6.la guerra civil:la dimension politica e internacional del conflicto.consecuencias de la guerra

14. 6 La dimensión política e internacional del conflicto. Las consecuencias de la guerra


La guerra civil de 1936-1939 puso fin al conflicto social iniciado en 1917 entre la clase hegemónica y las clases populares.En el ámbito internacional fue el preludio del enfrentamiento entre las grandes opciones en liza en el momento: los fascismos , las democracias occidentales ( y el stalinismo soviético.

Bando republicano

El golpe militar provocó un proceso de revolución social, sin dirección centralizada. El Estado se desarticuló y emergieron múltiples y dispersos poderes revolucionarios – juntas, comités…- que pusieron en marcha una durísima represión sobre cualquier persona que pudiera ser sospechosa de contrarrevolucionario , como los asesinatos de Paracuellos del Jarama y Torrejón de Ardoz. Después de los primeros meses, disminuyeron sensiblemente, al tiempo que el gobierno terminaba con las acciones de los incontrolados.A la vez, los dos grandes sindicatos, CNT y UGT, pusieron en marcha un proceso de colectivización urbano (empresas industriales y comerciales, ferrocarriles y transportes urbanos) y rural (expropiación de tierras y creación de colectividades en La Mancha, Aragón, Murcia, Andalucía y Extremadura), que supuso la abolición de la propiedad privada y la implantación de la propiedad colectiva, respetando en general la pequeña propiedad.La falta de un mando único afectó negativamente en la evolución de la zona republicana. La situación tardó en corregirse por las discrepancias entre las fuerzas políticas  y sindicales:Tras la dimisión de Casares Quiroga, el nuevo gobierno republicano de Giral formado el 19 de julio, fue incapaz de controlar la situación. De ahí que el 4 de septiembre se formara un nuevo gobierno presidido por Largo Caballero, al que se uniría la CNT, cuyo objetivo prioritario fue recuperar el poder del Estado. Para ello decretó la disolución de juntas y comités, reguló los consejos que regían los ayuntamientos y diputaciones, controló el Banco de España y militarizó las milicias con la creación de brigadas mixtas, compuestas por 4.000 combatientes de distintos cuerpos y armas.Tras la caída de Málaga en febrero de 1937, los partidos políticos lanzaron una ofensiva a favor del afianzamiento de la autoridad estatal. El PCE planteó la estrategia de congelar la revolución social (y defender las posiciones de las clases medias y pequeños propietarios) para ganar la guerra.
Su postura chocó con la de los sindicatos, en especial con la CNT y dio lugar a los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona, en los que las fuerzas de seguridad controladas por el PSUC  y la Generalitat se enfrentaron a las fuerzas de la CNT y del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista). Como consecuencia de estos acontecimientos, en los que hubo entre 400 y 500 muertos y el líder del POUM desapareció, Largo Caballero perdió el apoyo de los comunistas y de parte de su propio partido y dimitió. . Además, fusionó los ministerios de Guerra y Marina y Aire en un ministerio de Defensa Nacional, centralizando y jerarquizando más toda la organización militar. cuando las tropas sublevadas llegaron al Mediterráneo en abril de 1938, las institucionesrepublicanas empezaron a plantearse entablar negociaciones con Franco. Sólo Negrín y loscomunistas fueron partidarios se seguir la guerra hasta el final, con la esperanza de que la tensa situación internacional evolucionara a favor de la República. Bando nacional.En la zona sublevada se constituyó un férreo poder dictatorial, orientado a ganar la guerra e impulsar la contrarrevolución, basada en la defensa de la propiedad, la religión y el orden. El ejército fue el pilar fundamental del nuevo Estado. El 24 de julio de 1936 se constituyó en Burgos la Junta de Defensa Nacional, presidida por Cabanellas, para coordinar y unificar la acción de los insurrectos, que inmediatamente declaró el estado de guerra y la jurisdicción militar. La concentración del poder se realizó a través de la reafirmación del poder personal de Francisco Franco. El 1 de octubre de 1936 la Junta de Defensa nombró a Franco jefe de todos los ejércitos, con el título de Generalísimo, y jefe del gobierno del Estado con plenos poderes, pronto transformado en jefe del Estado.Franco formó una Junta Técnica hasta que, por la Ley de Administración General del Estado de 30 de enero de 1938, creó el gobierno de la nación. El jefe del Estado asumía el poder legislativo y era también el presidente del Consejo de Ministros. Con anterioridad, se había llevado a cabo una concentración de las fuerzas políticas que habían apoyado el golpe militar. El decreto de 19 de abril de 1937 unificó a falangistas y carlistas en un único Movimiento: Falange Española Tradicionalista (FET) de las JONS, del que Franco pasó a ser su jefe nacional y supremo caudillo. Esta unificación confirió ideología al régimen y definió al nuevo Estado como Movimiento Nacional. En marzo de 1938 se promulgó el Fuero del Trabajo , que organizaba la política sociolaboral del régimen. El bando insurgente justificó la sublevación en la defensa del orden y de la unidad de la patria y como respuesta a una posible revolución comunista. La Iglesia pronto dio su aprobacióny definió la guerra como una “cruzada” (en la carta pastoral de 6 de agosto de 1936 de los obispos Múgica y Olaechea), lo que llevó aparejado la interpretación de la misma como un enfrentamiento entre dos ideologías irreconciliables. Imágenes religiosas y actos rituales acompañaron desde entonces las ceremonias políticas y militares.  Los militares rebeldes y las fuerzas políticas que apoyaron el golpe practicaron desde el principio una implacable y sistemática represión, dirigida contra las organizaciones vinculadas al Frente Popular entre los trabajadores y las clases medias liberales. Los primeros afectados por las medidas represivas fueron los miembros del ejército y de las fuerzas de seguridad que se negaron a sumarse a la insurrección. Abundaron las ejecuciones masivas a medida que avanzaban las tropas, y en la retaguardia proliferaron los paseos y sacas, los fusilamientos en las cunetas


