La Guerra Civil Española (1936-1939): Causas, Desarrollo y Consecuencias

La oposición a la República Reformista

En 1931 la oposición de derechas era muy débil y estaba desarticulada, sin embargo, las medidas del gobierno atacaron frontalmente a grupos de poder que fueron organizando una fuerte oposición conservadora entre 1931-33. La oposición también vino de la extrema izquierda

·Oposición izquierda:

Los anarquistas eran enemigos de cualquier tipo de estado, por lo que no participaron ni colaboraron con la república. Se dividió en dos:

  • Pacifista o sindical que basaba su acción en la huelga (CNT). Esta línea estaba representada en los años 30 por Ángel Pestaña y era partidaria de respetar la legalidad republicana..
  • Radical y violenta representada por la FAL. En 1927 se creó la FAI sociedad secreta que reclutaba a los componentes más duros y radicales de la CNT. La FAI fue la principal institución de agitación anarquista ante la que la República actuó con dureza ..Lo que más descontento a los anarquistas fue el retraso en la aplicación de la Reforma agraria. En su defecto se proclamó el Comunismo Libertario y los campesinos andaluces empezaron a ocupar tierras espontáneamente. Una de las consecuencias fue el de los Sucesos de Casas Viejas donde los campesinos ocuparon tierras, asaltaron el ayuntamiento y atacaron el Cuartel de la Guardia Civil. La represión de la Guardia Civil fue desproporcionada matando a varios anarquistas. Como consecuencia de esto el movimiento obrero dejó de apoyar al gobierno

·Oposición de derecha:

Oposición social:

  • Parte del ejército se opuso a la reforma militar de Azaña y al estatuto de Cataluña por afectar a la unidad de España. De este modo, volvieron los pronunciamientos militares. El caso más importante fue el golpe del general Sanjurjo en Sevilla (verano 1932). Se trató de un golpe precipitado y falto de coordinación que solo triunfó en Sevilla, teniendo que enfrentarse a los sindicatos. El golpe fue sofocado por las fuerzas de orden público. A pesar de eso la reacción del gobierno fue poco enérgica (no lo condenaron a muerte) por no enfrentarse frontalmente al ejército.
  • La iglesia (Cardenal Segura) se opuso a la República por la reforma educativa y la Ley de Divorcio.
  • Los grandes terratenientes se vieron perjudicados por la Reforma Agraria y se opusieron a la república

Oposición política:

  • CEDA .Pretendía conquistar el poder por medios democráticos.
  • Derecha Monárquica y Antirrepublicana: Pretendía acabar con la República con un golpe militar y convertirla en una Monarquía Autoritaria. Estaba formada por el Partido Carlista, el Partido Tradicionalista o Renovación Española de Calvo Sotelo.
  • Extrema Derecha de tipo fascista: Representada por las

Conclusión:

El Bienio Reformista fue un intento de modernizar España por parte de la izquierda desde una vía reformista (democrática y social-democrática) y no revolucionaria. Sin embargo, estas reformas (religiosas, educativas, militares, autonómica, laborales y agrarias) atentaban contra los intereses de la oligarquía y la tradición española que se organizó políticamente para afrontarlas

Frente Popular

En 1935, el gobierno radical-cedista continuó con su política de rectificación de las reformas republicanas y colocó a militares reaccionarios en puestos claves, en un contexto de inestabilidad. La crisis definitiva se dio al estallar dos escándalos de corrupción del Partido Radical: el estraperlo (sobornos para la explotación de una ruleta trucada) y el asunto Nombela (pagos irregulares a una naviera). Así, Lerroux dimitió y Zamora le confió el gobierno a Portela Valladares, quien convocó elecciones para el 16 de febrero de 1936.

En estas elecciones se pudo ver la polarización de la vida política española que surgió con la huelga revolucionaria de octubre de 1934 entre los partidarios de una dura presión de los sublevados y quienes reclamaban su amnistía. Estos segundos formaron el Frente Popular, una amplia coalición republicano-socialista que buscaba retomar la obra legislativa del gobierno de Azaña de 1931-1933.

