En el párrafo primero, se establece que esta ley tiene como objetivo dar por terminada la estructura general del Estado construida por algunas leyes anteriores: «Ha llegado el momento oportuno para acabar con la institucionalización del Estado nacional». Y lo hará en los artículos que siguen, siempre siguiendo los principios del Movimiento Nacional ya establecidos, que en realidad son «permanentes» e «inmutables» (artículo 3).
Principales Puntos de la Ley
Artículo 1: El Estado como Reino
Se establece que el Estado español es una institución suprema constituida como reino. La monarquía reaparece, pero dejando en evidencia la influencia de los modelos totalitarios: el Estado es la institucionalización de la nación, y el interés de la nación está por encima de todos los demás.
Artículo 2: Soberanía y Autoridad
Se refiere a la soberanía y la autoridad: «La soberanía nacional es indivisible y no puede ser representada ni cedida», subraya la indivisibilidad del Estado y señala que su «sistema de instituciones se basa en los principios de la unidad de poder». Es decir, identifica la soberanía nacional con la integridad del Estado y no con la legitimación del poder. En relación con ello, se impone la idea del centralismo, renunciando a cualquier distinción. No podemos olvidar que entre las razones por las que nos levantamos contra la II República, estuvo el concepto de autonomía, por considerar que traía consigo la debilidad y el separatismo del Estado.
Artículo 3: Objetivos del Estado
Señala con claridad los objetivos fundamentales de ese Estado: «La defensa de la unidad entre los hombres y entre las tierras de España», es decir, la defensa interna ante el riesgo de separación; «el mantenimiento de la integridad, independencia y seguridad de la nación y todo ello inspirados en los principios del Movimiento y fieles a ellos» por su naturaleza, permanentes e inmutables «, en esta última frase, expresando la persistencia del régimen.
Acumulación de Poderes en la Jefatura del Estado
En los sistemas liberales los poderes se dividen entre las tres instituciones principales: el Parlamento (legislativo), el gobierno (ejecutivo) y los tribunales (judicial). En el franquismo, el Estado es la institución suprema, y en la jefatura del Estado se acumulan todos los poderes. Como en otros fascismos, podemos decir que identifica a la Nación, al Estado y al Partido, y todo a la sombra del líder.
Artículo 6: El Jefe del Estado
«El jefe del Estado es el máximo representante de la nación», enumerando después todos sus poderes, ejecutivo, legislativo, militar, judicial.
Continuidad y Características del Régimen
Como se puede ver, no hay nada nuevo. La idea de la realeza ya se mencionaba en la Ley de Sucesión de 1947, y la acumulación de poderes del líder viene de la guerra y fue confirmada en la Ley de Principios del Movimiento Nacional de 1958.
Artículo 14: Separación de Cargos
Se establece la separación entre el jefe del Estado y el jefe del Gobierno. Sin embargo, Franco debía decidir quién sería el jefe del Ejecutivo y cuándo lo instalaría en el poder. No ocurrirá hasta el año 1973, cuando nombró a Carrero Blanco jefe del Gobierno.
Contexto Histórico del Franquismo
El régimen franquista fue consecuencia de la guerra, el 17/18 de julio de 1936 se produjo la sublevación militar y supuso tres años de enfrentamiento. Una vez finalizada la guerra y vencida por los nacionales, se instauró una dictadura de 40 años que duró hasta la muerte de Franco en 1975.
Las Familias Políticas y el Control de Franco
Franco no tuvo mucha necesidad de estructurar su régimen, pero sí las «familias políticas» que le rodeaban (carlistas, falangistas, demás monárquicos, católicos, militares). Sus intereses eran muy diferentes: los falangistas y algunos militares no querían otra monarquía, mientras que los monárquicos tenían varios pretendientes. En esa discrepancia, la imagen de Franco adquirió cada vez más poder y, aunque algunos no estaban de acuerdo con sus decisiones, todos aceptaron el régimen.
Construcción del Marco Jurídico Franquista
Así, antes de la Ley Orgánica del Estado, la estructura de la dictadura estaba hecha en torno a la figura del Caudillo. De hecho, se formó un marco jurídico a través de diferentes leyes.
Primeros Años del Franquismo (1936-1945)
Durante la guerra Franco dio los primeros pasos para consolidar su poder personal y mantener controladas las discrepancias de los alzados. Por este camino, en 1937, unió a todas las fuerzas políticas en un solo partido, FET-JONS. En 1938 promulgó el Fuero del Trabajo, siguiendo el modelo fascista de encauzar las relaciones laborales: un solo sindicato (el Sindicato Vertical) para acabar con la lucha de clases. El sindicato quedó en manos de los falangistas, impulsores de la idea del nacionalsindicalismo. Durante estos años, la hegemonía del fascismo europeo le dio protagonismo en España.
Posguerra y Consolidación (1945-1966)
Durante la II Guerra Mundial, como consecuencia de la derrota del modelo fascista, Franco promulgó otras leyes para ocultar sus tintes fascistas. Entre estas nuevas leyes, la Ley de Cortes de 1942 o el Fuero de España y la Ley de Referéndum de 1945. También querían reivindicar que en España había un sistema democrático la llamada «democracia orgánica». Más tarde, en 1947, la Ley de Sucesión proclamaba a España un reino católico, social y representativo, pero sin rey. El nombramiento quedaba en manos de Franco (no lo hizo hasta 1969).
En 1958, la Ley de Principios Fundamentales del Movimiento Nacional hizo una recopilación de leyes anteriores, y la Ley Orgánica del Estado que ahora analizamos es seguidora de esos principios políticos básicos.
Continuidad y Características del Régimen
Por lo tanto, esta ley no cambia los principios políticos. Las bases del régimen franquista quedaron asentadas en las leyes hechas en los primeros años y apenas cambiaron durante toda la dictadura: la integridad de España, la defensa del catolicismo, la acumulación de poderes en manos de Franco, el centralismo, el control social a través de la represión o las leyes paternalistas.
Últimos Años del Franquismo y la Transición
En 1969, Franco intentó asegurar la continuidad del franquismo al nombrar oficialmente a su sucesor, Juan Carlos de Borbón. Durante este período, Franco colocó a varias personas leales en posiciones clave del Estado. Carrero Blanco fue nombrado como primer jefe de Gobierno, con Franco aún ejerciendo autoridad hasta su muerte en 1975, a pesar de mostrar signos crecientes de debilidad debido al Parkinson.
En los últimos años del régimen de Franco, hubo una división entre las «familias políticas» en dos bloques: los inmovilistas, que querían mantener el franquismo tal como estaba, y los reformistas, que veían la necesidad de adaptarse para ser reconocidos internacionalmente. Tras la muerte de Franco, el sector reformista pactó con los partidos opositores para llevar a cabo la Transición.
En 1976, bajo el liderazgo de Adolfo Suárez, se promulgó la Ley de Reforma Política, que disolvió el franquismo y abrió la puerta a un sistema de democracia liberal en España.