Dimensión internacional


En 1936 la situación internacional se caracterizaba por el miedo de las democracias europeas al comunismo, a la vez que recelaban de los regímenes autoritarios (Italia y Alemania) por su carácter expansionista, por lo que países como Gran Bretaña intentaron mantener una paz precaria con continuas concesiones. En esta situación, Alemania e Italia consideraron que el triunfo de la izquierda en la guerra española podría resultar perjudicial para sus intereses, tanto por el impacto ideológico como por la importancia estratégica de la Península Ibérica; mientras que el triunfo de los insurrectos aumentaría el prestigio internacional del fascismo y debilitaría a Francia, que se encontraría con un gobierno potencialmente hostil en su frontera meridional. Además, como la ayuda fue inicialmente pequeña, no tenía motivos para esperar una gran reacción por parte de Francia o Gran Bretaña. Cuando comenzó la guerra española, el gobierno del Frente Popular francés no deseaba ni exacerbar los ánimos de su propia derecha -alarmada por las noticias que aparecían en la prensa sobre la situación revolucionaria en España- ni tomar ninguna medida que pudiera perjudicar sus relaciones con el gobierno conservador británico, que consideraba más peligrosos el proceso de radicalización social de la república española que los regímenes fascistas pudieran considerar provocadora. Así es como en agosto de 1936 a iniciativa francesa 27 países europeos, entre ellos Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia y URSS van a firmar el Acuerdo de no Intervención, por el cual se comprometían a no vender armas ni suministrar ningún tipo de ayuda a los contendientes españoles. Alemania e Italia incumplirán, aún antes de firmarlo, el acuerdo y la URSS desde octubre, vendiendo muy cara su escasa, deficiente y esporádica ayuda a la República.
En agosto el gobierno estadounidense recomendó no vender material bélico a España (el
llamado “embargo moral”), y en enero de 1937 el Congreso norteamericano convirtió esta recomendación en obligatoria, poniendo fin a las esperanzas republicanas de adquirir suministros a EE.UU. Sin embargo, las empresas norteamericanas suministraron a Franco camiones y petróleo, mercancías que no estaban incluidas en las cláusulas del embargo pero que eran cruciales para la guerra. La ayuda que recibió el bando republicano procedió de Francia, de forma intermitente, y de la URSS que proporcionaba material de guerra como tanques, aviones e instructores para los mismos. A cambio exigieron -al igual que Francia- el pago inmediato. Asimismo, formando parte de las Brigadas Internacionales llegaron a España 40.000 brigadistas que ayudaron a detener el avance franquista sobre Madrid. La ayuda recibida por el mando insurrecto fue a crédito. La principal procedió de Italia, que envió material y unos 73.000 hombres en las unidades militares voluntarias. La ayuda alemana, aunque inferior a la italiana, también fue importante. La Legión Cóndor constó de un centenar de aviones y unos 5.000 hombres que se relevaban periódicamente. Como contrapartida, los alemanes crearon compañías industriales que entraron en el capital social de sociedades mineras españolas. El bando nacional también recibió la ayuda de voluntarios portugueses e irlandeses.De este modo, la política conciliadora de las democracias europeas acabó sacrificando a la II República española. Desde 1938, con Charberlain y Daladier Gran Bretaña y Francia iniciarán el acercamiento al gobierno de Burgos y, ya decidida la guerra, precipitarán el reconocimiento del nuevo régimen franquista en febrero de 1939 y EE.UU en marzo del mismo año.

Consecuencias de la guerra

La guerra civil conllevó una auténtica crisis demográfica difícil de evaluar con exactitud. Murieron 450.000 españoles y más de 500.000 personas partieron al exilio. La elevada mortalidad, el exilio y el gran número de heridos (en torno a 400.000) producirán la caída de la natalidad y del crecimiento del país. En el aspecto social la actitud de los vencedores contribuyó a perpetuar la división entre vencedores y vencidos que fueron humillados, marginados, sancionados económicamente, expulsados de sus empleos y encarcelados. Se calcula que 48.000 personas fueron fusiladas en la posguerra, que la cifra de prisioneros superó los 100.000 y 25.000 condenados a trabajos forzados. Paralelamente se depuró el sector público (funcionarios, ejército, policía, profesorado, judicatura) y otros grupos profesionales como periodistas, abogados o médicos. Más de 300.000 españoles fueron investigados, el 75% de los profesores universitarios sancionados y miles de maestros inhabilitados y suspendidos de empleo y sueldo.En el aspecto económico, las ciudades quedaron arrasadas y destruidas unas 500.000 viviendas.Quedaron inservibles buena parte de la marina mercante, locomotoras y vagones de trenes, tendido ferroviario y la red de carreteras. La actividad económica se redujo en un 25%.  Además, gran parte de las reservas del Banco de España se habían utilizado para pagar la ayuda soviética a la República y el gobierno de Franco se había endeudado por la ayuda recibida. En conjunto, las pérdidas económicas alcanzaron los 35.000 millones de pesetas de 1935.La consecuencia más duradera fue el cambio de régimen. La implantación de una dictadura personal que suprimió derechos y libertades y restauró la influencia de la Iglesia y de la oligarquía.

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