La Revolución Rusa: Del Zarismo al Comunismo

El fin del Zarismo

A principios del siglo XX, Rusia era una monarquía absoluta. El zar concentraba todos los poderes sin límites y se apoyaba en la nobleza, la iglesia y la burocracia para gobernar. Existía un parlamento (la Duma), pero sus poderes eran muy limitados. No había libertades políticas y los opositores eran perseguidos.

La economía agraria, el ferrocarril y las industrias pesadas hicieron que la población obrera creciera. Desde el siglo XIX había oposición al zarismo, con partidos burgueses, campesinos (Kerensky) y obreros revolucionarios. Los obreros estaban divididos en dos grupos: mencheviques y bolcheviques.

La Revolución de 1905

En 1905, el ejército zarista fue derrotado por Japón. Se produjeron disturbios por el descontento con la crisis que había en ese momento. La revolución comenzó el 9 de enero, cuando el pueblo fue al palacio del zar para pedir reformas de gobierno, pero no pretendía destruir el zarismo. Sin embargo, el zar ordenó atacar y mató a gente, ese día se conoce como el Domingo Sangriento.

Las protestas duraron varios meses, los campesinos y obreros se organizaron en soviets, creando un modelo de organización que tuvo gran importancia en el futuro. El zar se vio obligado a hacer concesiones, que se recogieron en el Manifiesto Imperial, pero al final el zar acabó gobernando sin hacer caso al pueblo.

La Revolución de Febrero de 1917

En 1914, Rusia entró en la Primera Guerra Mundial. No estaba preparada para esto y fue derrotada en muchas batallas, lo que creó un malestar en la población. Esto favoreció la represión contra el zar.

La revolución de 1917 comenzó tras una manifestación el 23 de febrero. El 25 estalló una huelga general y el 26 se produjeron motines en cuarteles. El 27 se creó un gobierno provisional, en el que Kerensky era la figura más destacada, y el zar fue obligado a abdicar. Se formaron soviets por todo el país (formando también milicias llamadas Ejército Rojo).

La Revolución de Octubre de 1917

La inestabilidad social no pudo ser atacada por el gobierno provisional, el protagonismo de los soviets fue en aumento y organizaron su primer congreso en junio. Lenin regresó del exilio y en las Tesis de Abril pedía la retirada de la guerra, la redistribución de la tierra, el control de las fábricas, la autonomía para las nacionalidades y la entrega del poder a los soviets.

Los bolcheviques prepararon una insurrección popular en julio, pero fracasaron y Lenin se exilió de nuevo. Al gobierno provisional le dieron un golpe de estado liderado por Kornilov. En octubre, los bolcheviques intentaron derrocar al gobierno y no fracasaron. El 24 de octubre, los soviets se apoderaron de los puntos estratégicos de la capital. El Gobierno provisional cayó tras el asalto al Palacio de Invierno.

Después de esto, se hizo el Tratado de Brest-Litovsk que repartió la tierra entre campesinos pobres.

La Guerra Civil y el Comunismo de Guerra

En el año 1918, la revolución había triunfado. Partidarios del zarismo intentaron acabar con la revolución por la fuerza. El país quedó dividido y enfrentado por los contrarevolucionarios (Ejército Blanco) y los bolcheviques (Ejército Rojo). Los contrarevolucionarios tenían ayuda de las potencias extranjeras que se oponían al nuevo régimen político por temor a que se extendiera.

La guerra civil duró tres años y terminó con la victoria de los bolcheviques debido a la labor de Trotsky. Para abastecer el frente y las ciudades se instauró el Comunismo de Guerra, que consistió en la nacionalización de la industria, la colectivización del campo y requisas de grano a los campesinos.

Lenin rompió el estado liberal burgués y lo sustituyó por la dictadura del proletariado, los demás partidos estaban prohibidos. Esto causó descontento popular, se produjeron revueltas pero el gobierno reprimió con violencia (la más importante la sublevación de los marineros de Kronstadt).

La NEP

La revolución sobrevivió a costa de pérdidas materiales y humanas. En 1921 nació una nueva política económica (NEP) que quería reconstruir la economía. Dejaba a los agricultores cultivar y vender libremente, libre comercio interior y se permitió la propiedad privada de pequeñas y medianas empresas industriales. El estado dejó bajo su control los transportes y el comercio exterior, la banca y grandes empresas.

La URSS: Un nuevo estado

En 1922 nació la URSS, era una federación de repúblicas. Se trataba de un estado plurinacional y multiétnico. En 1923 se elaboró una constitución que establecía que las repúblicas tenían autonomía política interna, organización judicial, enseñanza, sanidad y lengua. También podían abandonar la unión.

El órgano supremo legislativo era el Soviet Supremo, este nombraba al Presidium cuyo presidente era el jefe de estado y al Consejo de Comisarios del Pueblo. En 1924 el estado soviético normalizó sus relaciones exteriores y numerosos países lo reconocieron.

La URSS y el internacionalismo

Lenin pensaba que era necesario extender la revolución. En 1919 se creó la Tercera Internacional y se invitó a países para crear partidos comunistas. Estos, siguieron el modelo del PCUS: modelo de partido muy centralizado y poco democrático.

El ascenso de Stalin

Lenin murió en 1924. La dirección del partido y del Estado pasó a ser ejercida por un reducido grupo de dirigentes, entre ellos surgieron luchas continuas, en las que fue imponiéndose Stalin, que había sido nombrado Secretario General del PCUS en 1922.

Stalin quería abandonar la idea de revolución mundial por el socialismo en un solo país. Es decir, concentrar esfuerzos en fortalecer la revolución del PCUS.

Stalin implanta una dictadura totalitaria

En 1929, Stalin acaparó todos los poderes con una dictadura personal. Utilizó tres medios para hacerlo: el culto a la personalidad, el refuerzo del poder del partido comunista y el terror.

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