La Restauración Borbónica (1874-1923): Cánovas del Castillo y el turno de partidos. La Constitución de 1876
La Restauración Borbónica: Tras el fallido intento democratizador del sexenio (1868-1874) comienza un largo período de la Historia Contemporánea de España conocida como la Restauración, porque se restaura la monarquía borbónica, con Alfonso XII, hijo de Isabel II. Para ello, tras el golpe de Estado del General Pavía contra la Primera República, Cánovas del Castillo consigue la adhesión de las élites, las clases medias y el Ejército, que, en el Manifiesto de Sandhurst defiende una monarquía liberal, parlamentaria, en una España centralizada y católica. Este período abarca desde 1875 hasta 1923, e incluye los reinados de Alfonso XII (1875-1886) y de Alfonso XIII (1886-1923), con un interregno, la regencia de María Cristina de Habsburgo durante la minoría de edad de Alfonso XIII (1886-1902).
Se caracteriza por la consolidación del régimen constitucional-parlamentario, dominado por una burguesía oligárquica basada en un capitalismo fundamentalmente agrario, y que no fue auténticamente democrática, aunque en 1890 se incluyó el sufragio universal masculino.
El sistema político de Cánovas del Castillo
Este sistema político fue ideado por Cánovas del Castillo (unionista pragmático, líder del partido alfonsino durante el sexenio democrático); el mismo se basaba en tres pilares:
- El ejército: Estaba supeditado al poder civil, para evitar los pronunciamientos militares, pues uno de los objetivos de Cánovas fue pacificar el país, lo que consiguió terminando la tercera guerra carlista y la guerra de Cuba.
- La Corona: Se convirtió en árbitro de la vida política y Jefe del Ejército. Actuaba en un sentido inverso a la auténtica democracia, pues era el Rey quien designaba al Jefe del Gobierno, que debía obtener luego el apoyo de las Cámaras.
- El turno pacífico de partidos: Significaba que los conservadores y los liberales se alternaban pacíficamente en el Gobierno, sin excluirse entre sí: los conservadores constituían una derecha moderada, liderada por el propio Cánovas del Castillo, con el apoyo de unionistas y católicos tradicionales. El partido liberal estaba más a la izquierda, con Sagasta como líder y con el apoyo de las clases medias. En realidad, tanto Cánovas como Sagasta eran conservadores, centralistas, constitucionalistas y defensores de la propiedad privada.
El turno de partidos comienza en 1881, cuando Alfonso XII llama a gobernar a Sagasta; a la muerte de Alfonso XII en 1886 Cánovas y Sagasta se reúnen en El Pardo, y aseguran el sistema de alternancia pacífica de ambos partidos, que se mantuvo incluso después de la muerte de ambos (Cánovas en 1897, Sagasta en 1903).
El falseamiento electoral y el caciquismo
El éxito de este sistema se debió al falseamiento de los procesos electorales, corrupto y manipulado, que utilizando el caciquismo, el pucherazo y el encasillamiento, aseguraban el gobierno a uno de estos dos partidos dinásticos, excluyendo al resto.
La Constitución de 1876
Fue promulgada el 30 de junio de 1876 por Práxedes Mateo Sagasta y fue la base de la Restauración borbónica. Se mantuvo en vigor hasta 1923. Sus principales características son:
- La soberanía es compartida entre el Rey y las Cortes.
- El poder legislativo es compartido entre las Cortes y el rey, pudiendo este último vetar leyes y disolver las cámaras.
- La Corona tiene el poder ejecutivo, pudiendo nombrar al jefe de Gobierno y los ministros.
- Las Cortes son bicamerales, con un senado formado por designación real y un congreso elegido por sufragio directo masculino.
- El poder judicial tenía la potestad de aplicar las leyes en los juicios y los jueces se elegían mediante un examen.
- Los derechos y deberes de los ciudadanos están limitados por las leyes ordinarias.
- No se pronuncia respecto al tipo de sufragio -en principio censitario- ni tampoco respecto al tipo de sistema electoral, hasta el año 1890 en que pasa a ser sufragio universal masculino.
- Establece también un Estado confesional católico, si bien se toleran otras religiones siempre que la respeten.
- Los ayuntamientos y diputaciones provinciales están gubernamentalmente centralizados.