Por otro lado, la derecha no formó un frente único, algo poco recurrente en la Historia de España. Mientras que la CEDA estableció pactos puntuales con republicanos radicales, los monárquicos alfonsinos y los carlistas formaron el Bloque Nacional, liderado por José Calvo Sotelo, de ideología ultraconservadora que defendía un Estado similar al fascista.

Las elecciones dieron al triunfo al Frente Popular, sobre todo en las grandes ciudades y las provincias del Sur y de la periferia. Sin embargo, Azaña formó un Gobierno integrado únicamente por republicanos de izquierda. Se puso en marcha el programa del Frente Popular gracias al cual Companys volvió a presidir la Generalitat. Pero el Gobierno no logró estabilizar la situación política. Las organizaciones sindicales acentuaron las huelgas y aceleraron la ocupación de tierras por campesinos mientras se ponía en marcha la Ley de la Reforma Agraria de 1932. La violencia callejera se traducía en atentados y enfrentamientos y ataques e incendios de edificios religiosos. Ante todo esto, Zamora fue sustituido como presidente de la República por Azaña quien llamó a Casares Quiroga, que formó gobierno de republicanos.

A la inestabilidad política se le debe sumar que desde las elecciones, sectores de la derecha (Gil Robles, Calvo Sotelo, Primo de Rivera, Mola) llegaron a la conclusión de que sólo un golpe militar podría evitar lo que consideraban una inminente revolución socialista. La descoordinación entre los golpistas llevó a que Mola tomase el mando de la conspiración desde Pamplona, bajo el nombre de El Director. El golpe militar fracasó ya que se precipitó a raíz del asesinato de Calvo Sotelo, oficial de la Guardia de Asalto. Este hecho acabó por decidir a Franco, hasta entonces dubitativo, a participar en la sublevación y tras protagonizar la rebelión de Marruecos del 17 de julio, ante la cual el primer ministro de la República Casares Quiroga mantuvo su política de inactividad, convirtió la Guerra Civil en un hecho.

Evolución de la España Republicana

Tras el golpe de estado del 18 de julio, y el consecuente comienzo de la guerra civil, se van a configurar en España dos estados bien diferentes: por un lado el republicano, legal pero muy dividido internamente y que se irá debilitando poco a poco hasta la derrota final; por otro, el estado franquista generado tras el golpe, fuerte y progresivamente unificado bajo un mando único en la persona de Franco.

Para la República los primeros momentos tras el golpe fueron de desorden y caos, ya que el golpe supuso la desarticulación del Estado republicano. La dimisión del gobierno de Casares Quiroga, y seguidamente de Martínez Barrio que alberga los mismos recelos de Casares Quiroga para entregar armas al pueblo, obliga a Azaña a confiar a José Giral, de Izquierda Republicana, la formación de un nuevo gobierno, que desde el primer momento tuvo que hacer frente a un problema doble, por un lado a la rebelión militar y la guerra, y por otro a la revolución social, que tras la ruptura de las estructuras del poder político llevaron a cabo los sectores más radicales de las organizaciones y sindicatos obreros, una vez que contribuyeron de manera decisiva a parar el golpe especialmente en las ciudades (Madrid y Barcelona). Fue el propio fracaso parcial del golpe el que acabó propiciando la tan temida revolución obrera.

Para los republicanos, socialistas y comunistas del PCE, era prioritario ganar la guerra, lo que exigía un gobierno fuerte que impusiera disciplina y orden en el ámbito militar, y que controlara la economía para asegurar el avituallamiento de la población. Pero, por el contrario, para los anarquistas de la CNT, la FAI y el POUM (Partido Obrero Unificado Marxista, de inspiración troskysta) había llegado el momento de la añorada revolución. A partir de ese momento se formaron Juntas populares y Comités que procedieron a la colectivización de tierras y expropiación de industrias en la retaguardia, mientras las columnas anarquistas de milicianos partían al frente. Una de ellas, la famosa “columna Durruti” (dirigente anarquista), formada por unas 3.000 personas entre hombres y mujeres, partió de Barcelona a finales de julio. También en Barcelona, se constituyó el Comité Central de Milicias Antifascistas, que trataron de organizar todo este movimiento. En la práctica, el idealismo de la colectivización y de la abolición de la propiedad privada, chocó con la dureza de una economía de guerra, sometida a la inflación, el desabastecimiento y el encarecimiento de los productos necesarios.

