De la Semana Trágica a la Huelga Revolucionaria (1909-1917)
El Conflicto Colonial de Marruecos:
A España le correspondió el territorio de El Rif, una zona montañosa del norte, con la obligación de pacificarlo y organizarlo. El interés español por esta región venía estimulado por los posibles beneficios económicos, pero sobre todo por el deseo de restaurar el prestigio del ejército, hundido tras el desastre de Cuba, y conseguir que España se convirtiera de nuevo en una potencia colonial. En 1909, los rifeños infligieron una importante derrota a las tropas españolas en el Barranco del Lobo.
La Semana Trágica de Barcelona:
La movilización contra la guerra se inició en el puerto de Barcelona el día 18 de julio. El día 24 se constituyó un comité de huelga, con la participación de republicanos lerrouxistas, socialistas y anarquistas, se hizo un llamamiento a la huelga general para el día 26. Pero esa huelga derivó en una revuelta popular. Un fuerte sentimiento anticlerical que desembocó en el ataque e incendio de más de 80 centros religiosos. Las autoridades respondieron declarando el estado de guerra. Los sucesos violentos fueron controlados el día 2 de agosto. La represión posterior fue muy dura por parte del gobierno de Maura. Se celebraron 216 consejos de guerra que afectaron a 1700 personas y se dictaron 17 condenas a muerte, de las cuales solo se ejecutaron cinco. La represión de la Semana Trágica levantó una oleada de protestas por su virulencia y arbitrariedad. La oposición a Maura, apoyada por las campañas internacionales de denuncia de la represión, bajo la fórmula común «Maura no», consiguió que Alfonso XIII disolviera las Cortes y traspasara el gobierno a los liberales.
El Impacto de la Gran Guerra:
En el verano de 1914, estando al frente del gobierno el conservador Eduardo Dato, se produjo el estallido de la Primera Guerra Mundial, que enfrentó a los llamados Imperios Centrales (Alemania y Austria) con las potencias aliadas (Gran Bretaña, Francia y Rusia). Dato declaró de inmediato la neutralidad española. Al dedicarse gran parte de la producción a la exportación, los precios interiores experimentaron alzas desorbitadas, que no fueron acompañadas de subidas de salarios.
La Crisis de 1917:
En 1917 se produjeron conflictos sociales y políticos en gran parte de Europa. En febrero había caído el zarismo en Rusia y en octubre se producía la Revolución Bolchevique. Provocó una protesta generalizada de carácter antigubernamental en la que se vieron implicados los partidos situados al margen del turno dinástico, los militares y las organizaciones obreras.
La Protesta Militar:
Presentaba un número excesivo de oficiales en relación al de soldados. El fuerte descontento entre los oficiales de baja y media graduación desembocó en la formación de las llamadas Juntas de Defensa, asociaciones de militares, la primera nacida en Barcelona, que se extendieron por la mayoría de las guarniciones peninsulares. Las Juntas reclamaban un aumento salarial y se oponían a los ascensos por méritos de guerra, reivindicando la antigüedad como único criterio. El manifiesto de junio de 1917 culpaba al gobierno de los males del ejército y del país.
La Crisis Política:
El gobierno conservador de Dato había sido sustituido, en 1916, por un gabinete liberal presidido por el Conde de Romanones, que continuó con las viejas prácticas de corrupción política. La Asamblea de Parlamentarios Catalanes, 5 de julio de 1917, exigió la formación de un gobierno provisional que convocase Cortes Constituyentes para reformar el sistema político y descentralizar el Estado. Desde la Asamblea se convocó una reunión de todos los diputados y senadores españoles, pero de los 760 citados tan solo acudieron 71, mayoritariamente catalanistas, republicanos y socialistas. El gobierno prohibió la convocatoria, pero acabó celebrándose el 19 de julio, y fue disuelta finalmente por la Guardia Civil.
La Huelga Revolucionaria:
En 1916 ya se había producido un importante movimiento huelguístico y en marzo de 1917, las centrales sindicales CNT y UGT acordaron firmar un manifiesto conjunto en el que se instaba al gobierno a intervenir para contener los precios bajo la amenaza de convocar una huelga general. La tensión estalló en agosto de 1917, a raíz de un conflicto ferroviario en Valencia, y la UGT, con el apoyo del PSOE, decidió llamar a la huelga general. La huelga tuvo una incidencia muy desigual, porque apenas contó con la participación de los sectores campesinos. La reacción del gobierno fue básicamente represiva: se declaró la ley marcial y se envió al ejército a aplacar el movimiento.
La Descomposición del Sistema (1917-1923)
La Descomposición Política:
Desde 1917 se recurrió con frecuencia a la solución de los gobiernos de concentración. El más relevante fue llamado Gobierno Nacional, impulsado por Maura en 1918, que configuró un gabinete con la participación de los líderes dinásticos, conservadores y liberales, y de los regionalistas catalanes, Lliga Regionalista. Fracasados los gobiernos de concentración, se volvió al turno dinástico: entre 1918 y 1923, el país conoció, en total, a diez cambios de gobiernos, y ninguno de ellos alcanzó un año de vida. Los conservadores gobernaron entre 1919 y 1922 y después de nuevo los liberales.
Conflictividad Obrera y Pistolerismo:
Los años que siguieron a la Primera Guerra Mundial fueron de gran conflictividad en toda Europa. En España, el final del conflicto europeo propició un cambio brusco de las condiciones económicas: la producción descendió, aumentó el paro y subieron los precios, lo cual provocó de nuevo la movilización obrera y un espectacular crecimiento del sindicalismo. En Barcelona, donde alcanzó mayores dimensiones, en 1919 se inició una huelga en La Canadiense. El incumplimiento de la promesa de liberar a los detenidos hizo reanudar la huelga y la patronal respondió con el cierre de empresas y una durísima represión contra los sindicatos. En Andalucía, la situación de miseria del campesinado, reforzada por el aumento de los precios, dio paso al Trienio Bolchevique (1918-1921). Los anarquistas y, en menor medida los socialistas, impulsaron revueltas campesinas motivadas tanto por el «hambre de tierras» como por el deterioro de los salarios y de las condiciones de vida. La conflictividad laboral degeneró en una radicalización de las posiciones de los sindicatos y de la patronal, sobre todo en Cataluña. Para detener la fuerza sindical, los patronos instituyeron la Federación Patronal, contrataron a pistoleros a sueldo para asesinar a los dirigentes obreros y recurrieron, frecuentemente, al lockout. Fundaron el Sindicato Libre que emplearon en su favor fomentando las acciones violentas contra el sindicalismo anarquista. Ejerció una dura represión contra los sindicalistas y puso en práctica la ley de fuga, según la cual la policía podía disparar contra los detenidos en caso de intento de fuga.
El Problema de Marruecos: Annual:
Al comenzar la década de 1920, hostigaban al ejército español de forma permanente. El general inició una ofensiva hacia el interior del territorio que acabó en un verdadero desastre. El ejército fue derrotado en Annual, se perdió todo el territorio ocupado y se produjeron unas 13000 bajas, incluida la de Silvestre.