1. INTRODUCCIÓN
Así se llama al período de la Historia de España en el que los cambios políticos se sucedieron a una
velocidad vertiginosa. En poco más de seis años asistimos a gobiernos de distinta índole:
gobierno
gobierno
provisional, regencia, nueva monarquía extranjera, la primera experiencia republicana, dictadura militar. La
línea de acontecimientos se inicia con un destronamiento y termina con la entronización de un hijo de la
reina destronada. A los antiguos conflictos se suman otros nuevos.
2. LA GLORIOSA (SEPTIEMBRE 1868)
Isabel II no estuvo a la altura de las circunstancias que le tocó vivir. Por razones de estado se la obligó
a casarse con su primo don Francisco de Asís; la unión fue un fracaso del que la reina se consolaba con
aventuras amorosas que causaron gran escándalo público. La rodeaba en palacio una camarilla de
aduladores, aventureros y monjas milagreras, recibiendo el nombre de Corte de los Milagros. Pero la
verdadera causa del odio de los partidos políticos era que favorecía únicamente al partido moderado de
Narváez manteniendo a todos los demás alejados del poder. Aunque en los últimos años de su reinado
entró en el gobierno el partido de la Unión Liberal de O’Donnell, una tentativa intermedia entre moderados
y progresistas, la situación había llegado a un punto sin retorno. Progresistas, demócratas y republicanos
firman en Ostende un pacto para derrocar a los Borbones, después se suman los unionistas. Por una
coincidencia fatal para la reina murieron casi a la vez sus dos apoyos más firmes: O’Donnell y Narváez,
mientras encabezaban la sublevación Prim (progresista que sucede a Espartero) y Serrano (unionista que
sucede a O’Donnell). Las consignas que gritaban los sublevados en Cádiz al mando del almirante Topete
fueron ¡Viva España con honra! y ¡Abajo los Borbones!. Sólo hubo un enfrentamiento militar, favorable a los
sublevados, en el puente de Alcolea (Córdoba). La reina que veraneaba en San Sebastián, marchó a Francia
sin mayor resistencia, lo que da idea de que se había quedado sin apoyos. Tenía tan solo 38 años, 25 de
ellos como reina de España.
3. GOBIERNO PROVISIONAL (OCT 1868-JUN 1869). REGENCIA GENERAL SERRANO
(JUN1869-ENE 1870)
Se abre un tiempo de esperanza en alcanzar la democratización de la política y la modernización de la
economía españolas. Al socaire de aquella revolución surgieron juntas revolucionarias con un programa
político muy avanzado: sufragio universal, libertad de cultos, abolición de las quintas y de los derechos de
consumo (percibidos a la entrada de las ciudades sobre artículos alimenticios). Pero el gobierno provisional,
que se constituye con Serrano como presidente del gobierno y Prim como ministro de la Guerra, no querían
cambio sociales profundos, disuelven las juntas revolucionarias, rechazan la república a la que identifican
con la anarquía y convoca elecciones a cortes constituyentes, por primera vez por sufragio universal
Historia de España 2º Bachiller 1 Andrés SánchezTema 13 El Sexenio revolucionario (1868-1874).
masculino, en enero de 1869. Los resultados dieron la mayoría a los partidos del gobierno provisional y se
iniciaron las discusiones acerca de la nueva Constitución de 1869. Seis meses después se aprueba; en ella se
proclama la soberanía nacional, un amplio número de derechos y libertades, la libertad religiosa y la
monarquía parlamentaria como forma de gobierno. Se inicia así la regencia del general Serrano. La tarea
más urgente de Prim como presidente del gobierno era la búsqueda de un monarca de claro talante liberal y
democrático. Después de un año de diversos avatares, se saldó con la elección del príncipe italiano Amadeo
de la casa de Saboya, hijo de Víctor Manuel II, rey de Italia I. La elección se ratificó con la votación de dos
tercios de los diputados españoles, el resto se opuso (nov. 1870) . Era la primera vez en la historia de España
que un rey es elegido democráticamente.
4. REINADO DE AMADEO I DE SABOYA (ENE 1870-FEB1873)
El reinado de Amadeo careció de apoyos sólidos. Antes siquiera de tomar posesión como rey, cuando
estaba de camino hacia Madrid, recibió la noticia de que su principal valedor, el presidente del gobierno
Juan Prim había sido asesinado. Todavía hoy el atentado sigue siendo un misterio, quizá los autores fueran
republicanos exaltados, o quizá fuese instigado por el conde de Montpensier, cuñado de Isabel II y aspirante
a sucederle.
Las cortes reconocieron rey a don Amadeo sin mucho entusiasmo. La aristocracia madrileña,
partidaria de los Borbones, hizo el vacío al rey. Los católicos rehusaban al hijo del rey que había despojado
al Papa de sus dominios pontificios. Los carlistas se aprestaban para una nueva guerra que pusiera en el
trono a su pretendiente Carlos VII (3ª G.C. 1872-1876). En Cuba surgía un levantamiento independentista
armado (Grito de Yara). Los partidos políticos, divididos y enfrentados, eran la causa de una gran
inestabilidad política con varias elecciones generales y sucesivos cambios de gobierno. Aquella lucha contra
todos descorazonó al joven rey que abdicó el 10 de febrero de 1873. Su salida suponía el fracaso de la
monarquía democrática. Al día siguiente Congreso y Senado reunidos en sesión conjunta votaron por gran
mayoría la República. Aunque la mayoría de los parlamentarios no eran republicanos, no les quedaba otra
salida. No querían la vuelta de los Borbones, ni al pretendiente carlista. Y no podía repetirse el espectáculo
de ir buscando otro candidato por las cortes europeas.