En medio de esta tesitura tan compleja y ante el avance militar de los sublevados, Azaña considera fundamental reorganizar y fortalecer el Estado, por lo que en septiembre de 1936 manda formar gobierno a Francisco Largo Caballero, dirigente del PSOE. Su gobierno aglutina una coalición formada por republicanos, nacionalistas vascos y catalanes, comunistas e incluso algún miembro anarquista (entre ellos Federica Montseny, la primera mujer ministra en la historia de España). Su objetivo prioritario era recuperar el control de las milicias que estaban actuando por su cuenta en la represión de todos los sospechosos de simpatizar con el golpe de estado (el conocido como “terror rojo”), y unificar el poder político para dirigir la guerra. Y además organizar la economía de guerra, pues a pesar de contar con las industrias e importantes zonas mineras y agrícolas, la desorganización había provocado problemas serios de abastecimiento a la población. Para ello llevó a cabo cambios en la estructura económica y social nacionalizando los sectores básicos (CAMPSA y los ferrocarriles), y se incrementó el control estatal sobre industrias y producción agraria. En el ámbito político, se aprobó el Estatuto de Autonomía del País Vasco en octubre de 1936.

Con el avance de las tropas de Franco sobre Madrid en noviembre del 36, el gobierno abandona la capital y se traslada a Valencia. Madrid queda bajo la autoridad de la Junta de Defensa, presidida por el general Miaja.

En el aspecto militar, fundamental para ganar la guerra, los objetivos del gobierno de Largo Caballero eran militarizar las milicias populares de partidos y sindicatos creando el Ejército Popular de la República con mando unificado, y formado por Brigadas Mixtas de unidades del ejército regular y milicianos. Se trataba de restablecer el poder del Estado, disolviendo los poderes locales revolucionarios que se resistían a un mando unificado, en favor de la organización de un ejército regular de la República, sometido a la disciplina militar

Todas estas divergencias internas entre las fuerzas republicanas desembocaron en los graves sucesos de mayo de 1937 en Barcelona, con enfrentamientos armados entre socialistas y comunistas del PSUC y los anarquistas de la CNT, la FAI y el POUM, que causaron más de 200 muertos, y finalizaron con la derrota anarquista y una fuerte crisis del gobierno de Largo Caballero, que presentó su dimisión.

España Sublevada

Tras el golpe de estado del 18 de julio, y el consecuente comienzo de la guerra civil, se van a configurar en España dos estados bien diferentes: por un lado el republicano, legal pero muy dividido internamente y que se irá debilitando poco a poco hasta la derrota final; por otro, el estado franquista generado tras el golpe, fuerte y progresivamente unificado bajo un mando único en la persona de Franco, que se irá consolidando como un estado totalitario, a medida que van ganando la guerra, para terminar de configurarse en la dictadura que perdurará hasta noviembre de 1975, casi 40 años en el poder.

En el transcurso de la guerra civil, lo que va del año 1936 a 1939, la evolución de la zona del bando franquista será muy diferente a la del Estado republicano. En ella, los grupos políticos y sociales que habían apoyado el alzamiento, al igual que los militares sublevados, carecían de un proyecto político común, (carlistas, falangistas, monárquicos) y tampoco un liderazgo definido. Entre los generales protagonistas Mola controlaba el norte, Queipo de Llano Andalucía y Franco Marruecos, por lo que el ejército se convirtió en el eje principal, llevó la iniciativa política y fue el encargado de organizar el nuevo Estado.

