TEMA 13.3 TRANSFORMACIONES CULTURALES. CAMBIO EN LAS MENTALIDADES. LA EDUCACIÓN Y LA PRENSA
Durante la primera mitad del siglo XIX llegaron a España las corrientes artísticas denominadas Neoclasicismo y Romanticismo y, en durante la segunda mitad el Realismo y Naturalismo.El régimen liberal permitió a los intelectuales y artistas acercarse a las corrientes europeas y desarrollar actividades propias del nuevo estilo burgués.El despertar de la cultura española coincidió con la crisis de finales del siglo XIX. A partir de 1898 los intelectuales lograron una fuerte proyección pública interviniendo en la vida política y social mediante la firma de manifiestos, la colaboración en periódicos y revistas, la celebración de conferencias…, con un claro sentido colectivo y generacional.La generación del 98 criticó los defectos del sistema político de la Restauración (decadencia nacional y oligarquía en el poder). Destacaron ensayistas como Joaquín Costa y Ramiro de Maeztu y escritores como Unamuno, Pío Baroja y Valle Inclán.CAMBIO DE MENTALIDADESDurante el siglo XIX chocaron tradicionalismo e innovación:1Tradicionalismo: basado en valores propios del absolutismo del Antiguo Régimen y del liberalismo más conservador, defendido por intelectuales como Menéndez y Pelayo, que identificaban España y catolicismo.2Innovación: defendido por pensadores como Giner de los Ríos, que apostaba por una cultura abierta a las novedades para superar el atraso cultural y científico.Esta nueva mentalidad era moderna y laica (liberalismo progresista) y revolucionaria y anticlerical (republicanismo, socialismo y anarquismo).LA EDUCACIÓN Y LA PRENSA 1La educación El modelo educativo español quedó fijado en 1857 por la Ley Moyano que dividía la enseñanza en tres niveles: 1La enseñanza primaria, obligatoria y gratuita, financiada por los ayuntamientos. Se impartía en centros públicos y privados. 2La enseñanza secundaria, impartida en institutos y centros privados de iniciativa religiosa. Por el concordato de 1851 era obligatoria la asignatura de religión. A principios del siglo XX la Iglesia impartía el 33% de la enseñanza primaria y casi el 80% de la secundaria. 3La enseñanza universitaria:
Reservada casi exclusivamente para las élites. Era uniforme y centralista. La Universidad Central de Madrid era la única que impartía todas las licenciaturas. Los profesores carecían de libertad de cátedra. Durante la Restauración el gobierno apartó de sus cátedras a Castelar, Salmerón, Montero Ríos y Azcárate, entre otros.Los liberales del siglo XIX creían que el saber debía socializarse para crear una auténtica cultura nacional. Teniendo en cuenta que a principios del siglo XIX el número de analfabetos superaba el 90% de la población el Estado debería asumir una función docente monopolizada hasta entonces por la Iglesia.Los bajos sueldos de los maestros obligaban al pluriempleo e incidían negativamente en la calidad de la enseñanza. La enseñanza femenina estaba en un segundo plano. En 1900 las capitales de provincia contaban con un instituto público.Frente al conservadurismo de la enseñanza oficial y religiosa Giner de los Ríos fundó en 1876 la Institución Libre de Enseñanza (ILE). Era un centro privado, laico y alternativo que rechazaba la filiación política y religiosa de profesores y alumnos y tenía como objetivo la formación de personas libres, fomentando la tolerancia y el espíritu crítico. Su metodología era vanguardista. A través de la ILE el Krausismo impulsó la renovación pedagógica, intelectual y científica en España. El pensamiento Krausista defendía una doctrina racionalista, una ética humanista, una ideología liberal y democrática y una religiosidad personal alejada del catolicismo.La cultura se difundió no sólo a través de la educación sino también por otros medios: las Academias (oficiales), instituciones privadas como el Ateneo de Madrid, bibliotecas públicas y privadas, editoriales (gran desarrollo gracias a la libertad de imprenta y a la reducción de analfabetos), reuniones en cafés literarios, tertulias,…….La prensa Tomó un marcado carácter político desde principios del XIX. Su papel fue decisivo en la difusión de las ideas liberales, aunque tuvo que luchar contra las prohibiciones que impusieron el absolutismo de Fernando VII y los gobiernos conservadores isabelinos.Su desarrollo tuvo lugar a partir de la Ley de libertad de imprenta, tras la revolución de 1868.En 1873 se editaban en Madrid numerosas publicaciones o gacetas. Nació una prensa independiente con periódicos como “El Imparcial” o “La Vanguardia”, que incorporaban nuevos contenidos, con secciones de pasatiempos y humor y sobre todo los folletines.Destacan los siguientes diarios: “La Correspondencia de España”, de carácter liberal moderado, “El Imparcial” y “El Liberal”, de carácter democrático, y “La Época”, de carácter conservador.La prensa obrera difundía los proyectos políticos socialistas, “El Socialista”, o anarquistas, “Tierra y Libertad”.También se publicaron revistas ilustradas satíricas como “La Flaca” y “El Motín”.