14.4.- la segunda república: el bienio radical-cedista. la revolución de 1934. las elecciones de 1936 y el frente popular.

14.4 La Segunda República: el bienio radical-cedista


En septiembre de 1933, una serie de circunstancias como las maniobras políticas del Partido Radical de Lerroux para echar a los socialistas del gobierno, la perdida de prestigios y apoyo popular del gobierno, por hechos como los de Casas viejas, hacen que se rompa la coalición republicana y el Pacto de San Sebastián. El PSOE rompió con Azaña y los anarquistas se alejaron del juego político recomendando la abstención a sus afiliados. Finalmente Azaña presento la dimisión y Alcalá Zamora convocó nuevas elecciones para noviembre de 1933.

La gran novedad era que las mujeres votaban por primera vez con lo que el censo electoral se duplicó. La disgregación de los partidos de izquierda y la abstención anarquista favoreció la victoria la CEDA, de José María Gil Robles y el Partido Radical de Alejandro Lerroux.
Niceto Alcalá Zamora encomendó el gobierno a Alejandro Lerroux, que contó con el apoyo parlamentario de la CEDA.

Hasta octubre del 34 se sucedieron nueve meses llenos de dificultades en los que la tensión creció aumentando la polarización en dos bandos, derechas e izquierdas, cada día más decididos a usar la violencia para imponerse.

El nuevo gobierno se dedico a echar para atrás las medidas reformistas del periodo anterior: se paralizó la reforma agraria, devolviéndose las tierras a los antiguos propietarios y expulsando de ellas a los campesinos que se habían asentado; se volvió a incluir la asignación al clero en los presupuestos del Estado; se decretó una amnistía para los militares participantes en el golpe del 32 (Sanjurjo); se detuvo la reforma militar y se puso en puestos clave a militares sospechosos de ser contrarios a la República (Mola, Franco, Goded); se ralentizó la construcción de escuelas; y se paralizó el estatuto de autonomía para el P. Vasco.

Esta actitud provocó un intento de la izquierda por crear una república de los trabajadores mediante la revolución, que se materializó en La Revolución de Octubre de 1934. Largo Caballero impulsó la Alianza Obrera, alianza revolucionaria de todos los partidos obreros, y la creación de un comité para la organización del golpe revolucionario. El enfrentamiento con los nacionalistas y el aumento de la conflictividad social en el campo y en las áreas obreras llevó a la CEDA a endurecer su posición, exigiendo participar directamente en el gobierno. El detonante fue la incorporación de tres ministros de la CEDA al gobierno.

Como movimiento nacional la revolución fue un fracaso.

El 5 de octubre la UGT convocó una huelga general

La prensa de izquierdas animaba a la opinión pública a sumarse a la insurrección, hecho que se produjo el 6 de octubre de 1934.
No obstante, la huelga fracasó en la mayor parte de España por dos motivos: por un lado, no tuvo el seguimiento popular que esperaban las fuerzas revolucionarias y, por otro, el ejército y la Guardia Civil reprimieron a los huelguistas.

Triunfó sólo en Asturias, que quedó aislada del resto del movimiento. Durante 15 días Asturias fue controlada por los comités obreros y la milicia del ejército rojo. La dura intervención del ejército de Marruecos, al mando del general Franco, provocó un levantamiento en la región de dimensiones de guerra civil, casi dos mil muertos, muchos por las ejecuciones sumarias del ejército, y más de 5.000 detenidos. Cuando la revolución finalizó el país estaba dividido y los ánimos más encendidos.
En Barcelona, la insurrección tuvo carácter independentista, y fue dirigida por el propio Companys, presidente de la Generalitat. La revuelta fue rápidamente reprimida por del Ejército. La autonomía de Cataluña quedó suspendida temporalmente.


La revolución provocó una fuerte polarización política.
Calvo Sotelo fundó el Bloque Nacional que consistía en ofrecer una alternativa a la república con una monarquía tradicional basada en una autoridad fuerte.

Por otro lado, desde el inicio de la república estaba presente, aunque de forma minoritaria, el Partido Carlista o tradicionalista de Fal Conde.

