Evolución Política Durante la Guerra Civil Española

La Evolución Política Durante la Guerra Civil Española

La España Republicana:

La Desarticulación del Estado:

La sublevación militar liberó todas las tensiones internas presentes hasta el momento. Los sindicatos y organizaciones obreras reclamaron la entrega de armas para defender la República, pero Casares Quiroga, presidente del gobierno, se negó a ello porque eso significaría traspasar el poder del Estado a los dirigentes sindicales y a los responsables de los partidos obreros. Finalmente, se constituyó un nuevo gobierno presidido por Giral, el cual ordenó la distribución de armas entre los obreros. En consecuencia, la sublevación militar supuso la desarticulación inmediata del Estado republicano, que perdió el control de la situación, salvo en el País Vasco, donde el Partido Nacionalista Vasco constituyó un gobierno autónomo dentro de la República, mientras que en el resto de la zona republicana fueron las organizaciones obreras las que ejercieron realmente el poder.

La Reorganización de Largo Caballero (desde septiembre de 1936 a mayo de 1937):

Terminado el entusiasmo revolucionario, se evidenció la necesidad de reorganizar y fortalecer el Estado para hacer frente a un enemigo que resultaba difícil de vencer. En septiembre, se constituyó un nuevo gobierno presidido por el socialista Largo Caballero, en el que se incorporaron cuatro ministros anarquistas. El nuevo gobierno de Largo Caballero se propuso dos objetivos fundamentales:

  • Crear un verdadero ejército con mando unificado.
  • Restablecer el poder del Estado, lo que exigía la disolución de los poderes locales de carácter revolucionario.

Mientras que en Cataluña, desde el comienzo de la guerra, existían en la práctica dos centros de poder:

  • La Generalitat: integraba a catalanistas de izquierda, comunistas y anarquistas.
  • El Comité Central de las Milicias Antifascistas: controlaba las fábricas, los servicios y las milicias armadas.

Los intentos de la Generalitat, junto con los comunistas, de restablecer su autoridad provocaron la insurrección en mayo de 1937 de grupos anarquistas y del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM).

El Gobierno de Negrín y los Comunistas (desde mayo de 1937 a marzo de 1939):

El socialista Negrín supuso un giro considerable a la estrategia política, que concedería la máxima prioridad a la guerra. Esto requería un control absoluto de las decisiones por parte del gobierno. Negrín se apoyó en los comunistas, los cuales ocuparon los puestos claves del ejército. El único poder revolucionario que sobrevivía era el Consejo de Aragón, que después fue disuelto. Pero en 1938, el desarrollo de las operaciones militares no permitía albergar muchas ilusiones para los republicanos, por lo que se plantearon dos posibles estrategias ante la guerra:

  • Negrín proponía alargar la resistencia con la esperanza de que estallara la guerra en Europa.
  • Amplios sectores republicanos, entre ellos el propio ministro Prieto, se inclinaban a favor de negociar una paz con el enemigo.

Se impusieron las tesis de Negrín y los comunistas, y Prieto acabó por abandonar el gobierno. Finalmente, el coronel Casado, jefe del ejército, precipitó el final de la guerra al sublevarse contra el gobierno en marzo de 1939 con la intención de negociar la paz con Franco, pero este solo aceptaba una rendición incondicional.

La España Ocupada por los Sublevados:

La Junta de Defensa Nacional (desde julio a septiembre de 1936):

Al convertirse el golpe de Estado en una guerra prolongada, las zonas controladas por los sublevados necesitaban establecer alguna forma de organización política. Esta fue la Junta de Defensa Nacional, presidida por el general Cabanellas. Sin embargo, el verdadero poder lo ejercía cada general en su sector: por un lado, Franco en África; Queipo de Llano en el sur; y Mola en el norte. El alzamiento militar había sido solo un movimiento de reacción contra la República. Las primeras medidas decretadas por la Junta para los territorios ocupados fueron:

  • Se prohibieron los sindicatos.
  • Se disolvieron los partidos políticos.
  • Se establecía una rígida censura de prensa.
  • Se destituyó a todos los cargos públicos republicanos.

Todo ello vino acompañado de una brutal represión.

Franco, Jefe de Estado y Generalísimo (septiembre de 1936):

Franco, que gozaba de una mayor libertad de maniobra con su ejército africano, situación que supo aprovechar para erigirse jefe supremo del movimiento, y a partir de 1936 se pasó a un poder concentrado y unipersonal en manos de Franco:

  • La Junta de Defensa de Burgos se transformaba en Junta Técnica del Estado.
  • El verdadero centro de las decisiones se situaba en el cuartel de Franco.

El Decreto de Unificación y el Apoyo del Episcopado:

Dentro de las fuerzas políticas que habían apoyado la sublevación, únicamente la Falange desempeñaba un papel importante. Sin embargo, antes de la guerra su implantación social era de escasa importancia, pero el desencadenamiento del conflicto provocó que esta desempeñara un papel más importante a pesar de la muerte en combate o fusilamiento de sus principales cabecillas, entre ellos José Antonio Primo de Rivera. La Falange, de carácter fascista, consiguió movilizar a numerosos voluntarios para el frente y milicianos para la retaguardia. En consecuencia, Franco promulgó el Decreto de Unificación, por el cual se fusionaban todas las organizaciones políticas adeptas en una sola (Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista). Los sectores del carlismo o falange que rechazaban la unificación fueron duramente castigados. Por otra parte, el 1 de julio de 1937, Franco recibió un apoyo fundamental de la Iglesia española, en la que cuarenta y ocho obispos publicaron un documento a favor del alzamiento militar.

El Primer Gobierno de Burgos y el Nuevo Estado:

El siguiente paso del nuevo Estado fue la constitución del primer gobierno presidido por Franco. La composición de este gobierno reflejaba un conjunto de movimientos ideológicos que habían apoyado la sublevación. Entre tanto, el nuevo régimen franquista presentaba las siguientes características:

  • Era un régimen marcadamente personalista, en el que Franco acaparaba todo el poder y desempeñaba los cargos más altos.
  • Se definía como un régimen nacional-sindicalista de inspiración fascista y católica.
  • Su programa político se apoyaba en los veintisiete puntos de Falange y la Carta del Lavoro de la Italia fascista.
  • Su actuación durante la guerra se caracterizó por la adopción de medidas provisionales de carácter puntual.

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