El problema de Cuba y la guerra entre España y Estados Unidos. La crisis de 1898 y sus consecuencias
Los Gobiernos de la Restauración trataron de mantener lo que quedaba del maltrecho imperio de Ultramar y conservar las últimas fuentes de ingresos y de prestigio, pero en 1898 se perdieron definitivamente aquellos territorios, y España quedó sumida en una profunda crisis política y moral.
La primera guerra de Cuba (1868-1878), conocida como «guerra de los diez años»: fue una guerra independentista liderada por Céspedes con el grito de Yara (10-10-1868). Terminó con la Paz de Zanjón de 10 de febrero de 1878. Los cubanos esperaban a la Administración española la amnistía de los participantes, la representación política de la isla en las Cortes y su participación en el gobierno de la isla y la abolición de la esclavitud. Se formaron dos partidos: el autonomista (por cubano) y la Unión Constitucional. Sólo Sagasta, proclive a introducir mejoras en la isla, llegó a concretar, en 1888, la abolición de la esclavitud. Por lo demás, España mantuvo un régimen de «cuasi monopolio comercial» en la isla. En 1891 Cánovas impuso aranceles proteccionistas frente a los Estados Unidos que compraban el 90% de la producción de azúcar, y prohibió la entrada de productos que no fueran españoles, por lo que la tensión fue en aumento. El presidente norteamericano Mc Kinley amenazó con dejar de comprar el tabaco y el azúcar, y España temió un nuevo brote nacionalista que ahora contaría con el apoyo norteamericano, como así sucedión. La gran insurrección se produjo en 1895, dirigida apor José Martí. Al grito de Baire se inició un levantamiento generalizado hasta La Habana . Cánivas envió un ejército al mando del general Martínez Campos, pro no consiguió controlar la rebelión y fue sustituido por el general Weiler, que trató duramente a los rebeldes. Pero los soldados españoles no estaban preparados para el clima ni para el tipo de guerra, sufriendo muchas bajas por enfermedades tropicales. En 1897, tras el asesinato de Cánovas, el nuevo gobierno de Sagasta destituyó al general Weiler y nombró al general Blanco, que inició una política de concociliación para mantener la soberanía y evitar el conflicto con Estados Unidos; a tal fin decretó la autonomía de Cuba, el sufragio universal masculino, la autonomía arancelaria, la igualdad con los peninsulares, pero estas medidas llegaron tarde y se rechazaron por los cubanos. España declaró unilateralmente el fin de las hostilidades. La guerra de Filipinas se produjo paralelamente desde 1896, aunque los intereses económicos y la presencia militar española eran muy inferiores. El líder independentista Rizal inició el levantamiento. El general español Polavieja mató a Rizal. El general Primo de Rivera promovió una negociación que consiguió una pacificación momentánea. Pero los Estados Unidos ya habían fijado con anterioridad su área de expansión en el Caribe y el Pacífico. Mc Kinley había realizado proposiciones de compra de la isla de Cuba a España y apoyó a los insurgentes enviándoles armas. Ldeclarar la guerra se produjo por el estallido del Acorazado Maine en el muelle de la Habana en abril de 1898. Estados Unidos culpó a España, a la que dio un ultimátum para que abandonara la isla. España negó su responsabilidad en el caso del Maine y rechazó el ultimátum. La flota de guerra española se perdió en Santiago de Cuba y en Cavite, por lo que la guerra concluyó con la Paz de París, por la que España se comprometió a abandonar Cuba, Puerto Rico y Filipinas, además de ceder Hawaii; por otra parte, vendió a Alemania las islas Carolinas y Marianas, en el Pacífico. La crisis de 1898: A pesar de la envergadura de la crisis y de su significado simbólico, las repercusiones inmediatas fueron menos graves de lo esperado: económicamente se reformó la Hacienda, aumentando la presión fiscal.
