La Guerra de la Independencia Española
Última Fase y Tratado de Valençay
A partir de 1812, la guerra entró en su última fase. Tras la derrota de Napoleón en Rusia, la situación francesa en la Península empeoró, retrocediendo hacia el norte y sufriendo derrotas como Los Arapiles, Vitoria y San Marcial. Esto llevó a la firma del Tratado de Valençay, que puso fin a la guerra y reconoció a Fernando VII como rey de España.
Impacto Demográfico y Económico
Los seis años de guerra provocaron una gran caída demográfica en España, con 250.000 muertos y miles de afrancesados que abandonaron la Península por miedo a las represalias. La economía sufrió graves daños, especialmente en la agricultura y la ganadería. Las industrias se redujeron e incluso desaparecieron algunas. Muchas ciudades quedaron reducidas a escombros.
Diferencias Ideológicas
La guerra también creó una gran diferencia entre los grupos de distintas ideologías. Los defensores del Antiguo Régimen se enfrentaron a los partidarios de la nueva situación política alumbrada por las Cortes de Cádiz.
Las Cortes de Cádiz y el Liberalismo
Planteamiento Ideológico
Paralelamente a la guerra, se vivió un planteamiento ideológico donde se plantearon las teorías liberales. La Regencia del Reino convocó las Cortes, que habían estado inactivas durante casi un siglo. Los diputados se reunieron en Cádiz, representando a los distintos territorios, incluidas las Américas.
Sesiones y Discurso Inaugural
Las sesiones comenzaron el 24 de septiembre de 1810 en la Isla de León (actual San Fernando). El discurso inaugural fue del diputado Muñoz Torrero, quien planteó la necesidad de cambios en la organización del Estado según la ideología liberal: soberanía nacional, división de poderes e igualdad ante la ley.
Reformas Sociales y Económicas
Las reformas sociales buscaban acabar con la sociedad estamental y los señoríos, aboliendo los privilegios señoriales y la Inquisición. En cuanto a la economía, se dictaron normas para liberalizar el comercio y la industria, y se dieron los primeros pasos para las desamortizaciones eclesiásticas.
Constitución de 1812
Todas estas normas y reformas quedaron recogidas en la Constitución de 1812, conocida como»La Pep». Para llegar a ella, las tres ideologías existentes (absolutistas, reformistas y liberales) tuvieron que ponerse de acuerdo, imponiéndose finalmente los planteamientos liberales.
Cádiz: Centro del Liberalismo
A comienzos del siglo XIX, Cádiz era la única ciudad que no había sido tomada por los franceses. Allí, la ideología liberal retumbaba con gran intensidad. La burguesía estaba vinculada al comercio y al negocio del vino. Se publicaban cinco periódicos y había numerosos cafés donde se debatían las ideas políticas.
Acuerdo entre Liberales y Reformistas
Los debates llevaron a un acuerdo entre liberales y reformistas, que resultó en la aprobación de la Constitución española el 19 de marzo de 1812.
Contenido de la Constitución de Cádiz
La Constitución constaba de 384 artículos y definía la soberanía nacional, establecía la monarquía constitucional y la separación de poderes. El Rey conservaba el poder ejecutivo, pero no podía impedir las reuniones de las Cortes. También recogía la igualdad ante la ley, el derecho de sufragio para varones mayores de 25 años y el derecho de reunión.
Confesionalidad y Tradición
La Constitución era confesional, señalando el catolicismo como la religión única. También añadió un elemento tradicional, el respeto de la institución monárquica.
Importancia y Legado
La Constitución de Cádiz es importante por ser el comienzo del constitucionalismo español y del Estado Liberal. Tuvo gran influencia en Europa entre 1812 y 1820, y fue reconocida por algunas naciones que estaban en guerra con Napoleón.
Las constituciones liberales creadas entre 1820 y 1825 tienen su origen en la de Cádiz, y sus ideas fueron la causa de las revoluciones de Nápoles y Piamonte frente al Imperio Austriaco.
Sin embargo, con la vuelta de Fernando VII a España en 1814, se instauró de nuevo el Antiguo Régimen, echando por tierra los avances realizados.