Las Ciudades Europeas
El Auge de las Ciudades
1- Las grandes capitales de Europa crecieron. Este crecimiento acelerado se debió a la emigración de una población campesina, que se veía obligada a abandonar el campo a causa de las transformaciones económicas. Su futuro estaba en el sector industrial o en los servicios, que se encontraban en la ciudad. El ritmo de urbanización de la sociedad europea se aceleró entre 1850 y 1860. La mezcla social y cultural que aportaban las constantes migraciones de gentes de diverso origen y condición, hizo surgir una nueva civilización en las ciudades; surgieron directamente a partir de la actividad industrial. Las viviendas de los trabajadores se apretaban junto a las naves y los edificios industriales, creando barrios populares, con construcciones de baja calidad y escasez de servicios públicos. Pero la ciudad industrial no era el modelo más habitual y significativo en Europa, ya que las concentraciones industriales estaban muy localizadas. Los centros urbanos crecían a partir de antiguas ciudades con actividades y funciones tradicionales de mercado. Así se desarrollaron las grandes capitales (Londres, París, Madrid) o ciudades como Marsella, Milán y Barcelona.
El Caso de Viena
2- Viena es un ejemplo para analizar el crecimiento urbano: en el centro se encontraban el palacio, el imperio y el barrio de la aristocracia. Los barrios residenciales de la burguesía de negocios o profesionales se extendían en un segundo círculo, con sólidos edificios. Los barrios pobres, próximos a las fábricas, en ellos se asentaban los trabajadores de todas partes del imperio de los Habsburgo. Viena no era una ciudad nacida de la revolución industrial, pero los barrios populares con nuevas fábricas rodearon el centro aristocrático y burgués. La ocupación del centro urbano por la burguesía y de los suburbios por los sectores populares y obreros creó necesidades en las ciudades. Estas demandas fueron respondidas con una política de planificación urbanística, con establecimiento de servicios públicos, que atendieron las necesidades de los sectores urbanos burgueses. Se abría, así, una inmensa brecha en la sociedad urbana. Los convecinos, en función del sector social al que pertenecían, estaban separados por todo. A partir de la distinta experiencia que proporcionaban unas condiciones de vida tan extremadamente opuestas, se iban desarrollando identidades sociales o de clases diferenciadas: cultura obrera frente a cultura burguesa. La ciudad fue un escenario para la confrontación social, política y cultural entre las clases acomodadas y la población asalariada. Los trabajadores tenían una capacidad de acción colectiva y las clases dirigentes se veían amenazadas por los barrios de trabajadores.
La Implantación de Servicios Públicos
3- Uno de los cambios más visibles fue la implantación de servicios públicos tan necesarios como costosos: empedrado de las calles, construcción de aceras, construcción de parques y jardines, baños y lavaderos públicos, mercados, etc. Los nuevos transportes urbanos cambiaron la fisonomía y la vida de sus gentes. Los tranvías tirados por caballos fueron sustituidos por tranvías eléctricos en 1870, y el transporte a través de túneles subterráneos apareció hacia 1863 (metro). La nueva ciudad fue el objeto de críticas sociales o estéticas, pero la población continuaba llegando del campo atraída por la vida urbana. Los bancos, las estaciones de ferrocarril, los edificios públicos, el teatro y la ópera eran símbolos que la nueva civilización añadían a las antiguas catedrales y palacios.
Las Clases Sociales
La Burguesía
La burguesía es la clase social que organizó el crecimiento de las ciudades y su planificación. Este grupo se reservó un espacio urbano en el que representaban las manifestaciones más específicas de su identidad cultural.
El Estilo de Vida Burgués
1- El nuevo estilo de vida, el de la burguesía ascendente en el poder y en la economía, dirigía las transformaciones urbanas. Impuso un cambio de costumbres y la aparición de nuevos valores morales y sociales; la nueva sociedad burguesa se iba imponiendo como ideal para unos o referencia inalcanzable para otros.
La Alta Burguesía: Estaba compuesta por industriales y banqueros, grandes comerciantes y empresarios, etc. Gracias al control del poder municipal, dirigían la planificación urbanística, el trazado de calles amplias y rectas en el centro de la ciudad antigua, la expansión urbana en el exterior o el diseño de nuevos barrios. Se construyeron nuevos edificios, reservándose el piso “principal” para su vivienda.
Las Clases Medias Urbanas: Formadas por propietarios de talleres y tiendas, o por empleados en escalas medias de la administración, procuraban imitar la vida y los valores burgueses.
Espacios de Socialización: Las clases acomodadas se relacionaban entre sí en una serie de espacios que definían la nueva sociedad burguesa. Los cafés cambiaron de aspecto a partir de 1850; siguiendo la moda parisina se convirtieron en establecimientos amplios decorados y con comodidades. Eran visitados por la tarde o por la noche, se podía leer el periódico, hacer tertulias, jugar al billar y oír música.
