La Revolución de 1868: El Fin del Reinado de Isabel II
La crisis económica y la política represiva provocada por los últimos gobiernos de Isabel II, finalizaron con el levantamiento de Cádiz el 17 de septiembre de 1868. El almirante Topete encabezó el movimiento con el grito de “¡Viva España con honra!”.
Entre las causas del levantamiento se encontraban:
- El descrédito de la monarquía, cada vez más reaccionaria.
- La penetración del ideario democrático de mayor tolerancia y secularización religiosas.
- La crisis agraria y financiera de 1866.
Todo ello produjo un clima de conspiraciones en las que participaron desde los carlistas a los demorrepublicanos, pasando por progresistas y sectores de la familia real. Los enfrentamientos entre los sublevados y las tropas fieles a la reina culminaron el 28 de septiembre con la batalla de Alcolea, donde el general Serrano derrotó a los realistas. El día 29, Isabel II abandonó España y se formó un gobierno provisional presidido por el general Serrano, con el general Prim y Sagasta como ministros.
El Gobierno Provisional y la Constitución de 1869
El gobierno provisional tomó medidas inmediatas, como obligar a devolver las armas a las Juntas Revolucionarias formadas durante la revolución. En diciembre de 1868, decidieron convocar elecciones por sufragio universal para unas Cortes Constituyentes. Eran las primeras elecciones con sufragio universal y ganaron los progresistas y demócratas.
Las Cortes comenzaron la elaboración de una nueva constitución, la de 1868, cuyas características principales eran:
- La soberanía nacional reside en la nación.
- Establece una monarquía parlamentaria y democrática.
- Existen dos cámaras legislativas: Senado elegido mediante listas de compromisarios y Congreso elegido por sufragio universal.
- Reconoce los derechos y libertades individuales.
- Reconoce la libertad religiosa, pero se mantiene la dotación de culto y clero.
Tras la aprobación de la Constitución de 1869, se formó la Regencia presidida por Serrano.
Búsqueda de un Rey y Breve Reinado de Amadeo I
La Constitución de 1869 había previsto un régimen monárquico. Hasta que se eligiera un rey que sustituyera a Isabel II se constituyó una Regencia, la de Serrano. La muerte de Prim truncó al gobierno acometer reformas constitucionales y no pudo elegir un monarca.
La mayoría de revolucionarios se declararon contrarios a la dinastía borbónica pero partidarios de la monarquía. Las Cortes votaron en noviembre de 1870 la elección como monarca del duque de Aosta con el nombre de Amadeo I.
Amadeo I ocupó el trono desde enero de 1871 hasta febrero de 1873. El nuevo monarca llegó poco después de haber sido asesinado el general Prim, que se había convertido en su principal valedor en España. Fue un intento fracasado de construir un régimen monárquico democrático en la España del siglo XIX. El rey trató de adecuarse a la Constitución, pero tuvo que enfrentarse a la inestabilidad política y a la fuerte oposición social. En poco más de dos años se celebraron tres elecciones generales y hubo seis gobiernos diferentes.
Dificultades del Reinado de Amadeo I
Las elecciones en marzo de 1871 dieron la victoria a la coalición gubernamental, que se dividió pronto entre constitucionalistas y radicales.
- El Partido Constitucionalista de Sagasta tenía una línea política moderada.
- El Partido Radical (Ruiz Zorrilla) se consideraba el más genuino representante de la Constitución del 69.
Entre las razones de la separación, además de motivos personales de los líderes, se encontraban la abolición de la esclavitud en las colonias, la separación de la Iglesia y el Estado o la política económica.
Amadeo I tuvo que hacer frente a la oposición de distintos grupos:
- La nobleza y el clero repudiaban a un monarca extranjero e hijo de quien había terminado con el poder temporal del Papa tras la unificación italiana.
- La oposición de los republicanos, descontentos con la monarquía como forma de gobierno. Estos protagonizaron varios movimientos insurreccionales en los que se pedía el reparto de tierras o la supresión del impuesto de consumos.
- El movimiento obrero español se expandió por la península. La revolución parisina provocó un debate parlamentario que terminó en la declaración de ilegalidad de la Primera Internacional en España.
- La Iglesia se consideró agraviada por los decretos del gobierno provisional.
- Los monárquicos alfonsinos combinaron la acción política legal con la conspiración.
- Los carlistas defendían la legitimidad de Carlos VII.
Durante el reinado de Amadeo I hubo dos importantes conflictos:
- La Guerra Larga de Cuba: Comenzó en 1868 y terminó con la Paz de Zanjón en 1878. Los insurrectos rechazaban su condición de colonia, denunciaban la opresión económica y pedían la participación en el gobierno de la isla. Se trató de una guerra colonial entre Cuba y la metrópoli. Fue un conflicto civil interno entre los criollos cubanos y los españoles residentes allí. Tuvo una dimensión internacional debido al apoyo de EEUU a los insurrectos. Las elevadas pérdidas humanas y materiales la convirtieron en un motivo de descontento que aumentó la inestabilidad del origen.
- La Segunda Guerra Carlista: Comenzó en 1872 y afectó a buena parte del país. Su líder fue el pretendiente Carlos VII y sus lemas fundamentales eran la defensa de la religión católica y de la legislación foral en los territorios vasco-navarros. La guerra concluyó en 1876 con la abolición de los fueros. Gracias a la presión de los liberales fueristas en 1876 se estableció el Concierto Económico, según el cual se fijaba el cupo con el que los territorios vascos debían contribuir a las arcas del Estado. Este sistema ha estado vigente desde entonces hasta la actualidad, salvo durante la dictadura franquista.
