Fernando VII: Absolutismo y Liberalismo. La Emancipación de la América Española
El Retorno de Fernando VII
El 11 de diciembre de 1813 se firmaba el tratado de Valençay por el que Napoleón reconocía a Fernando VII como rey de España y se ponía fin a la guerra de independencia. Poco después, las Cortes abandonaban Cádiz y se establecían en Madrid, esperando el regreso del rey para que jurase la Constitución.
El rey Fernando atravesó la frontera de los Pirineos el 22 de marzo de 1814, pero en lugar de dirigirse a Madrid fue a Valencia, recibiendo el apoyo entusiasta del pueblo. En Valencia fue recibido por el capitán general Elio, un absolutista convencido, y le ofreció el respaldo del ejército. Allí recibió también el llamado “Manifiesto de los Persas”, firmado por 69 diputados realistas, que le reclamaban la suspensión de toda la legislación liberal de las Cortes de Cádiz y la restauración del absolutismo.
Ante la solicitud de los diputados realistas, y contando con el apoyo del ejército y el respaldo popular, Fernando VII abandonó sus dudas iniciales y se propuso restaurar la monarquía tradicional, tal y como la había dejado en 1808.
La Anulación de la Obra de las Cortes de Cádiz
Así en mayo de 1814 el rey promulgaba un decreto en el que se declaraba nula y sin ningún valor la legislación de las Cortes de Cádiz, incluyendo la Constitución. El capitán general de Madrid disolvió las Cortes y fueron detenidos y encarcelados los diputados liberales más prestigiosos. Así, se iniciaba un movimiento reaccionario cuya acción de gobierno tendrá como objetivo volver al Estado absolutista. Para ello se restableció el tribunal de la Inquisición, se suprimieron los gobernadores civiles y se restablecieron las Capitanías Generales, propias del Antiguo Régimen; se anuló el sistema de elección de alcaldes y se suprimió la libertad de imprenta. Sólo confirmó la abolición de los derechos jurisdiccionales en los señoríos.
La hacienda pública era un caos. El rey quiso mantener los privilegios, pero además cometió la torpeza de eximir del pago de tributos a las mayores fortunas de la burguesía, para lograr su apoyo. A esto se unió el hecho de que la plata americana estaba dejando de llegar y el Estado quedó al borde de la bancarrota
Represión y los Pronunciamientos Liberales
A pesar del estado deplorable del país sólo los pequeños grupos de liberales que se oponían al gobierno absolutista intentaron pronunciarse contra él numerosas veces entre 1814 y 1819, sufriendo arrestos y exilios. Y es que los liberales se hallaban aislados en medio de una población en gran parte analfabeta, y sin posibilidad de difundir sus ideas, ya que la prensa escrita estaba prohibida.
El primer pronunciamiento de importancia fue el de Espoz y Mina, en 1814; en 1815 se levanta el general Díaz Porlier en La Coruña, proclamando de nuevo la Constitución de Cádiz. Dos años más tarde, en 1817 se produce el pronunciamiento del general Lacy en Barcelona, que también fracasa. En 1819 se inicia un nuevo pronunciamiento en Valencia, que tampoco consigue imponerse.
La mayoría de estos pronunciamientos estuvieron encabezados por elementos liberales del ejército, institución en la que había calado el liberalismo durante la guerra de la Independencia. Los autores de estos pronunciamientos solían ser jóvenes militares idealistas sin programa concreto, y se levantaban en medio de la apatía general del país. Los conspiradores operan en el seno de sociedades secretas (como la masonería española), logran controlar una ciudad pero fracasan al intentar extenderla.
Trienio Liberal
Pronunciamiento de Riego
En 1820 se sublevó en Cabezas de San Juan (Cádiz) el teniente coronel Riego, que mandaba un cuerpo de ejército que iba a ser enviado a América para luchar contra los independentistas. Cádiz, con su burguesía comercial, era una ciudad donde también predominaban los liberales. El ejército de Riego permaneció sublevado recorriendo Andalucía, ampliándose los pronunciamientos a Galicia y a Aragón. En numerosos puntos de la Península se constituyen Juntas que declaraban su fidelidad a la Constitución de Cádiz. Una multitud partidaria del liberalismo rodeó el palacio real, la corte quedó paralizada y el rey se ve obligado a capitular: “Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional”.
El Rey Juró la Constitución
Las nuevas Cortes… Fernando VII en realidad se hallaba muy a disgusto bajo un régimen constitucional, así que, de forma encubierta, alentó la oposición armada de los absolutistas, mientras oponía toda la resistencia posible a los ministros del gabinete liberal que se había constituido. Sobre todo obstaculizando las reformas legislativas con su poder de veto durante dos…