El proceso de hominización en la Península Ibérica. Nuevos hallazgos.
El Homo Erectus sería el primer homínido en abandonar África y llegar a Europa, hace un millón de años. Los primeros restos humanos en la Península se remontan a hace más de 800.000 años, y corresponden a los localizados en el yacimiento de Atapuerca (Burgos). Pertenecientes al género conocido como Homo Antecessor, una especie de pre Neandertal. Hace unos 100.000 años, el Homo Antecessor dio paso al hombre de Neandertal u Homo Neanderthalensis. Hace 30.000 años, una nueva colonización procedente de África tuvo como protagonista al Homo Sapiens Sapiens u hombre de Cromañón, responsable de la aniquilación de los Neandertales. Este último ya era un ser humano con rasgos físicos semejantes a los actuales.
Pueblos prerromanos. Colonizaciones históricas: fenicios, griegos y cartagineses
En el suroeste peninsular se desarrolló la civilización de Tartesos. En la zona mediterránea y meridional se asentaban los Íberos. Tenían una economía agrícola-ganadera y practicaban el comercio y la minería. Produjeron un arte muy refinado cuyo mejor ejemplo es la Dama de Elche. En el centro y el oeste estaban los Celtíberos. Su economía era agrícola y ganadera. Tenían pueblos fortificados (Numancia). En el aspecto artístico destaca la cultura de los verracos (Toros de Guisando). En el norte vivían los galaicos, astures, cántabros y vascones. Eran pueblos muy atrasados en los que el peso de la agricultura era escaso.
Su propósito era económico: buscaban metales y otros productos. Los fenicios llegaron en el siglo IX a.C. Fundaron diversas colonias, entre las que sobresalió Gades (Cádiz), en el 800-750 a.C. Los griegos fundaron colonias en el litoral mediterráneo a partir del siglo VI a.C. Destacan Emporion (Ampurias) y Rhode (Rosas). Los cartagineses crearon colonias muy activas como Ibiza o Cartago Nova (Cartagena).
Estas colonizaciones aportaron nuevos cultivos como el olivo y el esparto. También trajeron innovaciones como el torno de alfarero, la acuñación de monedas, el alfabeto e importantes restos artísticos.
La pervivencia del legado cultural en la cultura hispánica
La romanización supuso la plena integración de la sociedad hispana en el conjunto del mundo romano. Por este proceso, los pueblos indígenas fueron asumiendo la cultura romana. En el proceso de romanización podemos distinguir varios aspectos:
- El latín se impuso como lengua común.
- El derecho romano (leyes, concepción del Estado…)
- La religión. Primero la politeísta y, posteriormente, en el siglo I el cristianismo se difundió por el Imperio Romano e Hispania.
El proceso de romanización llegó a su máxima expresión cuando el emperador Caracalla extendió la ciudadanía romana a todos los habitantes libres del Imperio (siglo III). Hispania fue una de las provincias del Imperio más romanizadas.
También hubo importantes filósofos como Séneca y grandes escritores como Quintiliano y Marcial.
Las invasiones bárbaras. El reino visigodo: instituciones y cultura.
Tras la caída del Imperio Romano de Occidente, los visigodos establecieron su reino en la Península Ibérica durante el siglo V, en Toledo como capital.
Leovigildo fue el artífice de la unidad política de la Península, bajo el dominio de los visigodos. Dos pasos posteriores fueron clave en el proceso de integración entre la población visigoda y los hispano-romanos:
- Conversión al cristianismo del rey Recaredo y el pueblo visigodo en el III Concilio de Toledo (589)
- Publicación por Recesvinto del Liber Iudiciorum o Fuero Juzgo (654).
La institución fundamental de gobierno era la Asamblea de los hombres libres, en la que residía el poder del reino, que era otorgado a un rey (monarquía electiva). Nunca se logró establecer una monarquía estable.
Los monarcas tenían una comitiva de clientes a los que daban protección y sustento. Los poderes del rey eran amplios: juez supremo, jefe del ejército…
El rey gobernaba con la ayuda del Officium Palatinum, en el que intervenían dos órganos de gestión: el Aula Regia o Consejo del Rey, y los Concilios de Toledo, que colaboraban con los reyes en tareas legislativas y asuntos de gobierno.
Formaban parte del Officium los condes. También participaban los grandes funcionarios territoriales y militares: duques provinciales, comités civitates y gardingos. Con respecto a la cultura, destaca San Leandro (siglo VI), creador de una escuela en Sevilla para la enseñanza del trivium y el quadrivium.
San Isidoro fue autor de tratados de Física y Cosmografía y, sobre todo, de las Etimologías, donde recogió todo el saber de la antigüedad.