Tras la muerte en julio de 1936 del general Sanjurjo en un accidente de aviación en Estoril cuando se dirigía a encabezar la rebelión, se crea en Burgos la Junta de Defensa Nacional (julio 1936), para organizar políticamente las zonas controladas por los sublevados, que “asumía todos los poderes del Estado”. Estaba presidida por el general Cabanellas, el militar más antiguo en el escalafón. Las primeras medidas tomadas fueron la prohibición de partidos políticos y sindicatos, censura de prensa, suspensión de la Constitución y derechos civiles y paralización de la Reforma agraria. De entre esos militares Franco va ganando protagonismo (traslado a la península del ejército de África, éxitos en Extremadura, buenas relaciones con Hitler y Mussolini) y, cuando en septiembre del 36, se plantea la necesidad de un mando único es designado Jefe del Gobierno del Estado y Generalísimo de los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire, desapareciendo la Junta de Defensa a favor de una Junta Técnica del Estado, y trasladando el centro de decisiones al cuartel del General Franco en Salamanca.

El siguiente paso fue la unificación de los grupos y partidos políticos que apoyaron el levantamiento militar, y en abril de 1937 Franco firmaba el Decreto de Unificación que agrupaba a todas las fuerzas políticas que apoyaban el bando nacional, en un solo partido, Falange Española Tradicionalistas y de las JONS, y se proclamaba jefe nacional del partido único, al estilo del fascismo italiano. Sin embargo los sectores carlistas o falangistas que rechazaron la unificación fueron castigados con el destierro o la prisión, entre ellos Manuel Hedilla y Manuel Fal Conde.

Y en enero de 1938 se creó el primer gobierno presidido por Franco, que concentraba en sus manos la jefatura del Estado y la presidencia del gobierno, aunando el poder ejecutivo, legislativo y judicial. A partir de entonces pasó a ser llamado Caudillo de España. El nuevo estado se configura ya como un régimen totalitario con un partido único y un líder, y la nueva legislación se encargó de organizarlo como tal. Defendía un modelo social muy conservador, apoyado y reconocido por la Iglesia católica que convirtió la guerra en una “Cruzada” en defensa de la fe y contra el comunismo.

En el ámbito político se suprimieron las libertades de prensa (censura), la libertad religiosa, política y sindical, los Estatutos de autonomía y se restableció la pena de muerte. En marzo de 1938 se aprueba una de las Leyes Fundamentales, el Fuero del Trabajo, basado en la Carta del Lavoro de la Italia fascista, que sentó las bases del sindicalismo vertical y se prohibieron las huelgas y las reivindicaciones obreras.

El nuevo Estado estableció también un control ideológico. Era claramente confesional, y en consecuencia derogó las leyes del divorcio y del matrimonio civil, estableció el culto religioso en la enseñanza y el ejército, e instituyó una retribución estatal al clero. Esta estrecha relación con la Iglesia dio lugar a una nueva terminología para identificar al régimen, el nacionalcatolicismo

Se elaboró también la Ley de Responsabilidades Políticas de febrero de 1939 con carácter retroactivo hasta octubre de 1934, que facultó a los tribunales mixtos (ejército, poder judicial y miembros de la Falange) para aplicar penas a personas vinculadas a partidos de izquierda, y a todos los que habían colaborado con la República. La sociedad en general adoptó los valores preconizados por la Iglesia, el ejército y la Falange. El objetivo era la consolidación de ese estado totalitario. Un estado con un líder único, exaltado como caudillo, construido sobre la base del ejército y con un partido único, la Falange.

Por lo que respecta a la economía la llamada España nacional contaba en principio con la mayor parte de las zonas agrícolas por lo que no padeció problemas de abastecimiento pero si importantes carencias industriales. Se paralizó de inmediato la reforma agraria restituyendo las tierras a sus antiguos propietarios. El control de la producción fue estricto y contó con la colaboración de propietarios rurales, los empresarios y grandes financieros como Juan March que apoyaron de manera generosa a los golpistas. A nivel internacional recibió ayuda de la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler pagada en dinero y también en materias primas, como el wolframio, mineral necesitado por la industria militar alemana que estaba preparando su maquinaria de guerra para Europa. Tampoco lo tuvo difícil para obtener préstamos del exterior.

