La incapacidad del sistema de la Restauración para renovarse y democratizarse acabó propiciando la solución militar y, en 1923, el Golpe de Estado de Primo de Rivera dio origen a una dictadura hasta 1930. De ser considerada una solución transitoria, pasó a institucionalizarse. Pero la fuerte oposición al régimen indujo su caída, y el fuerte compromiso de la monarquía con la dictadura hizo que Alfonso XIII abandonase al trono en 1931.
1. TRIUNFO DEL GOLPE MILITAR
En Abril de 1923 el gobierno de concentración de García Prieto, planteó una reforma constitucional, de la Ley Electoral, del sistema del turno de partidos y la Ley Laboral, así como limitar el poder del monarca. El capitán general de Cataluña Miguel Primo de Rivera se pronunció en Septiembre de 1923, en contra de la legalidad constitucional, declaró el Estado de guerra, y se dirigíó al monarca para exigirle que el poder pasara a manos de los militares. Alfonso XIII aceptó un Directorio Militar presidido por Primo de Rivera, que suspendíó el régimen parlamentario constitucional.
Primo de Rivera y los sectores que le dieron apoyo defendieron esta acción como una forma de poner fin a la crisis política y a la conflictividad social que atravesaba el país. Entre las razones que justificaban la necesidad del cambio estaban: la inestabilidad y el bloqueo del sistema político, así como su desprestigio derivado por el continuo fraude electoral; el miedo de las clases acomodadas a una revolución social y campesina; el aumento de republicanismos y nacionalismos periféricos, y el descontento del ejército tras el desastre de Annual. En la decisión de Primo de Rivera también influyó el deseo de evitar que las Cortes exigieran responsabilidades por los hechos de le guerra de Marruecos. El dictador justificó el cambio con un discurso con pretensiones regeneracionistas e incluso moralistas que presentaba un claro componente populista.
2. DIRECTORIO MILITAR (1923-1926)
Las primeras medidas del Directorio Militar mostraron su carácter dictatorial: suspensión del régimen constitucional, disolución de las cámaras legislativas, cese de las autoridades civiles, prohibición de las actividades políticas y sindicalistas. Todo ello acompañado de la militarización del orden público y una represión del obrerismo más radical.
Se elaboró un Estatuto Municipal, por el que se disolvieron los ayuntamientos y fueron sustituidos por juntas de vocales nombradas a través de los gobernadores civiles. Pero la regeneración se quedó en una gran mentira y la renovación política se limitó a sustituir unos caciques por otros.
En cuanto al conflicto de Marruecos, en colaboración con Francia, se organizó el desembarco de Alhucemas (1925) y el principal líder de los rifeños, Abd el-Krim se rindió, entregando a las tropas francesas el territorio. En 1927 todo el protectorado de Marruecos estaba otra vez en manos del ejército español.
3. DIRECTORIO CIVIL (1926-1930)
A partir del 1926 se constituye un gobierno formado por civiles y militares, y se fue abandonando la idea de una dictadura transitoria. Se comienza a institucionalizarel régimen para darle permanencia y la influencia del modelo del fascismo italiano fue muy clara.
Para ello se convoca una Asamblea Nacional Consultiva, de carácter corporativo, pues sus miembros serían miembros de las grandes instituciones públicas y no elegidos por sufragio. También se crea un partido único, la Uníón Patriótica sin un programa ideológico definido, y con el objetivo de proporcionar apoyo social a la dictadura. Los afiliados a este partido procedían de las filas del catolicismo, de los funcionarios de las administraciones y de los caciques rurales.
La dictadura se benefició de la buena coyuntura económica internacional de los años 20. El régimen puso en marcha un programa de fomento de la economía. La idea rectora fue la nacionalización y el aumento de la inversión en obras pública.
El gobierno aprobó el Decreto de Protección de la Industria Nacional, que concedía ayudas a empresas que no podían competir con el exterior. También se concedieron grandes monopolios, como el de la telefonía, a la Compañía Telefónica Nacional, y se otorgó el control total de las importaciones de petróleo a CAMPSA. Todo ello se financió mediante los llamados Presupuestos Extraordinarios, acumulándose así una gran deuda. En el mundo agrario no se produjo ninguna reforma, y siguió en manos de los grandes propietarios, aunque sí se promovíó el regadío a través de las llamadas Confederaciones Hidrográficas.
En el terreno social, se propuso un modelo de regulación del trabajo que pretendía eliminar los conflictos laborales mediante la intervención del Estado, la integración de los sectores moderados del movimiento obrero y la represión de las organizaciones más radicales. Para ello se creó la Organización Corporativa Nacional, que agrupaba a patronos y obreros (sindicalismo vertical), y regulaba los conflictos laborales a través de Comités Paritarios, formados por igual número de patronos y obreros. La UGT pudo moverse con cierta libertad durante el régimen, no obstante, los anarcosindicalistas y comunistas fueron perseguidos pasando a la clandestinidad.
4. LA OPOSICIÓN A LA DICTADURA
Los líderes de los partidos del turno, criticaron la excesiva duración del régimen y varios de ellos participaron en conspiraciones militares.
La censura y el cierre de universidades provocaron protestas estudiantiles. El enfrentamiento de los intelectuales con la dictadura estuvo protagonizado por: Unamuno (fue desterrado), Ortega y Gasset, Blasco Ibáñez (se trasladó al extranjero) y Menéndez Pidal. En 1924 suscribieron un manifiesto en contra de la política cultural.
Los republicanos se opusieron a la dictadura permanentemente, formando la llamada Alianza Republicana.
En Cataluña las medidas tomadas por Primo de Rivera., como la liquidación de la Mancomunidad (1925), así como la prohibición de la lengua catalana y bailes típicos (sardana) fueron recibidas como profundamente anticatalanistas, provocando un distanciamiento, incluso en sectores, como la Liga Regionalista.
La CNT se mostró contraria al régimen y fue perseguida, por lo que en su interior se agravó el enfrentamiento entre aquellos que defendían una actitud más radical y violenta y aquellos que defendían unas posiciones más pacifistas. Los más extremistas crearon la Federación Anarquista Ibérica (FAI). También el PSOE cambió su posición en el 1929 cuando rechazo la continuidad del régimen y se pronunció a favor de la República.
5. LA CAÍDA DEL DICTADOR
La creciente oposición al dictador se intensificó cuando el rey y su camarilla, se convencieron de que la dictadura era un peligro para la permanencia de la monarquía. Alfonso XIII retiró su confianza en el dictador y este dimitíó en Enero de 1930.
El General Berenguer fue el encargado de sustituirle, con la misión de celebrar unas elecciones que retomaran la normalidad constitucional. La oposición empezó a organizarse. Los republicanos, formados por los partidos; Acción Republicana (Manuel Azaña), Al Servicio de la República (Ortega y Gasset) y Derecha Liberal Republicana (Nícolás Alcalá- Zamora), los catalanistas de izquierda y el PSOE firmaron el Pacto de San Sebastián (Agosto de 1930) por el que se comprometían a formar un nuevo gobierno provisional de la futura república.
Berenguer se vio incapaz de convocar elecciones, y en Febrero de 1931 se formó el último gobierno de la Monarquía presidido por el Almirante Aznar. Este decidíó convocar elecciones municipales, al considerarlas menos peligrosas para la monarquía, y se fijaron para el 12 de Abril del 1931. Se pretendía de esta forma volver a la normalidad intentando obviar la gran implicación de Alfonso XIII con la dictadura, no obstante, las elecciones iban a significar para muchos sectores, un plebiscito a favor o en contra de la monarqu