Las derechas autoritarias: La sociedad europea sufrió, a comienzos del siglo XX, una serie de acontecimientos que se vivieron como auténticas catástrofes: una larga y cruenta guerra, una revolución y una depresión económica. Muchas personas acusaban al viejo sistema liberal del siglo XIX de haber causado tales catástrofes. Los valores de la razón, el progreso, la educación y la ciencia no habían impedido la guerra. Instituciones como los parlamentos, los gobiernos representativos y las constituciones que garantizaban los derechos y libertades fundamentales, así como las medidas económicas liberales, perdieron vigencia tras la crisis del 29. Durante los años veinte y treinta, movimientos políticos y sociales de derechas, autoritarios, exigían la desaparición del régimen liberal. En ocasiones, las derechas autoritarias organizaron un auténtico movimiento de masas en la línea de los modernos partidos y sindicatos: fueron apoyados por todas las clases sociales y utilizaron la propaganda de los medios de comunicación, así como la violencia e intimidación callejera. En sentido estricto, el fascismo; sus ejemplos más representativos se dieron en la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler.
Rechazo del mundo burgués: El sentimiento de derrota (entre los países perdedores) y la especulación. Muchos reivindicaban el espíritu de comunidad, la camaradería, el heroísmo y la solidaridad que se respiraban en el frente. Se tenía nostalgia de sociedades del pasado, más jerárquicas, y se ensayaban sociedades corporativas dividiendo rígidamente a los grupos sociales según su trabajo o función, al estilo de las corporaciones o estamentos de la Edad Media. Desprecio de la política liberal: Rechazaban la democracia parlamentaria y sus instituciones, considerándola débil para detener la revolución social e imponer el orden y la disciplina en la calle, así como ineficaz para establecer una política económica y social alternativa, capaz de frenar la crisis. El liberalismo y la democracia eran responsables de la derrota y de la decadencia nacional.
Represión del marxismo: Era frecuente que persiguieran, encarcelaran e incluso eliminaran a los militantes de partidos políticos de izquierdas, sindicatos o agrupaciones que consideraban extremistas y subversivos; los comunistas eran sus principales enemigos. La división existente dentro del movimiento obrero favoreció la represión del marxismo. Fuerte nacionalismo: Se combinaba con la xenofobia y el racismo. Perseguían aquello que amenazaba a la unidad nacional y a las memorias culturales que, según ellos, amenazaban la identidad nacional. Militarismo: Los movimientos autoritarios de derecha tendían a apoyarse en los cuerpos armados del estado que, al amparo de la ley, podían ejercer la violencia física. Los militares que apoyaron estos movimientos fueron: el general Franco, el mariscal Pilsudski y el almirante Horthy. Las derechas autoritarias imponían a la sociedad civil valores de carácter militar; muchos militares de las derechas autoritarias eran excombatientes de la Gran Guerra y aceptaban esos valores con facilidad. Utilizaban uniformes y entrenaban milicias propias.
Peculiaridades de los movimientos fascistas: Los movimientos fascistas, como el italiano y el alemán, tenían una característica que los diferenciaba del resto de las derechas autoritarias: eran modernos y se definían a sí mismos como revolucionarios. Pretendían atraer a las masas para construir una nueva sociedad. Sus rasgos son:
- Movilizaban a las masas y se adaptaban con facilidad a la sociedad democrática para atraer a las multitudes y organizarlas en partidos modernos que rivalizaban con los socialistas y comunistas.
- Utilizaban la propaganda y la demagogia para atraer a las masas.
- Erán dirigidos por un líder carismático ajeno a los grupos sociales conservadores; para conseguir el poder utilizaban fondos para lograrlo, eran indiferentes en materia de religión y régimen político, se apoyaban en el ejército, pero sus líderes eran civiles.
- Estaban en contra del libre mercado; más que un sistema ideológico, el fascismo combinaba ideas irracionales. Tenían mitos y creencias en los que depositaban una fe ciega y casi religiosa; el fascismo recogía una serie de prejuicios arraigados en el ser humano desde hacía siglos y los convertía en principios de gobierno.
Regímenes autoritarios y fascistas: Durante la época de entreguerras se volvió en Europa una fiebre antidemocrática.
Las derechas autoritarias: La sociedad europea sufrió, a comienzos del siglo XX, una serie de acontecimientos que se vieron como auténticas catástrofes: una larga y cruenta guerra, una revolución social y una depresión económica. Muchas personas acusaban al viejo sistema liberal del siglo XIX de haber causado tales catástrofes. Los valores de la razón, el progreso, la educación y la ciencia no habían impedido la guerra. Instituciones como los parlamentos, los gobiernos representativos y las constituciones que garantizaban los derechos y libertades fundamentales, así como las medidas económicas liberales, perdieron vigencia tras la crisis del 29. En los años veinte y treinta, movimientos políticos y sociales de derechas, autoritarios, exigían la desaparición del régimen liberal. En ocasiones, las derechas autoritarias organizaron un auténtico movimiento de masas en la línea de los modernos partidos políticos y sindicatos: fueron apoyados por todas las clases sociales y los medios de comunicación. Estos movimientos de masas, en sentido estricto, constituyeron el fascismo; sus dos representativos fueron la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler.