Cuando el 1 de abril de 1939 Franco anuncia el final de la guerra, el nuevo estado surgido en el discurrir de esa guerra, figura ya como el marco legal e institucional en el que se va a mover nuestro país a lo largo de los casi cuarenta años de dictadura, en los que Franco no abandonará el poder hasta su muerte en noviembre de 1975.

Guerra Civil: Causas

La Guerra Civil fue el final trágico de las esperanzas de modernización social y política que una parte del pueblo español había depositado en la II República. Asimismo, fue la consecuencia de la radicalización política que se produjo en España durante este periodo. Dicha radicalización se encono debido al enfrentamiento ideológico que se estaba produciendo en Europa en los años 30 por el ascenso de los Fascismos y su previsible enfrentamiento con las democracias occidentales y la URSS comunista.

Las causas

  • Causa externa: Se puede ver como un enfrentamiento entre Fascismo y Comunismo a nivel internacional y la debilidad de las democracias.
  • Causas internas:
    • Enfrentamientos económicos y sociales formados durante generaciones tanto en el campo entre jornaleros y terratenientes como en las ciudades entre industriales y obreros
    • Enfrentamientos religiosos entre una sociedad que aspiraba a la libertad de pensamiento y una iglesia que se resistía a perder su tradicional peso social e ideológico
    • Excesivo peso en la política de un sector del ejército (militares africanistas)
    • Ideologías extremistas como el Fascismo y el Anarquismo incompatibles con otras ideologías democráticas
    • Reivindicaciones nacionalistas frente a una visión unitaria y centralista de España

La causa inmediata fue la conspiración militar cuidadosamente preparada por el General Emilio Mola desde Navarra y otros generales como Queipo de Llano, Yagüe, Goded, Cabanellas, Fanjul… Estos conspiradores militares también contaban con el apoyo de colaboradores civiles como partidos monárquicos (Bloque Nacional de Calvo Sotelo), carlistas, falangistas y sobre todo con el apoyo financiero de Juan March así como ciertos contactos extranjeros. Dicho golpe fracasó en su intentona de tomar el poder en tres días, pero tampoco el gobierno consiguió aplastarlo. Ambos bandos quedaron frente a frente en sus respectivas zonas. Este hecho además de la intervención extranjeras en España contribuyó a convertir el golpe militar en una larga y sangrienta Guerra Civil de tres años

La dimensión internacional del conflicto

La tensa situación europea de entonces (ascenso de los fascismos, virajes hacia la guerra de Hitler y Mussolini) y la actitud de las potencias del momento hacia la Guerra Civil Española contribuyó a recrudecerla y alargarla, pues en lugar de realizar gestiones para paralizar el conflicto la entendieron como un preludio de la inminente guerra mundial

-Apoyos internacionales sublevados

  • Italia y Alemania (Fascistas) apoyaron abiertamente a los sublevados con apoyo financiero y militar directo y temprano. Italia proporcionó muchas tropas, pero estas tuvieron una dudosa utilidad. La ayuda alemana fue cualitativamente superior, sobre todo la aviación con la Legión Cóndor. Las potencias fascistas no solo apoyaban así a un régimen afín, sino que además aprovechaban para probar sus armas en España. La Guerra civil demostró el papel protagonista de la aviación en la guerra moderna como después se demostró en la 2º GM. En este sentido, la aviación alemana, la más moderna tuvo un papel fundamental en el bando franquista.
  • Portugal apoyó a los sublevados. El Estado Novo Portugués cercano ideológicamente al Franquismo apoyó diplomáticamente a los sublevados, les proporcionó voluntarios (viriatos) y sirvió como entrada para el material bélico enviado por Alemania e Italia

El Vaticano dio apoyo moral desde Julio de 1937. Coincidiendo con la declaración de los obispos españoles en favor de Franco, el papa Pío XI reconoció el nuevo régimen franquista lo que influyó en los católicos españoles y de otros países católicos (Irlanda) que consiguientemente apoyaron al Franquismo.

