GUERRA COLONIAL Y CRISIS DE 1898
INTRODUCCIÓN: FIN DEL IMPERIO COLONIAL Y SUS REPERCUSIONES
A finales del siglo XIX, España pierde Cuba, Puerto Rico y Filipinas por el empuje del nuevo imperialismo norteamericano. Dicha pérdida significa un duro golpe a la opinión pública, acabando en la crisis de 98.
CAUSAS
El estallido del conflicto resultó de:
- La existencia de una política colonial que diera cumplimiento a los compromisos adquiridos por España en la Paz de Zanjón en 1878. La concesión de la autonomía el 1 de enero de 1898 llegaba tarde, por lo que los cubanos solo se conformaban con la emancipación.
- Una nueva distribución colonial facilitando el reparto del mundo entre Gran Bretaña, Francia, Alemania, Japón y EE. UU. El imperialismo norteamericano se fijó en los territorios españoles del Pacífico y Caribe para colocar nuevos mercados por sus excedentes en producción.
LA GUERRA COLONIAL EN CARIBE Y FILIPINAS
Se reanuda la guerra de Cuba en 1895 bajo el grito de Baire ¡Viva Cuba Libre!, después de la aprobación en las Cortes del proyecto de autonomía. Esta fue protagonizada por un grupo de independentistas liderados por José Martí, cerebro de la insurrección y autor del Manifiesto de Monte Cristi. La actitud negociadora de Martínez Campos se convirtió a partir de 1896 en una táctica militar de aplastamiento de la insurrección. Se negó a tomar medidas contra la población civil por lo que solicitó el regreso a la península. Cánovas ni Sagasta querían perder un territorio de buenas expectativas económicas y cuya pérdida significaría en la opinión pública una deshonra, por lo que la única alternativa fue el envío del general Weyler. Este, conocedor de la isla, la dividió mediante largas líneas para evitar el apoyo civil a los sublevados. Se entró así en una guerra larga y dura por el envío de armas, municiones y equipamiento a los independentistas de EE. UU. El retraso de la guerra coincidió con la presidencia del republicano norteamericano William McKinley. En el verano de 1897, McKinley amenazaba con la intervención militar si España no vendía la isla por 300 millones de dólares, oferta que fue rechazada.
El movimiento criollo se desarrolló en Puerto Rico debido al descontento generado por la miseria, analfabetismo y la estructura agraria patriarcal de los cultivadores de café y azúcar, acrecentado por la insurrección cubana del sentimiento independentista puertorriqueño.
La insurrección en Filipinas se generó por el descontento en grupos indígenas con la administración española y con las órdenes religiosas. Dicho descontento derivó hacia unos sentimientos independentistas canalizados por la Liga Filipina, fundada en 1892 por José Rizal, y Katipunan, una organización cuyo programa se reducía a la expulsión de los españoles y órdenes religiosas. La expansión del movimiento independentista se generalizó a partir de 1896 con el envío del general García de Polavieja, quien acabó con el conflicto siendo José Rizal condenado a muerte.
LA GUERRA HISPANO-NORTEAMERICANA
El conflicto comenzó el 15 de febrero de 1898 con el hundimiento del acorazado Maine que fondeaba la bahía de La Habana con la excusa de proteger los intereses norteamericanos en Cuba. La guerra comenzó el 25 de abril con un ultimátum de Norteamérica a España exigiendo la renuncia de la soberanía de Cuba.
La guerra se desarrolló en dos escenarios: el océano Pacífico y el mar de las Antillas. La escuadra española de Filipinas, mandada por el almirante Montojo, fue aniquilada en la bahía de Manila el 1 de mayo por la escuadra del comodoro Dewey. La rendición de Cavite y la generalización del levantamiento filipino serían las consecuencias inmediatas del desastre naval. El dominio de España en el archipiélago se redujo a la ciudad de Manila, que cayó en manos norteamericanas el 14 de agosto cuando ya se había firmado el armisticio.
En cuanto a la escuadra española del Atlántico, salida de Canarias al mando de Cervera con rumbo a Puerto Rico, tuvo que entrar en Santiago de Cuba para proveerse de carbón. Allí quedó fondeada por el bloqueo impuesto por la fuerza naval norteamericana. Así, el desembarco norteamericano en Guantánamo el 6 de junio provocó un enfrentamiento terrestre contra las tropas españolas que no pudieron mantener sus posiciones de Caney y la Loma de San Juan. El 3 de julio fue aniquilada en el combate naval de Santiago. Durante la última semana de julio, las fuerzas americanas desembarcaron en Puerto Rico y ocuparon la isla.
TRATADO DE PARÍS
Fue un dictado de exigencias norteamericanas que España tuvo que aceptar sin réplica. Se firmó el 10 de diciembre de 1898, constaba de 17 artículos, los 3 primeros consagraban el cese de la monarquía española en Cuba; abandono de Puerto Rico y demás islas de las Indias Occidentales. El cuarto fijaba el trato a favor por 10 años para los barcos y mercancías españolas destinadas a Filipinas; el quinto era una cláusula militar para la repartición de prisioneros. Los restantes trataban de problemas de derecho privado, condición de bienes, etc. Los últimos se referían a la temporalidad de la ocupación americana de Cuba y a la cláusula de la rectificación del tratado. Resumiendo, mientras las potencias europeas se repartían el mundo, España quedaba marginada de dicho reparto perdiendo también sus posesiones. El 1 de enero de 1899 el general Castellanos entregó el territorio de Cuba al gobierno de los Estados Unidos, realizando el mismo proceso con Filipinas.
REPERCUSIONES DE LA CRISIS DEL 98
PARA CUBA:
Supuso cambiar de dueño. Estados Unidos la ocupaba militarmente bajo el pretexto de darle las condiciones necesarias para su andadura política en solitario. El 20 de mayo de 1902 la isla obtenía la independencia política, convirtiéndose Tomás Estrada Palma en el primer presidente de la República de Cuba, mediatizada por la injerencia norteamericana.
PARA EE. UU.:
1898 marcó el inicio de una etapa imperialista. En 1903 el problema interoceánico se resolvía con la independencia de Panamá, estableciéndose un dispositivo estratégico norteamericano como potencia mundial durante toda la primera mitad del siglo XX.
PARA ESPAÑA:
El desastre del 98 abrió un debate sobre las responsabilidades de la guerra, el revisionismo político y el regeneracionismo nacional. Un sector de la prensa enardeció la opinión pública, presionando a su vez al gobierno con la guerra, sugiriendo que podía ser ganada.