El Movimiento Obrero en España durante la Restauración y la Segunda República

El movimiento obrero se convirtió en la verdadera oposición al régimen de la Restauración. En España, el movimiento obrero adquirió madurez y extensión organizativa a partir del Sexenio Democrático.

Corrientes del Movimiento Obrero

Las dos corrientes de la Internacional, socialismo y anarquismo, encontraron eco en España y participaron en la Primera Internacional o AIT (Asociación Internacional de Trabajadores).

Anarquismo

El anarquismo llegó a España de la mano de Fanelli y abarcaba el área geográfica del Mediterráneo desde los Pirineos al Guadalquivir, y en especial Barcelona, Zaragoza y las provincias de la baja Andalucía. El anarquismo se organizaba en federaciones, entre las que destaca la Federación de Trabajadores de la Región Española. Además, hubo agrupaciones subversivas como la mítica Mano Negra, invento del gobierno de Sagasta para deteriorar la imagen del colectivo.

Socialismo

La otra tendencia del movimiento obrero, la socialista, se organizaba en torno a Pablo Iglesias, figura indiscutible del socialismo español a lo largo de la Restauración y que en 1910 fue el primer diputado socialista en el Parlamento Nacional. En 1879 formó el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y ayudó a redactar el programa y el reglamento inspirado en los acuerdos de la Internacional, a la vez que resaltaba la necesidad de la participación política de la clase trabajadora. El socialismo iba a tener más repercusión en Madrid, pero sobre todo en la periferia asturiana, vizcaína y valenciana. Su periódico más importante fue El Socialista y fundaron su propio sindicato, la Unión General de Trabajadores (UGT).

Desarrollo del Movimiento Obrero en el País Vasco

A finales del siglo XIX, Ramiro de Maeztu escribió que Bilbao era la meca del socialismo español debido a su capacidad de movilización y organización, el número de afiliados y los resultados electorales. La presencia del socialismo era muy fuerte en Bilbao, en los pueblos mineros como Gallarta, Trapagaran, Ortuella, Muskiz, o zonas como Zorroza, Sestao o Barakaldo. En Guipúzcoa también surge pronto el movimiento socialista, sobre todo en torno a Éibar.

El primer difusor de las ideas socialistas en Euskadi fue José Salamo. Sin embargo, el nuevo movimiento no cobrará fuerza hasta la llegada a Bilbao, en 1885, de Facundo Perezagua, afiliado al PSOE desde su fundación en 1879. La labor de Perezagua fue extraordinaria en Vizcaya.

En 1886 se constituyó la Agrupación Socialista de Bilbao y un año más tarde, la de Ortuella. En 1900 se constituye la Federación Socialista de Vizcaya, integrada por diez agrupaciones locales. En esos años se crearon las agrupaciones de Éibar, San Sebastián y Vitoria.

La razón del acelerado avance del socialismo fue el rápido aumento de la población como consecuencia de la industrialización. Las minas y fábricas de Vizcaya crearon un gran número de puestos de trabajo que atrajeron a los excedentes de población del mundo rural.

Miles de trabajadores emigraron a Vizcaya, primero de las provincias vecinas como Logroño o Álava y luego de provincias más distantes como Galicia o Burgos. De 13.000 trabajadores, solo 3.000 eran naturales del País Vasco.

En gran medida, los graves problemas sociales que Vizcaya conoció en la última década del siglo XIX tenían su origen en esa diversidad. Tras los primeros pasos organizativos, comenzaron las movilizaciones. La primera huelga minera de importancia fue en 1890: más de 30.000 trabajadores fueron a la huelga en todo el territorio del Estado. El paro fue como protesta por la detención del comité socialista de La Arboleda, y en demanda de mejores condiciones de vida y trabajo de los mineros.

También algunos intelectuales vascos se vincularon al socialismo, como Miguel de Unamuno y Tomás Meabe. El primero escribió casi doscientos artículos en La Lucha de Clases. Meabe, que procedía del nacionalismo vasco, ayudó a la creación de las Juventudes Vascas y fundó La Lucha de Clases.

Los primeros representantes electos que obtuvo el PSOE en todo el Estado fueron en el País Vasco. En 1891 los socialistas obtuvieron cuatro concejales en Bilbao, entre ellos Perezagua, y uno en La Arboleda.

En el siglo XX, el avance electoral fue impresionante: el voto socialista llegó hasta el 25% del censo electoral. Pero el representante de la política institucional del socialismo vasco durante casi medio siglo fue Indalecio Prieto, afiliado al PSOE desde 1899, que fundó con Meabe la Juventud Socialista. Fue un periodista inteligente y autodidacta, propietario de El Liberal. Además, Prieto fue diputado a Cortes entre 1918 y 1936. El socialismo vasco fue esencialmente prietista.

En Guipúzcoa, el desarrollo del socialismo tuvo otra dimensión y se sitúa en torno a San Sebastián. En Éibar, la agrupación socialista logró pronto el apoyo de numerosos obreros industriales. Estos tenían tal fuerza que en 1903 los socialistas accedieron al ayuntamiento de Éibar, y en 1920 lo dominaron completamente.

La Llegada de la Tercera Internacional y la Dictadura de Primo de Rivera

En 1919 se constituyó en Moscú la Tercera Internacional. A la izquierda del PSOE y de la UGT se presionaba para su adecuación a la Internacional Comunista, deslumbrados por la Revolución Rusa. Sin embargo, los sectores mayoritarios del PSOE, liderados por Prieto, se opusieron. Pero la escisión se hizo inevitable y finalmente, en 1921, en Euskadi se vivió la escisión comunista, encabezada por Perezagua, Solis y Dolores Ibárruri, “La Pasionaria”. El PCE se fundó en abril a partir de las Juventudes Socialistas.

En 1923, Primo de Rivera dio un golpe de Estado. Previamente se habían producido una serie de hechos que marcarían el siguiente periodo: el desastre de Annual y una sucesión de huelgas obreras. La dictadura ofrecía a los socialistas aceptar una serie de cargos públicos y en los primeros momentos se produjo una cierta colaboración, con la participación de líderes como Largo Caballero. Pero una vez más, la mayor oposición a la misma se produjo en el socialismo vasco, especialmente en Prieto.

El Fin de la Monarquía y la Llegada de la República

La monarquía de Alfonso XIII, que se había alineado con el golpe militar, había entrado en crisis y llegó a su fin. Finalmente, el régimen de la República nació en Éibar el 13 de abril de 1931.

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