La peculiaridad de los movimientos fascistas: Los movimientos fascistas, como el italiano y el alemán, tenían una característica que los diferenciaba del resto de las derechas autoritarias: eran modernos y se definían a sí mismos como revolucionarios, pretendían atraer a las masas para construir una nueva sociedad. Sus rasgos son:
- Movilizaban a las masas y se adaptaban con facilidad a la sociedad democrática para atraer a las multitudes y organizarlas en partidos modernos que rivalizaban con los socialistas y comunistas.
- Utilizaban la propaganda y la demagogia para atraer a las masas.
- Erán dirigidos por un líder carismático ajeno a los grupos sociales conservadores; utilizaban para lograr sus propios fines para conseguir el poder. Los fascistas eran diferentes en materia de religión y régimen político, porque estaban en contra del libre mercado; más que un sistema ideológico, el fascismo combinaba ideas irracionales. Tenían mitos y creencias en los que depositaban una fe ciega y casi religiosa.
Regímenes autoritarios y fascistas: Se vivió en Europa una fiebre antidemocrática. Pocos países mantuvieron una constitución que permitiese elecciones, prensa y partidos políticos. Solo Francia, Gran Bretaña, Países Bajos, Bélgica, Suiza y los países nórdicos conservaban sus antiguas instituciones liberales. Hubo dos oleadas. Primera oleada: Se produjo en los años veinte, tras la Primera Guerra Mundial, y afectó especialmente a los países del este y sur de Europa. Motivos: el temor a la revolución, el rechazo a los acuerdos de paz, la inestabilidad política de algunos países y el caos social y económico. Destacó el régimen de Antonio de Oliveira Salazar en Portugal, la dictadura de Miguel Primo de Rivera en España y el régimen fascista de Benito Mussolini en Italia; el éxito de Mussolini convirtió al régimen italiano en el modelo para los movimientos fascistas. Segunda oleada: Se produjo en los años treinta; el aumento del desempleo provocó temor general y el apoyo social a las medidas represivas. En Alemania, el régimen de Adolf Hitler logró, mediante su influencia y la invasión de numerosos países, que el fascismo se difundiera en todo el mundo; triunfaron con facilidad y con escasa oposición. La única excepción fue España, donde la Tercera República resistió en 1936 un intento de golpe de estado, lo que dio lugar a la Segunda Guerra Mundial.
La Italia de Mussolini: El ascenso del fascismo: La caída de las instituciones liberales se produjo en 1922. Los factores que propiciaron la ascensión del fascismo son:
- Los deseos de revisar los acuerdos de paz: La paz de París era humillante y no había recompensado al país por el esfuerzo realizado; la inspiración de Italia a ocupar la costa opuesta del Adriático se había frustrado por la creación de Yugoslavia y Albania. Los italianos reivindicaban Fiume, un territorio no integrado que había sido invadido por un ejército de voluntarios italianos en 1919. Benito Mussolini, un exsocialista, abandonó el movimiento obrero y no apoyó la intervención de Italia en la Primera Guerra Mundial. En marzo de 1919, en su programa, el nacionalismo furibundo se combinó con el sindicalismo revolucionario y anticlerical, logrando la atención de muchos excombatientes de la Primera Guerra Mundial.
- La crisis económica y el miedo a la revolución social: La débil economía italiana quedó muy dañada después de la contienda. Los obreros se mostraron muy activos entre 1919 y 1920; los campesinos ocuparon fincas y los sindicatos industriales, fábricas. El movimiento obrero italiano no fue lo suficientemente fuerte para desencadenar una revolución. Empezó el ascenso del fascismo y sus escuadras atacaron violentamente a las organizaciones sindicales y obreras, sobre todo en el campo; ellos suscitaron el apoyo de terratenientes y capitalistas.
- La fragmentación parlamentaria: El sistema electoral italiano favorecía la división del parlamento en numerosos políticos que tenían que llegar a complicadas coaliciones para poder gobernar. El rey Vitorio Manuel III intervenía para encomendar el gobierno, lo que dejaba poco margen de actuación. Mussolini no se conformó con participar en el gobierno; como fuerza, organizó la denominada marcha sobre Roma en 1922, una manifestación masiva de fascistas que ocuparon los principales edificios públicos de la capital y exigieron todo el poder.
