de Libertad Religiosa que reconocía la libertad de cultos aunque mantenía la confesionalidad del Estado. En 1969 Franco nombró a Juan Carlos de Borbón como su sucesor, para mantener tras su muerte la dictadura mediante una monarquía autoritaria.
Crisis del Franquismo (1973-1975)
Franco inició la cesión de poderes nombrando Jefe de Gobierno a Carrero Blanco, asesinado por ETA. Arias Navarro inició una tibia reforma política (Ley de Asociaciones Políticas). La crisis económica aumentó la conflictividad social, y la política represiva alimentó la presión internacional sobre el régimen. Ejército y Falange se mantenían leales. A la muerte de Franco (20/11/1975) el régimen estaba dividido y repudiado internacionalmente.
El Contexto Internacional: Del Aislamiento al Reconocimiento Exterior
Al estallar la II Guerra Mundial, España se declaró neutral, pero los éxitos de Hitler llevaron a Franco a alinearse con el Eje. El rechazo de Hitler a las peticiones de Franco en la entrevista de Hendaya dejaron a España fuera del conflicto, aunque se envió a Alemania voluntarios contra la URSS (División Azul). Tras la II Guerra Mundial, España fue sometida a un duro aislamiento internacional. La ONU rechazó el ingreso de España. En 1950 regresaron los embajadores y en 1953 se firmó el Pacto Militar Bilateral con los EEUU y el Concordato con El Vaticano. El ingreso en la ONU y la visita del presidente Eisenhower confirmaron el fin del aislamiento y el reconocimiento internacional. La pérdida de las últimas colonias (Marruecos, 1956; Guinea, 1968) y la invasión marroquí del Sáhara en 1975 (Marcha Verde) marcaron el final del imperio español.
Política Económica del Franquismo
De la Autarquía al Desarrollismo
Terminada la guerra, España estaba arruinada, endeudada y sin recursos. El régimen optó por una política económica autárquica cuyo objetivo era hacer de España una nación autosuficiente. Ello exigía una intensa intervención económica del Estado, que pasaba por la creación de un sector industrial público a través del Instituto Nacional de Industria (surgen empresas como SEAT, ENDESA), la regulación de los precios y la limitación de las importaciones. Esta política fue nefasta para un país con un secular atraso industrial y con escasas fuentes de energía. No hubo crecimiento económico durante los años 40 y el racionamiento se mantuvo hasta principios de los 50. El riesgo de quiebra llevó a Franco, en 1957, a remodelar el gobierno incluyendo a miembros del Opus Dei (tecnócratas). Los ministros Ullastres (Comercio), Navarro Rubio (Hacienda) promovieron medidas encaminadas a modernizar la economía e integrarla en el entorno europeo. Para ello diseñaron un programa que se apoyaba en dos ejes:
- El Plan de Estabilización (1959): Buscó sanear la economía mediante la contención del déficit (disminuyendo el gasto público), la reducción de la inflación (encareciendo el crédito y congelando los salarios) y el fomento de las exportaciones (devaluando la peseta).
- La liberalización económica: Reducción de los controles estatales sobre la economía (en importaciones, producción, precios, etc.) y apertura de la economía al exterior (atracción de inversiones extranjeras e instalación de empresas extranjeras).
Estas medidas favorecieron el despegue de la economía en los años 60 que dio lugar a un espectacular crecimiento conocido como desarrollismo. Otros factores que también lo explican son la expansión de la economía de Europa Occidental; la existencia de una mano de obra abundante, barata y poco conflictiva procedente del éxodo rural; la instalación de empresas extranjeras atraídas por los bajos costes laborales y fiscales; y el aumento de las divisas procedentes del extranjero a través del turismo y las remesas de los inmigrantes. El desarrollismo fue un elemento legitimador de la dictadura, pero al mismo tiempo, produjo importantes cambios sociales que acabarían por debilitarla.
