La guerra civil es el hecho que más ha marcado la historia de España del siglo XX. Dividió la sociedad española en dos bandos irreconciliables como consecuencia del fracaso parcial de la insurrección militar iniciada el 17 de julio de 1936 contra el gobierno de la República.
La rama insurrecta instauró un régimen político inspirado en parte en los fascismos europeos de la época.
En la zona republicana, en cambio, se mantuvo la legalidad democrática.
Las consecuencias de la guerra fueron muy traumáticas: gran mortalidad, desastre económico y el final de un gobierno democrático, que fue sustituido por una dictadura personal.
Antecedentes de la Guerra Civil
El 18 de febrero de 1936, Alcalá Zamora encargó la formación de Gobierno a Manuel Azaña, quien aplicó el programa del Frente Popular, asentado en 4 ejes: la reforma agraria, nueva política educativa, la amnistía de presos políticos y el restablecimiento de la Generalitat de Cataluña.
El 7 de abril de 1936, Azaña sustituye a Alcalá Zamora en la presidencia de la República y Casares Quiroga asume la presidencia del Gobierno, quienes no pudieron evitar el deterioro progresivo del orden público (violencia en el campo, huelgas y ocupación de tierras y conflictividad social en las ciudades).
El detonante de la guerra fue el asesinato del líder de la Falange, Calvo Sotelo, el 13 de julio de 1936, en represalia por el de José del Castillo, cometido por los falangistas días antes.
La sublevación militar y el estallido de la guerra
Desde el momento que se proclamó la República, una parte del ejército mostró su hostilidad al nuevo régimen. El Gobierno de la República, consciente de este peligro, situó como jefes de las capitanías generales a militares de probada fidelidad a la República y los menos adictos a capitanías poco importantes o insulares (Franco a Canarias o Goded a Mallorca), pero nadie sospechó de Emilio Mola, destinado en Pamplona.
Los primeros días de marzo de 1936, empezaron a tramarse varias conspiraciones a la vez, pero sería el general Mola, a partir de abril, quien prepararía una red golpista militar más consistente, en conexión con una trama civil (Juan March alquiló el avión Dragon Rapide para trasladar a Franco de Canarias a Marruecos en el momento que se produjera el alzamiento).
La sublevación militar se inició en Melilla el 17 de julio de 1936. El 18 de julio se alzó en Sevilla el General Queipo de Llano y el 19 el general Mola y otros jefes declararon el estado de guerra en el resto de España. Inicialmente, la insurrección no tuvo éxito en todas partes, quedando el país dividido, triunfando los nacionales en la España rural (Castilla, Aragón, Galicia, Navarra, Álava, norte de Extremadura, Andalucía occidental, además de Mallorca), el resto del país se mantuvo fiel a la República, que conservaba las ciudades más importantes. En las primeras semanas del levantamiento, en la España republicana se crearon numerosos comités locales y provinciales que asumieron ayuntamientos y diputaciones, recayendo el esfuerzo militar en los primeros meses por las milicias populares. Se cometieron abusos de poder, sobre todo en miembros del clero.
En la zona insurrecta fueron sustituidos alcaldes, gobernadores, etc. Muchos militantes o simpatizantes de los sindicatos o del Frente Popular fueron fusilados sin juicio.
La población civil quedó situada forzosamente en un bando u otro, sin poder decidir.
Apoyos internacionales y fases de la guerra
En general, la opinión pública mundial se posicionó a favor de la democracia republicana. El ejército franquista obtuvo casi desde el comienzo ayuda directa de Hitler y Mussolini. Los republicanos obtuvieron el apoyo de la URSS, en menor medida de Francia y, sobre todo, de las Brigadas Internacionales que acudieron, de todo el mundo, de manera voluntaria, a salvar a la República.
Francia y Reino Unido propiciaron un Comité Europeo de No Intervención.