Políticamente la restauración sobrevivió asegurando la continuidad del turno de partidos dinásticos y la Corona, aunque comenzaron las ideas regeracionistas. Maura y Canalejas se vieron apoyados por las clases medias y por intelectuales como Joaquín Costa. Se mantuvo el proteccionismo, que defendía sobre todo los intereses económicos de la industria catalana. 6.1. La Restauración Borbónica (1874-1902): Cánovas del Castillo y el turno de partidos. La Constitución de 1876. La Restauración Borbónica: Tras el fallido intento democratizador del sexenio (1868-1874) comienza un largo período de la Historia Contemporánea de España conocida como la Restauración, porque se restaura la monarquía borbónica, con Alfonso XII, hijo de Isabel II. Para ello, tras el golpe de Estado del General Pavía contra la Primera República, Cánovas del Castillo consigue la adhesión de las élites, las clases medias y el Ejército, que, en el Manifiesto de Sandhurst defiende una monarquía liberal, parlamentaria, en una España centralizada y católica. Este período abarca desde 1875 hasta 1923, e incluye los reinados de Alfonso XII (1875-1886) y de Alfonso XIII el período comprendido entre 1886 y 1923, con un interregno, la regencia de María Cristina de Habsburgo durante la minoría de edad de Alfonso XIII (1886-1902). Se caracteriza por la consolidación del régimen constitucional-parlamentario, dominado por una burguesía oligárquica basada en un capitalismo fundamentalmente agrario, y que no fue auténticamente democrática, aunque en 1890 se incluyó el sufragio universal masculino. Este sistema político fue ideado por Cánovas del Castillo (unionista pragmático, líder del partido alfonsino durante el sexenio democrático); el mismo se basaba en tres pilares: el ejército, la Corona y el turno pacífico de partidos. El Ejército estaba supeditado al poder civil, para evitar los pronunciamientos militares, pues uno de los objetivos de Cánovas fue pacificar el país, lo que consiguió terminando la tercera guerra carlista y la guerra de Cuba. La Corona se convirtió en árbitro de la vida política y Jefe del Ejército. Actuaba en un sentido inverso a la auténtica democracia, pues era el Rey quien designaba al Jefe del Gobierno, que debía obtener luego el apoyo de las Cámaras. El turno pacífico de partidos significaba que los conservadores y los liberales se alternaban pacíficamente en el Gobierno, sin excluirse entre sí: los conservadores constituían una derecha moderada, liderada por el propio Cánovas del Castillo, con el apoyo de unionistas y católicos tradicionales. El partido liberal estaba más a la izquierda, con Sagasta como líder y con el apoyo de las clases medidas. En realidad, tanto Cánovas como Sagasta eran conservadores, centralistas, constitucionalistas y defensores de la propiedad privada. El turno de partidos comienza en 1881, cuando Alfonso XII llama a gobernar a Sagasta; a la muerte de Alfonso XII en 1886 Cánovas y Sagasta se reúnen en El Pardo, y aseguran el sistema de alternancia pacífica de ambos partidos, que se mantuvo incluso después de la muerte de ambos (Cánovas en 1897, Sagasta en 1903. El éxito de este sistema se debió al falseamiento de los procesos electorales, corrupto y manipulado, que utilizando el caciquismo, el pucherazo y el encasillamiento, aseguraban el gobierno a uno de estos dos partidos dinásticos, excluyendo al resto. La Constitución de 1876. fue promulgada el 30 de junio de 1876 por Práxedes Mateo Sagasta y fue la base de la Restauración borbónica. Se mantuvo en vigor hasta 1923. Sus principales características son: 1ª:La soberanía es compartida entre el Rey y las Cortes. 2ª: El poder legislativo es compartido entre las Cortes y el rey, pudiendo este último vetar leyes y disolver las cámaras. 3ª: La Corona tiene el poder ejecutivo, pudiendo nombrar al jefe de Gobierno y los ministros. 4ª: Las Cortes son bicamerales, con un senado formado por designación real y un congreso elegido por sufragio directo masculino. 5ª: El poder judicial tenía la potestad de aplicar las leyes en los juicios y los jueces se elegían mediante un examen. 6ª: Los derechos y deberes de los ciudadanos están limitados por las leyes ordinarias. 7ª: No se pronuncia respecto al tipo de sufragio-en principio censitario- ni tampoco respecto al tipo de sistema electoral, hasta el año 1890 en que pasa a ser sufragio universal masculino. 8ª:Establece también un Estado confesional católico, si bien se toleran otras religiones siempre que la respeten. 9ª:Los ayuntamientos y diputaciones provinciales están gubernamental, or gcentralista