Los regulares marroquíes del Protectorado de Marruecos fueron una cantera de soldados que aportaron al ejército franquista 70.000 hombres

Apoyos militares a la República

  • La República estuvo apoyada por la URSS (aviones, tanques) a cambio de las reservas de oro del estado y de que el PCE tuviera un papel importante en el gobierno. La ayuda soviética se inició en octubre de 1936 y se mantuvo durante toda la guerra, aunque con altibajos. La ayuda que dieron fue superior al oro depositado en Moscú por la república
  • México apoyó a la República con armas, dinero y apoyo diplomático, pero mucho menos que la URSS. También fue uno de los principales destinos de refugiados republicanos tras la guerra.
  • Las Brigadas Internacionales fue importantes en la guerra y sobre todo en la Batalla de Madrid (Brigada Lincoln). Más de 60.000 combatientes voluntarios antifascistas entrenados acudieron desde muchos países para luchar por la República y frenar el ascenso del fascismo.
  • La República fue apoyada por muchos intelectuales y escritores que incluso acudieron a España como Robert Capa, André Malraux, George Orwell o Ernest Hemingway

Neutrales y actitudes ambiguas

  • Francia, Inglaterra y mostraron una actitud ambigua ante la guerra.
  • La SDN se creó en 1919 para resolver pacíficamente los conflictos, sin embargo, cuando estalló la guerra de España ya se había mostrado su inoperancia y estaba en plena crisis. La República intentó que la SDN interviniera contra Alemania e Italia denunciando su participación en la guerra, pero la SDN tardó más de un año en hacer dicha declaración
  • Francia, gobernada por el Frente Popular de León Blum, apoyó a la república (no oficialmente). También mostró muestras de simpatía por la República, sin embargo, por presiones inglesas se vio obligada a no intervenir y cerrar la frontera para que no llegara ayuda militar a la República. Francia compartía así la política de apaciguamiento de Inglaterra porque tampoco quería un enfrentamiento directo con Alemania. Su papel fue actuar de país de acogida de refugiados. Sin embargo, al final de la guerra los refugiados fueron metidos en campos de internamiento cerca de la frontera y muy mal tratados.
  • Inglaterra mostraba más simpatías por Franco, pero se negó a cualquier intervención para evitar que el conflicto español se extendiera y derivara en una guerra europea. Esto se denominó la Política de Apaciguamiento que fue defendida por los políticos conservadores británicos y que pretendía evitar cualquier enfrentamiento con Hitler. Así ocurrió con la Conferencia de Múnich (septiembre 1938) donde el primer ministro británico Chamberlain permitió que Hitler se anexionara los Sudetes con tal de evitar la guerra. También Inglaterra tenía intereses económicos en España (industriales, ferroviarios y mineros) y no veía con buenos ojos que los comunistas se hicieran con el poder en España como había ocurrido en Rusia

Francia e Inglaterra promovieron la Comité de No Intervención en que también tomaron parte Alemania e Italia. El Comité tenía como objetivo evitar que la Guerra de España se recrudeciera y se extendiera por el resto de Europa. Para ello intentó evitar que entraran armas en España, prohibieron el tránsito de armas y bloquearon las costas españolas. Evidentemente, Alemania e Italia incumplieron su compromiso. Ante esto el comité cerró los ojos a pesar de que era evidente que Alemania e Italia estaban apoyando a Franco. La acción de este comité perjudicó a la República. Asimismo, permitió aislar la guerra de España, pero al final con el triunfo de Franco el Fascismo se vio reforzado y envalentonó a Hitler que tuvo aún más motivos para declarar la Guerra Mundial

A EEUU no le preocupaba el avance del Fascismo sino del comunismo en España, por eso estaba más cerca de los franquistas que de la República. EEUU también prohibió la venta de armas a España, pero benefició al bando franquista con los abastecimientos de combustibles de grandes empresas como Ford, GM y Texaco

Conclusión:

Los factores internos tuvieron un peso mayor en el estallido de la Guerra Civil Española que la tensión internacional. Sin embargo, esta fue muy importante en el recrudecimiento del conflicto. Los regímenes fascistas y comunistas apoyaron abiertamente a sus bandos afines mientras Inglaterra, Francia y la SDN optaban por una política de neutralidad y de apaciguamiento que perjudicó más a la República que a los sublevados.