La Primera República (1873-1874)
Las Cortes aprobaron la proclamación de la I República el 11 de febrero de 1873. Fue un periodo caótico de constantes sublevaciones y rebeliones, derivadas de la poca aceptación del sistema republicano. Casi todos los partidos monárquicos y liberales rechazaron la República y a los 15 días se produjo el primer intento de golpe de estado.
El primer presidente fue Estanislao Figueras, que convocó elecciones que fueron ganadas por los federalistas y se iniciaron los trabajos para realizar la nueva Constitución de 1873. Esta Constitución establece en España una república federal dividida en 17 estados federados y en la que los municipios eran las células fundamentales del estado. La Constitución establecía 2 cámaras elegidas por sufragio universal. Había 4 senadores por cada estado. Además se creaba un Tribunal Supremo, formado por 3 jueces por cada estado.
El Cantonalismo y la Caída de la República
La organización territorial de la República provocó la aparición en julio de 1873 del cantonalismo, un movimiento que pretendía convertir a las ciudades en estados independientes. Es una mezcla del anarquismo con el federalismo mal entendido.
La insurrección cantonal comenzó el 12 de julio de 1873 en Alcoy y el 18 de julio se produciría el levantamiento de Cartagena. Esta insurrección se extendió a muchas ciudades del centro y del sur como Valencia, Almansa… y facilitó la descomposición del país por lo que provocó la dimisión de Pi y Margall.
Fue nombrado presidente Nicolás Salmerón, que realizó un giro a la derecha y dio poderes extraordinarios al ejército para terminar con el cantonalismo. Se restableció la pena de muerte y se suprimieron todos los cantones, excepto el de Cartagena.
En septiembre de 1873, Salmerón presentó su dimisión al negarse a firmar 2 sentencias de muerte. Fue nombrado presidente Emilio Castelar, cuyo lema era: “orden, autoridad y gobierno”. Castelar obtuvo poderes extraordinarios de las Cortes. Suspendió sus sesiones durante varios meses y reclutó 80.000 hombres, restableciéndose los quintos. Además, obtuvo un crédito extraordinario de 500 millones de pesetas y pudo derrotar a los cantonalistas y a los carlistas.
El 2 de enero de 1874 se reunieron las Cortes y hubo una moción de censura y el gobierno fue derrotado. Castelar dimitió y cuando se estaba votando un nuevo presidente, tropas del general Pavía ocuparon Madrid y entraron en el Congreso. Se formó un gobierno presidido por el general Serrano que duraría hasta diciembre de 1874 (República de Serrano).
El Problema de Marruecos: Del Desastre de Annual al Desembarco de Alhucemas
En 1917 comenzó la Guerra de Marruecos, que adquirió especial relevancia política con el Desastre de Annual de 1921. Era un problema de política exterior que tuvo también efectos muy directos sobre la política interior española y en especial sobre uno de los problemas de la época: el excesivo protagonismo del ejército en la política.
El mantenimiento de un imperio colonial en África fue una solución de recambio, bien vista por el ejército y apoyada por el rey, aunque nunca bien aceptada ni por las fuerzas políticas de izquierda ni por la opinión pública.
El estallido de la Semana Trágica en Barcelona comenzó con la oposición popular al envío de tropas a Marruecos. Ceuta y Melilla estaban compartidas con Francia, que detentaba la principal responsabilidad en el protectorado del reino de Marruecos. Los límites territoriales se establecieron en la Conferencia de Algeciras y en posteriores acuerdos bilaterales con Francia.
El Desastre de Annual (1921)
La fase más aguda del conflicto bélico se desarrolló en los años finales de la Restauración, cuando España decidió efectuar la ocupación de los territorios del Rif, que dominaba Abd el-Krim. En una serie de operaciones terrestres desencadenadas desde Melilla para ocupar la zona del Rif, tuvo lugar el Desastre de Annual en el que las tropas rifeñas no solo derrotaron totalmente a las tropas españolas, con grandes pérdidas materiales y más de 12.500 muertos.
La derrota militar desencadenó importantes consecuencias políticas. El centro del debate fue la exigencia formulada por los liberales y por socialistas como Prieto, de establecer responsabilidades políticas. El gobierno acordó instruir un informe, el Expediente Picasso, que acusaba de negligencia a mandos militares entre los que estaban algunos generales como el comisario de Marruecos. La dilucidación de responsabilidades políticas estaba siendo estudiada por una comisión parlamentaria, que debería entregar un informe en octubre de 1923. La llegada de la dictadura de Primo de Rivera la interrumpió.
El Desembarco de Alhucemas (1925)
La cuestión marroquí generó un amplio debate:
- Los africanistas defendían a toda costa la presencia de España en África.
- Los abandonistas eran partidarios de que, dada la impopularidad y el costo de la guerra, era aconsejable un abandono del territorio marroquí.
Primo de Rivera defendía de forma sistemática las tesis abandonistas. La situación cambió a partir de 1924, cuando Primo de Rivera asumió el papel de alto comisario en Marruecos. La alianza militar de España y Francia, que posibilitó la operación militar del Desembarco de Alhucemas (septiembre de 1925) con la que se logró dividir la zona rifeña en dos partes y derrotar a Abd el-Krim, quien se entregó a Francia. En 1927 había concluido la Guerra de Marruecos, lo que proporcionó gran popularidad al régimen de Primo de Rivera.