Evolución política: conquista musulmana
La conquista de la península se debe a la rápida expansión del islam y a la crisis interna del reino visigodo. Un ejército bereber dirigido por Tariq cruzó el estrecho de Gibraltar (711) y pocos meses después derrotó a Don Rodrigo, el rey visigodo. Tariq formó un nuevo ejército junto con Musa y se dirigió a Toledo y después a Zaragoza.
Entre los años 711 y 718 los musulmanes lograron el control de todo el territorio peninsular, excepto el norte de la franja cantábrica.
Su avance se frenó en la batalla de Poitiers (732) frente a los francos. Se establece el emirato dependiente (714-756) con Córdoba como capital, dirigido por un emir que dependía del califa de Damasco.
En el año 756, Abd al-Rahman I, descendiente omeya, huyó de la matanza y, atravesando el norte de África, llegó a Al-Ándalus, proclamándose emir en el 756 y formando el emirato independiente de Córdoba (756-929). En el siglo X el emirato sufre una crisis hasta la llegada de Abd al-Rahman III, proclamándose califa y creando el califato de Córdoba (siglo X).
Tras su muerte le sucede su hijo Al-Hakam II, época de paz con los cristianos y, al morir, el poder pasa a Almanzor, que logró un gran poder político y militar en forma de dictadura, dando lugar a la inestabilidad y descomposición política que dio fin al califato en 1031.
La crisis del siglo XI: reinos de Taifas
Tras morir Almanzor, el califato entra en un periodo de decadencia y con una guerra civil hasta su desaparición.
Surgieron unas 30 taifas enfrentadas entre sí, por lo que eran bastante débiles y los cristianos lo aprovecharon para avanzar en su conquista.
Algunas de estas taifas pagaban tributos o parias a los cristianos para seguir siendo independientes.
Cuando el rey Alfonso VI conquistó Toledo, las taifas pidieron ayuda a los almorávides, quienes unificaron Al-Ándalus y acabaron con las parias.
Su dominio se desintegró hacia 1140 con el ataque de los almohades y surgieron nuevas taifas.
A mediados del siglo XII los almohades cruzaron la península derrotando a los cristianos en Alarcos, pero fueron derrotados en las Navas de Tolosa por Alfonso VIII.
Tras la toma de Sevilla por los cristianos, solo quedó el reino nazarí de Granada, que perviviría hasta 1492, terminando la conquista de todo el territorio peninsular.
Organización económica y social
El mundo islámico tiene un grado alto de urbanización y una agricultura orientada al mercado.
La agricultura desempeñó un papel destacado. Los procedimientos de explotación se basaban en grandes propiedades. Los principales productos fueron la trilogía mediterránea (cereales, vid, olivo) y, para las zonas más fértiles, se desarrolló el regadío. La ganadería estable era la ovina y la cría caballar.
En las minas continúan las explotaciones hechas por los romanos. En la artesanía destacan por los productos de lujo (oro, plata y piedras preciosas) y la fabricación de vidrio y armas.
El comercio alcanza una notable importancia en Al-Ándalus y las principales zonas comerciales eran los mercados.
Se utilizaban el dinar de oro y el dirhem de plata. Se explotaban productos de lujo y agrarios y se importaban materias primas, armas y esclavos.
La organización social era muy heterogénea. Estaban los musulmanes, formados por árabes, bereberes, sirios y musulmanes; los mozárabes, que eran cristianos que habitaban en territorio musulmán conservando su religión y costumbres; y los judíos, que eran cultos, conocían las lenguas árabes, eran una minoría muy importante en Al-Ándalus y vivían en juderías.
El legado cultural
Al-Ándalus adopta la lengua árabe como vínculo de comunicación, ya que se impuso desde el principio como lengua oficial y de uso general. Mozárabes y muladíes continuaron usando el latín, que evolucionaría en lenguas romances.
Las influencias de la religión afectaban a todas las actividades, a los pensamientos y a la moral de los creyentes.
Desde mediados del siglo IX el califato conoció un esplendor cultural y Córdoba se convirtió en un centro cultural de primer orden, desarrollándose diversas disciplinas científicas.
Al-Ándalus fue vía de transmisión a Occidente de la ciencia griega y parte de la hindú.
Con la caída del califato se produce un declive político.
Con los almorávides y los almohades se impone un mayor rigor e intolerancia religiosa; sin embargo, cabe destacar a musulmanes como Averroes y Abenzoar.
El reino nazarí de Granada recuperó una gran actividad cultural con Ibn Zamrak, cuyos poemas decoran los muros de la Alhambra.