También, con carácter minoritario, estaba la extrema derecha. Inspirada en modelos europeos, como el fascismo italiano, surgieron partidos totalitarios que acabaron uniéndose al último en crearse: Falange Española, fundada en 1933 por José Antonio Primo de Rivera (hijo del dictador Miguel Primo de Rivera)

A finales de 1935 estallaron varios escándalos financieros en el entorno de Lerroux, como el escándalo del estraperlo (dos extranjeros, Straus y Perlo, sobornaron a políticos del Partido Radical para  instalar  en los casinos un sistema de juego de ruleta que garantizaba ganancias seguras a los propietarios) que rompieron la alianza entre los radicales y la CEDA. Alcalá Zamora convocó nuevas elecciones para 1936.

Con la experiencia de lo ocurrido en las elecciones anteriores la izquierda comprendió la necesidad de presentarse unida a las elecciones, con lo que se configuró el Frente Popular que agrupaba a toda la izquierda: republicanos, socialistas, comunistas e incluso contaba con el apoyo de los anarquistas. Su programa estaba basado en una amnistía para los implicados en la Revolución de Octubre y en la extensión de la Reforma Agraria y el Estatuto de Autonomía.
La derecha no fue capaz de mantener la alianza del 33 y participó dividida en las elecciones.

En las elecciones de febrero del 36 obtuvo mayoría el FP (4,8 millones de votos) aunque los partidos de derecha obtuvieron un considerable número de votos (3,9 millones). La derecha obtuvo mayoría en las zonas rurales donde predominaban los pequeños y medios propietarios (Navarra, Castilla y León), mientras que la izquierda ganaba en las grandes ciudades industriales, en las provincias donde abundaban los jornaleros (Andalucía o Extremadura), y en las regiones partidarias de la autonomía (Cataluña o el País Vasco).

El primer gobierno del Frente Popular estuvo presidido por Manuel Azaña. Sus primeras actuaciones se ajustaron a lo pactado entre las fuerzas que lo integraban:

  • Se decretó la amnistía para todos los represaliados de la Revolución de Octubre de 1934 – aunque en muchas ciudades hubo personas que fueron excarceladas antes de que se firmase el decreto de amnistía y a las que se les devolvieron sus puestos de trabajo.
  • Se restauró el Estatuto de autonomía de Cataluña.
    Tras su liberación, Lluis Companys volvió a ocupar la presidencia de la Generalitat. Se aprobó en referéndum el Estatuto de Galicia y se empezó a discutir el del País Vasco en las Cortes.
  • Se retomó la reforma agraria de 1932.

El Congreso destituyó al presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, y el 10 de mayo de 1936 fue elegido Manuel Azaña como nuevo presidente de la República. El nuevo gobierno, presidido por el republicano Santiago Casares Quiroga, se formó el 13 de mayo de 1936 sin la participación del PSOE.

Los socialistas se encontraban divididos,  un sector  quería colaborar con los partidos republicanos (Prieto) pero otro quería llevar a cabo una revolución en alianza con la CNT.Durante estos meses, fue subiendo la tensión en la calle y los estallidos de violencia fueron frecuentes por los dos bandos: asesinatos, incendios, huelgas, ocupaciones de tierras. Parte del ejército consideraba que la revolución era inminente y que el gobierno era incapaz de controlarla, por lo que iniciaron una conspiración para acabar con la República. Tanto una parte de la derecha como de la izquierda no aceptaban la República planteada en 1931. También en las Cortes se daban frecuentes enfrentamientos.

El 12 de julio de 1936 apareció asesinado el teniente Del Castillo, republicano y perteneciente a la Guardia de Asalto. Al día siguiente un grupo de guardias de asalto, actuando por su cuenta, detuvo y ejecutó al diputado José Calvo Sotelo.
Este fue el pretexto para el alzamiento militar dirigido por los generales Mola, Sanjurjo, Franco y Goded, y que contó con el apoyo de parte de la derecha.

El 17 se sublevó el ejército de Marruecos, y durante muchas horas se pensó que el alzamiento era algo aislado y condenado al fracaso por lo que el gobierno no tomó ninguna medida. Pero el día 18 muchas regiones se habían sumado al alzamiento mientras otras permanecían fieles al gobierno de la República. La guerra era inevitable.

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