3ª. A partir de 1812, como consecuencia de la derrota sufrida por Napoleón en Rusia, los franceses se vieron obligados a replegarse hacia el norte y sufriendo derrotas. La firma del tratado de Valençay, puso fin a la guerra, a la par que Napoleón reconocía a Fernando VII como rey de España.
CONSECUENCIAS DE LA GUERRA
Mas de 250.000 muertos por la parte española, miles de afrancesados que cruzaron los Pirineos, temiendo a las represalias. Los daños en la agricultura y sobre todo en la ganadería fueron muy graves.
LA BATALLA DE BAILÉN
Marcó un hito en la lucha contra las tropas napoleónicas. Nunca, anteriormente, los ejércitos imperiales habían sido vencidos en campo abierto. Las consecuencias de la derrota francesa obligaron a Napoleón a replantearse su estrategia respecto a España, considerada por Bonaparte como una conquista fácil.
CÁDIZ:
asediado por los franceses es la ciudad señalada por la Regencia del Reino para la celebración de las Cortes que alumbrarían la primera de las constituciones españolas, dando lugar al nacimiento del liberalismo.
Paralelamente a la guerra de Independencia, se vivió un proceso ideológico donde se concretaron por primera vez los planteamientos teóricos del liberalismo.
LAS CORTES DE CÁDIZ :
la Junta Suprema Central se había mostrado incapaz de dirigir la guerra y decidió disolverse en enero de 1810, no sin antes iniciar un proceso de convocatoria de Cortes para que los representantes de la nación decidieran sobre su organización y su destino. Mientras se reunían las Cortes se mantenía una regencia formada por cinco miembros y se organizó una “consulta al país”, a través de las Juntas provinciales o de los ayuntamientos, sobre las reformas a realizar por las Cortes. Predominaba la idea de que la desastrosa acción de los gobiernos de Carlos IV había provocado la ruina de España, por lo que se pedían garantías contra el poder absoluto del monarca.
Las Cortes se abrieron en septiembre de 1810 y el sector liberal consiguió su primer triunfo al forzar la formación de una cámara única, frente a la tradicional representación estamental. Asimismo, en su primer sesión aprobaron el principio de soberanía nacional, por el cual el poder reside en el conjunto de los ciudadanos, representados en las Cortes.
LA CONSTITUCIÓN DE 1812
Se promulgó la primera constitución española el 19 de marzo de 1812, bautizada como la Pepa.
Quedaba definida la soberanía nacional y la monarquía constitucional como forma del Estado. En ella se recogía la separación de poderes.
El poder ejecutivo quedaba en manos del monarca, quien podía expedir decretos. El poder legislativo sería compartido:
“La potestad de hacer las leyes reside en las cortes con el Rey”. Era el monarca el que conservaba el poder ejecutivo, aunque siempre con autorización de las Cortes.
También se recogía en la Constitución, cuestiones como la igualdad ante la ley, poniendo punto final a los privilegios de los estamentos nobiliario y eclesiástico. También se recogían los derechos individuales, como la libertad de imprenta para la publicación de libros que no fueran religiosos, el derecho de sufragio para los varones mayores de 25 años ny poseer bienes que le asegurasen una mínima renta: esta última cuestión establecía un criterio censitario para alcanzar la condición de diputado.
La Constitución de 1812 era confesional, al señalar el catolicismo como la religión de los españoles; los absolutistas se mostraron intransigentes en este punto.
El territorio se dividía en provincias, para cuyo gobierno interior se creaban las diputaciones provinciales, se establecía la formación de ayuntamientos con cargos electivos para el gobierno de los pueblos y se creó la Milicia Nacional, a nivel local y provincial.
El regreso de Fernando VII a España, supone la anulación de la Constitución y se vuelve al absolutismo.
7. EL REINADO DE FERNANDO VII (1814-1833)
Terminada la Guerra de Independencia, las Cortes y la regencia del Reino se trasladaron a Madrid, aguardando el retorno del monarca. Éste fue a Valencia y diputados absolutistas, le presentaron el “Manifiesto de los Persas”, por el cual, Fernando VII disolvió las Cortes y anuló la Constitución de 1812 y restablece el absolutismo.
7.1
EL SEXENIO ABSOLUTISTA (1814-1820):
vuelve la Inquisición, el retorno a los privilegios estamentales de la nobleza y el clero y la desaparición de las libertades individuales y de los derechos de los ciudadanos, que de nuevo son súbditos.
Fernando VIi desencadenó una feroz persecucióncontra los liberales. Dejó de ser poco a poco “El Deseado”, ya que se quería una Constitución y una monarquía (la de los Borbones).
7.2. EL TRIENIO LIBERAL (1820-1823):
en 1820, el coronel Riego proclamó la Constitución de 1812 en el pueblo de las Cabezas de San Juan al frente de un regimiento acuartelado en Cádiz, cuyo destino era América, donde el movimiento insurreccional de las colonias era cada vez más potente. La sublevación encontró eco en las guarniciones del norte y en Madrid, Fernando VII, aceptó la Constitución en marzo.
Se volvió a suprimir la Inquisición y los privilegios y se pusieron en marcha medidas desamortizadoras sobre los bienes eclesiásticos (expropiaciones).
En 1823 las potencias absolutistas de Europa, organizadas en la Santa alianza, decidieron intervenir militarmente en España. Un ejército francés al mando de Angulema, los llamados Cien Mil Hijos de San Luis, que resturan a Fernando VII como rey absoluto.
7.3
LA DÉCADA ABSOLUTISTA (1823-1833):
la interavención de la Santa Alianza instauró a Fernando VII como monarca absoluto. El rey consideró ilegales y derogó todos los actos del gobierno liberal, abolió nuevamente la Constitución y persiguió de nuevo duramente a los liberales. Se cierran universidades y centros de enseñanza. Sus víctimas fueron: Riego, el Empecinadoo la granadina Mariana Pineda. Se fusila en una intentona liberal a Torrijos y sus compañeros.
En 1830 nace su hija Isabel y modificó la ley Sálica (introducida porlos Borbones y las mujeres no podían gobernar) y promulga la Pragmática Sanción que si lo permitía. Los partidarios de don Carlos Maria Isidro (hermano de Fernando VII) la rechazaron, mientras Fernando VII cerraba un acuerdo con los sectores moderados del liberalismo, dispuestos a apoyar los derechos de su hija Isabel II sobre la base de una monarquía constitucional.
Con la muerte del rey, en 1833, quedaba abierto un conflicto sucesorio e ideológico, que derivó en una Guerra Civil conocida como Las guerras Carlistas.
Los liberales que apoyaban a Isabel II frente a absolutistas que apoyaban a Carlos Maria Isidro. En esos momentos se daban los primeros pasos para el nacimiento de un Estado Liberal.