El desarrollismo tuvo limitaciones:
- No fue suficiente para absorber la demanda de empleo, con lo que cerca de dos millones de españoles emigraron a la Europa industrial (Alemania, Francia, Suiza, Bélgica y Gran Bretaña).
- Los bajos salarios mantuvieron la renta per cápita española por debajo de la de los países del entorno.
- La práctica ausencia de impuestos sobre la renta y el capital provocó la insuficiencia de recursos públicos para crear un estado del bienestar.
- La industrialización, de bajo nivel tecnológico y dependiente del exterior, se concentró en determinadas regiones (Cataluña, País Vasco, Madrid, Asturias, Valencia), generando importantes desequilibrios territoriales.
Para corregir esos desequilibrios regionales entre 1964 y 1975 se pusieron en marcha tres Planes de Desarrollo Económico y Social dirigidos por el tecnócrata Laureano López Rodó. Estos planes ofrecieron a las empresas que se acogieron importantes ventajas fiscales y crediticias. Se implantaron en zonas poco desarrolladas (Polos de Desarrollo: Valladolid, Zaragoza, Huelva, Vigo). Aunque tuvieron cierto efecto en la redistribución de la población y riqueza, no acabaron con los desequilibrios territoriales, dando lugar en muchos casos a empresas poco viables por la dependencia de subvenciones. La crisis del petróleo de 1973 puso fin al desarrollismo, provocando un fuerte aumento de la inflación y el desempleo coincidiendo con la agonía del franquismo.
Transformaciones Sociales: Causas y Evolución
Hasta los años 60 la estructura social era similar a la de principios de siglo: un país rural, dominado por una oligarquía agraria, con una pequeña clase media urbana y la Iglesia como institución más influyente. Una sociedad inmovilista, inspirada en los valores tradicionales católicos: religión, familia, patria y orden. El desarrollismo de los 60 provocó profundos cambios sociales y España pasó a ser un país urbano e industrial. El auge económico y la llegada masiva de turistas alentaron nuevas pautas de conducta que transformaron la sociedad y sus costumbres. Las mejores condiciones económicas favorecieron un notable crecimiento demográfico consecuencia del aumento de la natalidad (Baby boom de los 60) y la caída de la mortalidad.
En cuanto a la distribución de la población activa, aumentó la ocupación en el sector secundario (37%) y los servicios (34%) mientras que la agricultura ocupaba, en 1975, a un 25% de esa población; además, se produjo la progresiva incorporación de la mujer al mercado laboral. Sin embargo, ni la industria ni los servicios pudieron absorber toda la mano de obra disponible, por lo que casi dos millones de españoles emigraron a Europa. En el interior, el éxodo rural despobló amplias zonas rurales en beneficio de áreas industriales de Cataluña o el País Vasco, provocando el ascenso de la población urbana (⅔ del total en 1975).
La expansión urbana se caracterizó por la falta de planificación, causando un crecimiento desordenado, la aparición de ciudades dormitorio, la infravivienda y la degradación de los centros históricos. La clase media urbana se convirtió en el principal soporte del régimen, aceptando la falta de libertades a cambio del bienestar (franquismo sociológico). La Iglesia recuperó peso político y social, pero desde el Concilio Vaticano II se distanció notablemente del régimen. Aunque el franquismo puso la educación al servicio de los valores tradicionales bajo el control de la Iglesia, se produjo la universalización de la enseñanza primaria y, en su etapa final, un notable crecimiento de la enseñanza media y universitaria. Los modos de vida y la mentalidad cambiaron por la influencia de los turistas europeos y la difusión de la televisión. El nivel de vida mejoró y apareció la sociedad de consumo: los salarios subieron, se generalizaron el teléfono, la nevera, la lavadora, el 600, las vacaciones, la cultura del ocio. Poco a poco se produjo una relajación y un alejamiento respecto de los valores tradicionales y una aceptación, por parte de los más jóvenes, de las modas y hábitos que llegaban de fuera.