Desarrollo del Conflicto


El fracaso del golpe de estado contra la República en julio de 1936, desembocó en una larga
guerra de tres años. El ejército sublevado tuvo un mando unificado durante todo el conflicto que le
permitió la ofensiva militar constante, aunque tras el fracaso en la toma de Madrid, Franco planteó una
guerra de desgaste en la que se aseguró su propio poder personal. Contaban con buenos oficiales y con
las mejores tropas, que estaban en Marruecos bajo su mando. Pasar esas tropas a la Península era lo
fundamental, para lo que recibió ayuda de alemanes e italianos, que facilitaron el rápido traslado de las
tropas al sur de la península. A comienzos de agosto ya había cruzado el Estrecho el grueso de las tropas,
y estaba dispuesto para su avance hacia el norte, camino de Madrid.
Por el contrario el ejército de la República se vio afectado por la desunión inicial entre políticos y
partidos y sindicatos, lo que provocó su fracaso en las primeras ofensivas militares, aunque mostró una
resistencia tenaz que contribuyó a alargar la guerra. Su idea pasaba por resistir hasta que estallara la
guerra europea y las democracias occidentales colaboraran en la caída del fascismo.
En el aspecto militar, aunque la mayor parte de la flota y de la aviación permanecieron leales, el
gobierno desconfiaba de la mayor parte de la oficialidad de tierra, por lo que optó por disolver el
ejército. El peso de los primeros combates cayó de forma espontánea en las milicias de los partidos
(PSOE, PCE, IR, POUM) y de los sindicatos (CNT, UGT) bajo el mando de sus líderes (Durruti) o militares
leales (general Miaja), quiénes en Madrid y Barcelona se encargaron en un primer momento de frenar
la sublevación. Contando con esta situación se vieron obligados a reorganizar el ejército prácticamente
desde cero.
En el desarrollo de la guerra entre el 18 de julio de 1936 y el 1 de abril de 1939 se pueden distinguir
diferentes fases. Entre julio y noviembre de 1936 se produce el avance de las tropas sublevadas camino
de Madrid. En esta primera fase se desarrolló lo que se conoce como “guerra de columnas” (sistema de
columna de tropas). Desde el primer momento, Franco logró cruzar el Estrecho de Gibraltar con las
tropas de África (la Legión y unidades de marroquíes bien entrenados en la guerra) y enlazar con el
ejército de Queipo de Llano que controlaba desde Sevilla toda Andalucía occidental. En agosto, el
general Yagüe toma Badajoz, y enlazan con el ejército sublevado del norte, al mando del general Mola
(se había apoderado del norte, desde Navarra a Galicia por Castilla-León, pero sin controlar la franja
cantábrica).
El objetivo era conquistar Madrid, y tras liberar Toledo, en octubre se encontraban a las puertas de
la capital, donde se decretó la movilización general para salvar Madrid, y nacieron consignas míticas
como el “No pasarán” o “Madrid, tumba del fascismo”. El 6 de noviembre, comienza el ataque frontal
a la ciudad, y el gobierno republicano de Largo Caballero se traslada a Valencia, quedando la defensa
de la capital en manos del comandante Rojo y una Junta de Defensa presidida por el general Miaja.
Madrid resistió el ataque contnado con la ayuda de las primeras Brigadas Internacionales, los carros de
combate rusos y la columna anarquista de Buenaventura Durruti que llegó desde Barcelona a defender
la capital.
Tras el fracaso en la toma de Madrid, los sublevados optaron por aislar la capital y cortar las
comunicaciones con el este, intento en el que se libraron las batallas del Jarama y la de Guadalajara
donde fueron detenidos por los republicanos, que ya se habían regularizado, con la creación del nuevo
Ejército Popular de la República, y la militarización de las milicias que se habían formado al principio de
la guerra. Por su parte, Franco también militarizó los cuerpos de voluntarios de requetés y falangistas.
E n esta tesitura Franco decide concentrar sus esfuerzos en la zona norte y da comienzo
a una nueva fase entre abril y octubre de 1937, en la que acabarán ocupando el norte entre abril y