La Casa: La casa era el dominio privado; tanto el exterior como el interior de las casas eran símbolos del nivel social y de los logros adquiridos. El valor supremo de la sociedad burguesa era la propiedad, y la casa tenía entre otras funciones, la de representar la riqueza de sus dueños. El interior contaba con un gran salón para recibir a las numerosas visitas; la familia se ofrecía como espectáculo para sus huéspedes; tenían un mobiliario tapizado, paredes forradas con telas, cuadros, dobles cortinas en los ventanales y papeles pintados, jarrones, alfombras, etc. Contaba con un comedor de uso diario, el despacho del cabeza de familia, las habitaciones de los hijos y el espacio privado. Junto a la cocina, estaban las habitaciones del servicio.
El Vestido: El vestido era expresión de las convenciones y los formalismos característicos de la vida burguesa; estaba concebido para ocultar el cuerpo y para marcar una clara diferencia social con la apariencia externa de las clases populares, urbanos o campesinas. Hasta el final del siglo XIX, la higiene corporal merecía menos atención que el aspecto externo. La burguesía hacía una gran ostentación de ropajes, dejando pocas zonas visibles, los varones añadían chaleco, corbata, pañuelos, dijes y cadenas, que adornaban; y en invierno largas capas. Se generalizó el uso del frac, el lazo, el sombrero y los guantes. El vestido femenino era aún más complicado. Se componía de numerosas prendas y escondía el cuerpo de la mujer; fajas y corsés creaban la imagen de un talle estrecho. Los vestidos largos exhibían lazos, cintas y encajes; las enaguas, medias incluidas, y el vestido exterior. Los sombreros femeninos eran más aparatosos que los masculinos, y podrían ser complementados por mantillas, tules y velos.
La Educación: La educación fue considerada por la sociedad burguesa como el mejor instrumento para reforzar la cohesión social de los nuevos ciudadanos. Se desarrollaron sistemas educativos que regulaban desde la enseñanza primaria hasta la universidad; a finales del siglo XIX más del 85% de la población europea occidental estaba alfabetizada, en España e Italia era solo de un 70%. Se estableció una enseñanza primaria pública y gratuita, se creó el grado de bachillerato y el gobierno estableció planes de estudio uniformes para todos los centros. Las universidades adaptaron sus estructuras a las nuevas necesidades de la sociedad.
El Ocio: El desarrollo de la vida urbana vino acompañado de un redescubrimiento de la naturaleza. Se puso de moda hacer excursiones campestres; el burgués adinerado compraba propiedades y casas rurales para equipararse con la nobleza. A mediados del siglo XIX comenzó la afición por el mar y la montaña; nacieron los primeros clubes de alpinistas, que consiguieron completar el conocimiento de los Pirineos y los Alpes. Se pusieron de moda las playas (Normandía, Costa Azul, Riviera italiana) y los balnearios. La palabra “turista”, del inglés, comenzó a generalizarse y aparecían las primeras guías de viajes.
La práctica de los deportes definió el ideal de la vida burguesa durante el siglo XIX. El fútbol, antes de ser adoptado como deporte favorito de las masas, era practicado por estudiantes de los colegios elitistas o las principales universidades británicas. En 1863 se fundó el English Football Association; el rugby se había inventado ya en 1823; el tenis se inició en Gran Bretaña hacia 1873, y el golf, que ya se practicaba desde el siglo XV, se difundió en la segunda mitad del siglo XIX. Pierre de Coubertin resucitó los Juegos Olímpicos, y en 1903 se corría el primer Tour de Francia.
La Clase Obrera
2- El capitalismo industrial y su sistema de fábricas crearon una nueva clase de trabajadores, unidos por la condición común de disponer de una sola fuente de ingresos: el salario que recibían a cambio de su trabajo. La característica más determinante para la clase obrera y trabajadora era la inseguridad. Sus miembros no sabían cuánto dinero iban a llevar a casa cada semana, ni cuánto iba a durar el trabajo, o cuándo podrían conseguir otro si lo perdían. Una enfermedad, un accidente o una vejez prematura conducían a la mendicidad. Los obreros de las fábricas y de las minas tenían en común, con el amplio número de trabajadores urbanos, su dependencia del salario. Compartían condiciones y formas de vida similares, se hallaban a un paso de la pobreza y un abismo amplio los separaba de la burguesía. La clase obrera alcanzó su pleno desarrollo en Gran Bretaña durante la primera mitad del siglo XIX, y entre 1850 y 1880 suponía ya casi la cuarta parte de la población en los países europeos desarrollados.