La Península Ibérica: De la Conquista Romana a la Hegemonía Cristiana

Conquista Romana

La intervención romana en la Península Ibérica se produce en el contexto de la II Guerra Púnica, que enfrenta a romanos y cartagineses. Las tropas romanas consiguen la alianza de tribus ibéricas, y la victoria sobre los cartagineses permitirá a Roma iniciar la conquista.

Etapas de la conquista:

  1. Roma ocupó rápidamente el área ibérica, la costa mediterránea y la costa andaluza, gracias a pactos y tratados con los pueblos indígenas.
  2. Roma conquista la meseta, zona occidental y Baleares. Hubo una fuerte resistencia por parte de los pueblos celtas.
  3. Ocupan la zona cantábrica y Galicia. Para evitar los frecuentes saqueos de las tribus estableció campamentos permanentes que originaron ciudades como León.

Romanización

Es el proceso que consiste en la imposición sobre los pobladores peninsulares del modelo económico-social y cultural romano. Se llevó a cabo mediante una integración económica en el sistema comercial romano, una integración política y una difusión de la cultura romana.

Invasiones Bárbaras

La llegada de los pueblos germánicos

Se produce en el contexto de la crisis generalizada que sufre el imperio romano, sus manifestaciones fueron:

  • La crisis del esclavismo, de la artesanía, el comercio y las ciudades.
  • La progresiva ruralización del imperio.
  • Crecientes dificultades financieras.
  • Constantes sublevaciones militares y guerras civiles.
  • La presión de los pueblos bárbaros en las fronteras del imperio y frecuentes campañas de saqueo.

El imperio decide pactar con algunos pueblos germánicos llamados federados, y estos se comprometían a defender las fronteras del imperio de los ataques de otros pueblos a cambio de poder quedarse en el imperio.

Península Ibérica en la Edad Media: Al-Andalus

Conquista musulmana

En el 711 el rey visigodo fue derrotado en la batalla de Guadalete. Tres años después los musulmanes alcanzaban la Cordillera Cantábrica y los Pirineos. Esta rápida conquista se explica por:

  • El ímpetu expansivo islámico.
  • La debilidad monárquica visigoda.
  • Los pactos o capitulaciones que firmaron los hispanogodos que les permitieron dominar el territorio con facilidad.

Emirato dependiente (711-756)

Concluida la conquista, la península se convierte en un emirato (provincia) bajo un gobernador (emir) dependiente del Califa de Damasco. La capital se estableció en Córdoba. Se produjeron levantamientos entre la minoría musulmana. Los árabes formaban la aristocracia musulmana y los bereberes recibieron las peores tierras del interior. En 741 se produjo el alzamiento de los bereberes tras lo que muchos fueron expulsados al norte de África.

Emirato independiente (756-929)

En el 750 una revuelta de la familia Abasí acaba con el califato Omeya, pero Abd-al-Rahman logró huir y refugiarse en Al-Andalus proclamando su independencia política. Se acelera el proceso de islamización que se refleja en un aumento de las conversiones de los hispanos (muladíes) y en una arabización generalizada de las costumbres que afecta incluso a los cristianos (mozárabes). Los conflictos internos fueron graves como el motín del arrabal protagonizado por muladíes.

Califato de Córdoba (929-1031)

Abd-al-Rahman III se proclamó califa (jefe religioso) y rompió toda dependencia de Al-Andalus con el resto del islam. Abordó reformas en la estructura del estado y logró el auge económico, político y cultural. En la etapa de Almanzor se realizaron importantes campañas de saqueo contra los cristianos (razzias).

Crisis del siglo XI: Reinos de Taifas e Imperios Norteafricanos

Tras la muerte de Almanzor, los enfrentamientos provocan la ruptura de Al-Andalus en 20 pequeños reinos (las taifas: andaluces locales regidas por familias árabes o muladíes, las taifas de esclavos y las taifas bereberes en Granada o Málaga). Esta etapa refleja el debilitamiento del islam en la península. La conquista por Alfonso VI de Castilla de la taifa de Toledo en 1085 les obligó a pedir auxilio a los almorávides norteafricanos que habían creado un importante imperio en el norte de África. Estos detienen el avance cristiano e incorporan Al-Andalus a su imperio. Su intolerancia religiosa y los impuestos extraordinarios que imponen provocan un fuerte descontento y una nueva desintegración en taifas (1145). La presión cristiana obliga a los musulmanes peninsulares a pedir ayuda a los almohades. Su derrota en las Navas de Tolosa (1212) permitió a los cristianos conquistar todo el valle del Guadalquivir y reducir el dominio musulmán al reino de Granada. Este reino mantuvo su independencia hasta finales del siglo XV gracias a su hábil diplomacia y a su potencial económico reforzado con la llegada de andalusíes procedentes de otros reinos musulmanes.

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