La guerra puede dividirse en 3 fases:
Fase 1: Julio – Diciembre de 1936
El primer objetivo de los insurrectos era Madrid. El General Mola envió allí columnas desde Pamplona y, una vez en la península, Franco, desde Sevilla, a través de Extremadura (batalla de Badajoz), se dirigió a Madrid, pero la eficaz defensa de la capital le obligó a detenerse. No obstante, el Gobierno se trasladó a Valencia. En septiembre, el general Mola ocupó Irún y San Sebastián. Mientras, las milicias catalanas se dirigieron hacia el frente de Aragón, siendo frenadas en Huesca, Zaragoza y Teruel.
Fase 2: De la batalla del Jarama a la batalla del Ebro
Las tropas de Franco intentaron de nuevo conquistar Madrid, pero no lo consiguieron (batalla del Jarama), por lo que decidieron centrar su ataque en lo que quedaba de Andalucía en manos republicanas (batalla de Málaga) y en el frente norte, sobre Asturias y el País Vasco (bombardeo de Guernica por la Legión Cóndor). Durante diciembre de 1937, las tropas republicanas lanzaron una ofensiva contra Teruel, que ocuparon en enero de 1938, siendo reconquistada por las tropas nacionales en febrero. En marzo de 1938, Franco comenzó una ofensiva contra el frente de Aragón (batalla del Ebro). Tras cinco meses, se consiguió romper el frente republicano y tuvo libre acceso hacia Cataluña.
Fase 3: La rendición final (23 de diciembre de 1938 al 1 de abril de 1939)
El 23 de diciembre de 1938, Franco dio la orden de iniciar la ofensiva final contra Cataluña, llegando a la frontera francesa el 9 de febrero. El 28 de febrero de 1939, Azaña dimitió y Juan Negrín volvió a Valencia para dirigir la resistencia de lo que quedaba de zona republicana. El 28 de marzo, las tropas franquistas ocuparon Madrid. Las otras ciudades de la zona republicana se entregaron sin resistencia. La última ciudad que ocupó el ejército franquista fue Alicante, el 31 de marzo. El 1 de abril de 1939, la guerra había acabado.
La retaguardia en ambos bandos
En la retaguardia de los dos bandos hubo transformaciones importantes: En la zona republicana se produjo la aparición de un poder popular, que realizó la colectivización, a diferencia de la nacionalización, de amplios sectores de la economía, creándose comités que actuaban como un poder no controlado, formados sobre todo por anarcosindicalistas (FAI, CNT).
En la zona nacional, la muerte por accidente de avión del general Sanjurjo dejó a los sublevados sin un jefe visible. Franco fue proclamado por los generales jefe del Estado y Generalísimo el 1 de octubre de 1936. La primera medida que adoptó fue la creación de una Junta Técnica de Estado que pretendía contrarrestar la obra de la República, como la de devolver la tierra a los propietarios expropiados.
En la zona republicana, toda persona sospechosa de apoyar la sublevación militar o de simpatizar con ella fue objeto de persecución y, en ocasiones, de asesinato. El clero fue perseguido y la práctica religiosa fue prohibida durante toda la guerra. En la zona insurrecta también se vivió un clima de terror contra las personas de reconocida pertenencia y fidelidad a la República. (Blas Infante, García Lorca)
Consecuencias de la Guerra Civil
- **Pérdidas humanas y éxodo:** A lo largo de tres años, conciudadanos e incluso miembros de una misma familia lucharon entre sí. El odio se acrecentó. El dolor de la mayoría y el rencor de muchos eran el denominador común de la España de la posguerra. Millares de combatientes republicanos y de familias enteras tuvieron que abandonar España (México fue la nación que acogió a mayor número de personas y su capital se convirtió en la sede política de la República en el exilio). Hubo caso medio millón de muertos.
- **Pérdida de capital humano:** Prácticamente, casi todos los intelectuales de la generación del 27 y los más notables científicos y artistas murieron o se exilaron.
- **Catástrofe económica:** Las consecuencias económicas fueron desastrosas para el país. A lo largo de la década de 1940, España sufrió los efectos del racionamiento y la privatización de bienes de consumo.
- **Aislamiento internacional:** En el ámbito internacional, España inició veinte años de aislamiento político.
- **Instauración de una dictadura:** La consecuencia política fue el final de la más importante experiencia modernizadora y democrática que había tenido la España contemporánea.