5. LA I REPÚBLICA (FEB 1873-ENE 1874)
Por primera vez en su historia España tenía una república como forma de gobierno. Nacida de rebote
tras la abdicación de Amadeo le faltaban los soportes para haberse consolidado. Su existencia fue muy
breve, apenas once meses, pero muy agitada; llegó a discutirse una nueva constitución, pero no hubo
tiempo de promulgarla. Se sucedieron cuatro gobiernos presididos por dos catalanes, Figueras y Pi i Margall,
y dos andaluces, Salmerón y Castelar.
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Dentro de los republicanos había tres sectores distintos con tres visiones acerca de cómo debía ser la
República española: los republicanos centralistas (una España con un sólo poder soberano), los
republicanos federales moderados (una España constituida por 17 estados soberanos que se unen desde
arriba a través de las instituciones democráticas), y los republicanos “intransigentes” (una España
constituida por cantones, unidades territoriales independientes que libremente se unen desde abajo a
través de juntas revolucionarias que son producto de la insurrección popular).
El gobierno central republicano presidido por Pi i Margall, federalista moderado, tuvo que hacer
frente a la insurrección cantonal que se extendió por el arco litoral mediterráneo, desde Cataluña a
Andalucía. Cartagena fue el primer territorio donde estalló la sublevación. En algunos sitios el cantonalismo
derivó hacia un localismo irracional y un conato de revolución social. Cada ciudad proclamó su propio
cantón, gobernado por una junta revolucionaria que repartía armamento, acuñaba moneda y en algunas
ocasiones declaraba la guerra al cantón vecino. Pi y Margall sintió escrúpulos de combatir la insurrección y
entregó la presidencia a Salmerón, republicano unitario que no dudó en confiar al ejército la misión de
reducir los cantones. Sin grandes dificultades se restableció el orden en casi todos, pero cuando le pusieron
a la firma algunas sentencias de muerte pronunciadas por tribunales militares prefirió dejar el cargo.
Entonces se hizo con la presidencia Castelar, dispuesto a salvar la República al precio que fuera, prima el
orden sobre la libertad; la conquista de Málaga requirió grandes esfuerzos y la conquista del cantón de
Cartagena no se produjo hasta el año 1874; los cantonales cartageneros se batieron con heroísmo;
disponían de un arsenal bien provisto y enviaron buques de guerra en misiones que estuvieron a punto de
provocar un conflicto internacional. Las maneras expeditivas de Castelar eran respaldadas por todos
aquellos, monárquicos, republicanos o indiferentes, que temían la generalización del caos y la anarquía;
pero disgustaban a muchos diputados, se presentó a las Cortes el 2 de enero de 1874 y fue derrotado en
una moción de confianza. Al día siguiente, después de una noche de insomnio, los diputados fueron
expulsados del Parlamento por tropas al mando del general Pavía. Así terminó la primera experiencia
republicana española, que tuvo que hacer frente a problemas insuperables y atender a tres guerras: la
cantonal, la carlista y la cubana. Demasiado para un régimen político que nunca contó con el apoyo sincero
ni de la mayoría de la sociedad ni de los partidos políticos.
6. LA DICTADURA MILITAR DE SERRANO (ENE 1874-DIC 1874)
El general Serrano se hizo cargo de la presidencia del Ejecutivo con carácter interino, pero sin muchos
deseos de abandonarlo. Falto de legitimidad, de programa y de apoyos sólidos, auguraba un rápido
desenlace. Lo mismo que la República había llegado a falta de otra salida, ahora la vuelta de la monarquía
borbónica se perfilaba como la única solución. Cánovas del Castillo, consejero de Isabel II, venía trabajando
en ello desde hacía tiempo; había conseguido de la reina Isabel la abdicación de sus derechos dinásticos en
favor de su joven hijo Alfonso en 1870; pretendía la vuelta de la monarquía por cauces legales, pero se le
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anticipó el general Martínez Campos con el pronunciamiento de Sagunto (29 de diciembre de 1874) que
triunfó sin apenas oposición y en el que proclamaba a Alfonso XII rey de España.
6. CONCLUSIONES
El sexenio revolucionario tuvo consecuencias profundas y perdurables. A las pérdidas humanas en los
disturbios y las guerras hubo que sumar el descenso en la producción industrial, los daños en el patrimonio
cultural y el agravamiento de la situación financiera pues la deuda pública se triplicó. Los burgueses que en
un principio eran favorables a la revolución quedaron asustados por el radicalismo obrero; la Iglesia herida
por la libertad de cultos y la destrucción de edificios religiosos; las masas proletarias frustradas y
traicionadas en sus ideales; en las clases medias despego hacia una época de confusión y anarquía.
Los dirigentes republicanos republicanos muy divididos entre sí, no pocos dispuestos a transigir con
una monarquía que respetara los principios democráticos. Les faltó pragmatismo y unidad ante los
enemigos comunes, aunque hay que reconocerles su buena voluntad y una ética que no es habitual en
política.
No todo fue negativo en aquel ensayo: la aspiración a una sociedad más igualitaria, el interés por la
educación popular, su postura antiesclavista, la proclamación de la libertad religiosa, eran semillas que con
el tiempo habrían de germinar.