Durante la Guerra Civil, se comenzó a moldear la configuración del Estado franquista, caracterizado por un sistema personalista en el que Francisco Franco concentraba todos los poderes. Desde octubre de 1936, Franco fue reconocido como Generalísimo de los Ejércitos y Jefe del Estado español por el bando nacional. Tras el fin de la guerra, esta estructura se mantuvo, consolidando una dictadura personal en la que Franco ocupaba múltiples roles: Jefe de Estado, Jefe de Gobierno, líder del único partido político permitido (Falange Española y de las JONS) y máxima autoridad de las Fuerzas Armadas. Se estableció un régimen autoritario que perduró hasta la muerte del dictador en 1975, caracterizado por la represión política, la censura, el control social y la promoción del nacionalismo español. La ideología franquista, inicialmente abiertamente fascista, experimentó cambios tras la Segunda Guerra Mundial.
Similitudes y Diferencias con el Fascismo
Aunque compartía similitudes con regímenes fascistas como el alemán e italiano, presentaba diferencias significativas. Destacaban similitudes como el liderazgo autoritario y el culto al líder, ejercido por Franco con control absoluto sobre el Estado. También promovía un nacionalismo extremo, rechazando el regionalismo y centralizando el poder en Madrid. Se aplicaba un estricto control estatal sobre la sociedad, censurando medios, prohibiendo partidos y reprimiendo la disidencia.
La propaganda, empleada para glorificar al líder y desacreditar a opositores, era una herramienta común. Además, se promovía la militarización de la sociedad, enfatizando la disciplina y el papel del ejército en el Gobierno.
Aunque el franquismo compartía similitudes con los regímenes fascistas alemán e italiano, también presentaba diferencias significativas. A diferencia del nazismo y el fascismo, el franquismo no adoptó una ideología racial ni buscó una expansión territorial agresiva. Además, el papel de la religión, especialmente el catolicismo, fue fundamental en el franquismo, característica ausente en los otros regímenes. La ideología principal fue el nacional-catolicismo, que defendía el catolicismo como eje moral de la sociedad española, la unidad de la patria y era antiliberal, antiparlamentaria y anticomunista.
El Anticomunismo y la Evolución del Régimen
El anticomunismo fue una característica clave del franquismo, especialmente tras la Segunda Guerra Mundial y durante la Guerra Fría. Franco se posicionó como el principal defensor contra la amenaza comunista, lo que ayudó a España a salir del aislamiento internacional causado por su apoyo a las potencias del Eje durante la Segunda Guerra Mundial. El régimen franquista evolucionó para adaptarse a los cambios internos y a la coyuntura internacional, pero mantuvo el control absoluto de Franco sobre los tres poderes del Estado, la ausencia de una constitución formal, la prohibición de partidos políticos excepto Falange y la limitación de derechos y libertades individuales.
Apoyos Institucionales y Sociales del Franquismo
La Dictadura Franquista pudo consolidarse gracias a una serie de apoyos institucionales y sociales.
La Iglesia Católica
El principal apoyo desde el inicio de la Guerra Civil fue el de la Iglesia Católica. El Vaticano apoyó a Franco y reconoció inmediatamente al nuevo Estado. Una vez terminada la Guerra Civil el catolicismo fue la religión oficial del Estado y la Iglesia obtuvo control sobre la educación, capacidad de censura, así como una enorme influencia en la legislación. Dentro de la Iglesia, además del Episcopado como representante de las jerarquías eclesiásticas, hubo dos asociaciones que tuvieron gran influencia en el Estado franquista. En los primeros años la Acción Católica Nacional de Propagandistas (ACNP) que agrupaba a élites sociales influyentes participó activamente en el gobierno, sin embargo, a partir de finales de los años 50 fue más influyente el Opus Dei, institución que se convirtió en uno de los principales grupos de poder del Franquismo.
Ejército, Falange y Otros Apoyos
Junto con la Iglesia, otro pilar del Estado era el Ejército, tanto en funciones militares y policiales como en el propio Gobierno, en el que los militares tuvieron siempre una presencia muy relevante. La tercera institución en la que se apoyó el Franquismo fue Falange Española y de la JONS, que se convirtió en el partido único y contribuyó a dar una estructura política e ideológica al Régimen, así como a controlar la vida social del país a través de sus distintas secciones: Frente de Juventudes, Sección Femenina y sobre todo mediante sus organizaciones sindicales.
Otro respaldo muy importante para Franco fue el de los grandes propietarios de tierras y las burguesías industrial y financiera, élites sociales y económicas del país que desde el inicio de la Segunda República se habían manifestado públicamente en contra de sus políticas. Buena parte de las clases medias rurales y urbanas también apoyaron al Franquismo, identificándolo con orden y bienestar frente a la situación del final de la Segunda República. Además, los monárquicos vieron en Franco una oportunidad de restablecer la monarquía, por lo que también le dieron su apoyo.