La consolidación del régimen fascista: El primer gobierno de Mussolini, con tres ministros fascistas, pronto le otorgó todos los poderes y las milicias fascistas impusieron su ley en las calles. Con una ley electoral hecha a su medida y en un ambiente de violencia y coacción, los fascistas lograron una amplia mayoría en las cámaras, reprimieron la oposición política y social. El diputado socialista Matteotti había denunciado a Mussolini ante el parlamento; fue secuestrado y asesinado. Este gran escándalo fue aprovechado para acabar con la oposición: en 1925 se disolvieron las cámaras legislativas y comenzó la dictadura personal que duró hasta 1945. Los partidos políticos y sindicatos fueron disueltos, y nació el estado totalitario fascista. Se reconcilió con la Santa Sede (Pacto de Letrán 1929).
El estado corporativo-totalitario (1929-1940): Los patronos y obreros fueron agrupados obligatoriamente en corporaciones; en estas instituciones podían negociar bajo la tutela del estado fascista. Se encuadraba a todos los grupos de la sociedad según la actividad, el proteccionismo y las grandes concentraciones empresariales. El fascismo obtuvo el apoyo de los industriales y productores agrarios. En el año treinta, el régimen se volvió más autárquico e intervencionista y aumentó su presencia social con un triple objetivo: proteger a Italia de los efectos de la Gran Depresión, imitar a la Alemania nazi y militarizar al país para intervenir en sucesivas guerras. La crisis de 1929: Alemania fue uno de los países más afectados por la Gran Depresión, que incrementó el malestar social y el desempleo existente y amenazó con arruinar a la temerosa clase media alemana. En las elecciones de 1932, el partido nazi fue el más votado; Hindenburg, un militar conservador que presidía la república, invitó a Hitler a dirigir un gobierno de coalición derechista.
El nazismo en Alemania: Alemania fue vencida en la Primera Guerra Mundial. El régimen surgió tras la derrota, en sustitución del desaparecido Imperio Alemán; era democrático y parlamentario y fue conocido como la República de Weimar. Numerosos problemas permitieron el desarrollo del nazismo: el desorden económico de la posguerra, la debilidad del régimen, la división del parlamento y la crisis de 1929. Las milicias del partido nazi: Tropas de asalto paramilitares creadas en 1920, conocidas por su uniforme de camisas pardas. Se encontraban las SS, policía militarizada diseñada como guardia personal del propio Hitler. Sus miembros rivalizaron con las SA desde su fundación; desde 1934, las SS aumentaron su poder y se encargaron de la seguridad en Alemania y de la administración de los territorios ocupados. Fueron los principales responsables de los campos de concentración y del exterminio judío.
Los nazis en el poder (1933-1945): Hitler, para suprimir la democracia, disolvió el Reichstag y convocó elecciones. Decretó el estado de excepción, una medida que suprimía todos los derechos democráticos e impedía que los partidos políticos hicieran campaña electoral sin que fueran acosados por la policía y por las milicias nazis. Los miembros y diputados del partido comunista fueron encarcelados. Otra medida adoptada por Hitler fue prohibir partidos políticos y asociaciones, excepto el partido nazi y sus organizaciones. Por último, en noviembre de 1933, Hitler…
Características de las derechas autoritarias:
- Rechazo del mundo burgués: El sentimiento de derrota (entre los perdedores) y la especulación. Muchos reivindicaban el espíritu de comunicación, la camaradería, el heroísmo y la solidaridad que se inspiraban en el frente. Se tenía nostalgia de sociedades del pasado, más jerárquicas.
- Desprecio de la política liberal: Rechazaban la democracia parlamentaria y sus instituciones, considerándola débil para detener la revolución social e imponer el orden y la disciplina en la calle, así como ineficaz para establecer una política económica y social alternativa capaz de frenar la crisis. El liberalismo y la democracia eran responsables de la derrota y la decadencia nacional.
- Represión del marxismo: Era frecuente que persiguieran, encarcelaran e incluso eliminaran a los militantes de partidos políticos de izquierdas, sindicatos o agrupaciones que consideraban extremistas y subversivos. Los comunistas eran sus principales enemigos.
- Fuerte nacionalismo: Su nacionalismo se combinaba con la xenofobia y el racismo; perseguían aquello que, según creían, amenazaba a la unidad nacional. Se reprimían a las minorías culturales (judíos, gitanos, etc.) que, según ellos, amenazaban la identidad nacional.
- Militarismo: Los movimientos autoritarios de derechas tendían a apoyarse en los cuerpos armados del estado que, al amparo de la ley, podían ejercer la violencia física. Los militares que lideraron o apoyaron estos movimientos fueron: el general Franco (en España), el mariscal Pilsudski (en Polonia) y el almirante Horthy (en Hungría). Las derechas autoritarias imponían a la sociedad civil valores de carácter militar. Las derechas autoritarias eran excombatientes de la Gran Guerra y aceptaban estos valores con facilidad. Estos grupos también utilizaban uniformes y entrenaban milicias propias para intimidar al resto de la sociedad con desfiles triunfales.