Centralización y Uniformidad
Los primeros Borbones españoles, Felipe V y Fernando VII, asumieron la tarea de unificar y reorganizar los diferentes reinos peninsulares a través de los Decretos de Nueva Planta. Impulsaron la organización político-administrativa de Castilla a los territorios de la Corona de Aragón, con la excepción de Navarra y el País Vasco. La Nueva Planta abolió las Cortes de los diferentes reinos y las juntó todas en las Cortes de España, centradas en Castilla. El monarca estaba por encima de cualquier institución. Su labor era auxiliada por las Secretarías, parecidas a los actuales ministerios. Los secretarios eran nombrados y sustituidos por el rey. Para la reorganización del territorio crearon demarcaciones provinciales. La aportación del nuevo modelo administrativo fue la introducción del cargo de intendente, que era una persona que dependía directamente del rey y gozaba de grandes poderes, y su misión era la recaudación de impuestos.
Otro punto que llevó a cabo Fernando VII fue la reorganización de la hacienda por la cual se estableció un impuesto directo e incluía todas las clases sociales (privilegiados, etc.). Gracias a este impuesto se vieron beneficios muy pronto y se intentó aplicar a toda España, pero las fuertes resistencias de los privilegiados impidieron su expansión.
Obra Legislativa Gaditana
- Decreto de abolición de los señoríos jurisdiccionales.
- Decreto de reforma de la hacienda (1811): Se establece una contribución extraordinaria de guerra.
- Decreto de desamortización de los bienes eclesiásticos (1812).
- Decreto de abolición del Santo Oficio de la Inquisición (1813).
Dentro de los principios del liberalismo económico encontramos:
- Decreto de traspaso de la propiedad privada de realengos y baldíos (1813).
- Decreto sobre la libertad de cerramientos, arrendamientos y usos agrícolas de las tierras.
- Decreto sobre la libertad de industria (1813).
- Decreto sobre la libertad de contratación en campos y fábricas.
- Supresión de los mayorazgos inferiores a 3.000 ducados anuales (1813).
- Decreto de disposición o venta de los »bienes nacionales».
El Problema Sucesorio de Fernando VII
En 1830, el nacimiento de una hija del rey, Isabel II, parecía garantizar la continuidad borbónica. La Ley Sálica implantada por Felipe V impedía el acceso al trono a las mujeres, pero Fernando VII derogó la ley mediante la Pragmática Sanción.
Los carlistas se negaron a aceptar la nueva situación. En 1832, presionaron fuertemente al monarca, gravemente enfermo, para que repusiera la Ley Sálica, para meter en el trono al hermano, Carlos Isidro. Alrededor de este, se agrupaban las fuerzas más partidarias del Antiguo Régimen y opuestas a cualquier forma de liberalismo.
María Cristina fue nombrada regente durante la enfermedad del rey y formó un nuevo gobierno de carácter reformista. En 1833, Fernando VII muere reafirmando en su testamento a su hija de 3 años como heredera del trono, y nombrando como gobernadora a María Cristina hasta la mayoría de edad de Isabel.
La Constitución de Cádiz y el Manifiesto de los Persas (Problema y Contexto Histórico)
El problema histórico del primer tercio del siglo XIX reside en el enfrentamiento entre los partidarios de mantener el Antiguo Régimen, es decir, la monarquía absoluta, la sociedad estamental y el régimen señorial; y aquellos otros, defensores de la implantación del liberalismo político y económico.
La España de comienzos del siglo XIX estaba representada por la monarquía borbónica de Carlos IV, monarca absoluto atemorizado por el estallido de la Revolución Francesa. Napoleón pretendía aislar a Inglaterra. Godoy, el valido de Carlos IV, odiado por la alta nobleza, realizó una serie de alianzas sucesivas con Francia, convirtiendo a España en enemiga de Gran Bretaña. En 1808, las tropas francesas entran en España y estalla el conocido Motín de Aranjuez, que lleva a la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando VII. Napoleón obligó a Carlos y a su hijo Fernando a ir a Bayona y abdicar allí de sus respectivos derechos en beneficio de su hermano José, nombrado Rey de España.
El Estatuto de Bayona pretendía acabar con el Antiguo Régimen en España. Un alzamiento popular contra la presencia francesa da inicio a la Guerra de la Independencia. Quienes colaboraron con José I fueron llamados afrancesados, mientras que la mayor parte de la población se opuso a la invasión. En Cádiz, diputados absolutistas, ilustrados y liberales redactaron la primera Constitución Española. La Constitución promulgada en 1812 consagró por primera vez una declaración de derechos individuales, entre los que destacan la igualdad jurídica ante la ley, el derecho a la propiedad privada, la libertad de imprenta, la inviolabilidad de los domicilios, la abolición de la tortura o la igualdad fiscal, y se consagró la división de poderes.
En 1813, Napoleón, acuciado por los problemas de sus tropas en el frente ruso, decide firmar la paz con España (Tratado de Valençay) y reconocer a Fernando VII como monarca legítimo. Antes de atravesar la frontera y llegar a Madrid para jurar la Constitución, intenta sondear los apoyos que tiene y se dirige a Valencia. Se volvía así a implantar la monarquía absoluta, la sociedad estamental y el régimen señorial. Se abría el periodo conocido como Sexenio Absolutista.
Tres Años (Trienio Liberal)
Nacieron las dos tendencias del liberalismo: los partidarios de modificar el texto gaditano y atraerse a las élites del Antiguo Régimen, y los liberales exaltados, que consideraban a la Constitución de 1812 y su contenido como conquistas sagradas e intocables. Una nueva década de absolutismo (Década Ominosa) precede a la sucesión al trono de Fernando VII, quien deja dos hijas, Isabel II una de ellas. La Ley Sálica obligó a Fernando a derogarla para asegurar la herencia del trono a su hija. Se abrió así un conflicto dinástico entre los seguidores de Isabel II y los partidarios de Carlos María Isidro, hermano del rey. Entre 1836 y 1837, accede al poder el sector del liberalismo progresista (tras el amotinamiento de la guarnición de La Granja) con Mendizábal a la cabeza, que se encargó de desmantelar las instituciones del Antiguo Régimen.