El Reinado de Fernando VII: La Cuestión Sucesoria
Cuando Napoleón pierde la guerra contra España, devuelve el trono a Fernando VII a través del Tratado de Valençay. Fernando VII regresó a España en 1814, en Valencia, donde 69 diputados de las Cortes le entregan el Manifiesto de los Persas, en el cual se condena el liberalismo y se pide el retorno al absolutismo. El decreto era un golpe de estado, que trajo la restauración del absolutismo y la vuelta del Antiguo Régimen, eliminando la Constitución de 1812. Se inicia así el primer periodo absolutista de su reinado.
El Sexenio Absolutista (1814-1820)
Se caracteriza por la crisis económica y política, y el aumento de la oposición al régimen, que se refleja en frecuentes pronunciamientos militares a favor de la Constitución de 1812. Se eliminan las Cortes y se persigue a los liberales y afrancesados. La grave situación económica del país tras la guerra empeoró tras la independencia de las colonias de Hispanoamérica.
El Trienio Liberal (1820-1823)
En 1820, se produjo el pronunciamiento de Riego en Las Cabezas de San Juan, donde el rey tuvo que aceptar las condiciones y juró la Constitución de 1812. El gobierno liberal tuvo que hacer frente a varios problemas, como la petición de ayuda del rey a la Santa Alianza para recuperar el absolutismo y la división interna de los liberales en moderados y exaltados. Fernando VII, gracias a los Cien Mil Hijos de San Luis, acabó con el gobierno liberal, impuso el absolutismo y disolvió las Cortes.
La Década Ominosa (1823-1833)
Fernando VII eliminó las reformas del Trienio Liberal y restableció el absolutismo. Los intentos de sublevación acabaron con el fusilamiento del General Torrijos, lo que llevó a muchos liberales al exilio. Esto provocó el enfado de absolutistas radicales que propusieron a su hermano, Carlos María Isidro, como rey.
El problema sucesorio de Fernando VII fue que no tenía descendencia masculina. Por eso, el rey en 1830, a través de la Pragmática Sanción, pidió la anulación de la Ley Sálica para que su hija Isabel pudiera gobernar. Esto supuso que Carlos María Isidro fuese excluido de los derechos dinásticos.
En 1833 muere Fernando VII y se produce la regencia de María Cristina por la minoría de edad de Isabel. El país se dividió en dos bandos: carlistas, defensores de Carlos, e isabelinos, defensores de Isabel. Así comienza la Primera Guerra Carlista.