octubre de 1937, desplazándose de este a oeste: Guipúzcoa, Vizcaya, Cantabria y Asturias, lo que
supondrá el control de una zona industrial y económica fundamental, y provocará el éxodo de miles de
personas hacia otras zonas republicanas. Señalar el ataque a Vizcaya con un ejército en el que juegan
gran papel la artillería y aviación alemana, cuya Legión Cóndor bombardea la ciudad de Guernica el 26
de abril de 1937, en lo que constituye uno de los primeros bombardeos sobre población civil, y que fue
inmortalizado en el célebre cuadro de Picasso, como símbolo contra la barbarie y el fascismo. El 19 de
junio es tomada Bilbao.
Para contribuir a la disminución de la presión rebelde en el Norte, la República emprende
ofensivas en otros frentes: batalla de Brunete, cerca de Madrid en julio de 1937, y la de Belchite en
Aragón en agosto, pero no puede evitar que Santander sea ocupada en agosto y Asturias, tras duros
combates, caiga en octubre.
La tercera fase se abre a finales de 1937 con el ejército republicano ya definitivamaente
reestructurado con mandos profesionales, la integración de las milicias y de las Brigadas
internacionales, todos ellos bajo el mando del general Vicente Rojo. Intentan tomar la iniciativa y lanzan
una serie de ofensivas, la más importante la batalla de Teruel que supuso la toma de la ciudad para los
republicanos.
La guerra se va a fijar entonces en el frente aragonés-levantino durante muchos meses. Franco
planea y ejecuta una gran ofensiva en el Bajo Aragón, y el 22 de febrero reconquista Teruel. En marzo,
la lucha se traslada a la zona sur del Ebro y en una larga serie de operaciones el ejército de Franco logra
desbaratar completamente el frente de Aragón, ocupando la vertiente sur del Ebro, la Sierra del
Maestrazgo y llegando hasta el Mediterráneo en Vinaroz, el 15 de abril. Al norte del Ebro es
igualmente efectivo el avance hacia el Este, que alcanza a Lérida. El territorio republicano quedaba de
nuevo partido en dos zonas , dejando a Cataluña aislada al norte , y Madrid y Levante al sur.
Franco orienta su ofensiva en la región levantina hacia el Sur, con la intención de llegar hasta
Valencia, pero su avance fue detenido al desencadenar el ejército republicano un ataque en el frente
del río Ebro en julio de 1938, con la esperanza de recuperar territorio y volver a unir las zonas
republicanas.
Así comienza la última fase de la contienda entre julio de 1938 y abril de 1939, centrada en la
batalla del Ebro, la caída de Cataluña y el final de la guerra.
La batalla del Ebro (julio-noviembre de 1938) fue uno de los episodios militares más duros y
sangrientos. El avance republicano tierra adentro en la margen derecha del río ocupó Mequinenza,
Amposta y Gandesa, donde lograron resistir durante unos cuantos meses, durante los que se
enfrentaron unos 250.000 hombres teniendo ambos ejércitos numerosas bajas.
Franco acumula refuerzos en la zona y se lanza a la contraofensiva deteniendo el ataque, con la
ayuda de la aviación alemana e italiana. Tras las duras batallas del otoño, los republicanos se repliegan
en la otra orilla del Ebro, y el ejército de Franco en ocupa Tarragona y cruza el Ebro en su
desembocadura. El día 15 de noviembre, las últimas fuerzas republicanas pasan el Ebro.
El ejército republicano había sido derrotado y Franco decide continuar la ofensiva sobre
Cataluña. En enero de 1939 entraba en Barcelona, más tarde en Gerona. A principios de febrero toda
Cataluña estaba ocupada. El gobierno republicano se exilió en Francia .Con ellos cruzaron la frontera
los miembros de las Cortes republicanas, el gobierno de la Generalitat y el gobierno vasco. La misma
suerte corrieron miles de refugiados republicanos.
En febrero de 1939, Francia y Gran Bretaña reconocen el gobierno del general Franco, y a la
República solo le queda Madrid y la región mediterránea de Valencia a Almería. En marzo de 1939 Azaña
presentó su dimisión como presidente de la República.

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