7.1
El Imperio de Carlos V
Conflictos internos: Comunidades y Germánías.Carlos I heredó un extenso territorio:
De su abuela María de Borgoña, los Países Bajos, Luxemburgo y el Franco Condado; de su abuelo Maximiliano, el archiducado de Austria y el título de Emperador de Alemania; de Isabel la Católica, Castilla, Navarra, Canarias, las posesiones del norte de África y los territorios americanos; y de Fernando el Católico, los reinos de la Corona de Aragón.Con Carlos I la corona española quedó en manos de la dinastía de los Habsburgo, o de los Austrias. El rey llegó a España en 1517. El nombramiento de nobles extranjeros para los altos cargos, como el de Adriano de Utrecht como regente del reino, y su partida para ser coronado emperador en 1520 tras haber convocado cortes para obtener fondos para el viaje, provocaron la sublevación de las principales ciudades castellanas con Toledo a la cabeza. En estas el poder municipal fue sustituido por comunas, (de ahí el nombre de Comunidades) integradas por artesanos, comerciantes y miembros de la baja nobleza y el bajo clero. Entre sus reclamaciones destacan: el regreso de Carlos a España, la exclusión de extranjeros de cargos políticos, mayor protagonismo de las cortes, protección al comercio de la lana, reducción de impuestos… El conflicto se radicalizó y se convirtió en rebelión antiseñorial, por lo que la nobleza, hasta entonces al margen, uníó sus fuerzas a las del rey y los comuneros fueron derrotados en Villalar (1521) y sus líderes (Padilla, Bravo y Maldonado) ajusticiados. A pesar de su victoria Carlos se deshizo de la camarilla de flamencos y prestó más atención a los asuntos castellanos.El movimiento de las Germánías (1519-1522) se inició en Valencia y se extendíó a Murcia y Mallorca. Desde el principio tuvo un carácter social. El rey había confirmado a los artesanos el permiso para formar una milicia –Germánía- en caso de ataque de los piratas berberiscos. Tras reunirse en junta, proponen la reducción de los privilegios de los nobles, el conflicto se radicaliza hasta llegar a la rebelión cuando muchos nobles abandonan las ciudades ante la llegada de un brote de peste y las Germánías se hicieron con el poder municipal. El Ejército imperial, con el apoyo de la nobleza acabó con la rebelión. Como en Castilla la alianza entre monarquía y nobleza se consolidó.
7.2. La monarquía hispánica de Felipe II. La unidad ibérica.Felipe II solo recibíó una parte de la herencia paterna pues Carlos, consciente de la dificultad de gobernar tan distintos territorios, tras retirarse a Yuste en 1556, dejó el titulo imperial y la corona de Austria a su hermano Fernando. A pesar de ello Felipe reunirá en su persona un Imperio mayor que el de su padre, porque a los territorios de Castilla (incluidos los del Nuevo Mundo y el Pacifico), de Aragón con sus territorios italianos y los Países Bajos, añadió Portugal y su Imperio ultramarino, herencia que recibíó a través de su madre, Isabel de Portugal.En 1578 murió el rey de Portugal, Sebastián I, sin descendientes directos. El trono pasa a tu tío abuelo, el Cardenal Enrique, que muere dos años después también sin descendientes. Siguiendo la línea sucesoria el heredero legítimo era Felipe II, lo que significa la uníón dinástica de ambas coronas y por tanto la unidad ibérica. Parte importante de la nobleza y los grandes comerciantes portugueses pensaban que la uníón podía traer importantes beneficios políticos y económicos. Las clases populares portuguesas, sin embargo, no veían con buenos ojos la anexión a España. Finalmente, Felipe II decidíó la invasión de Portugal que encargó al Duque de Alba. Las tropas castellanas llegaron a Lisboa sin encontrar apenas resistencia. Las Cortes portuguesas proclaman rey a Felipe II en 1581.Tras la abdicación de su padre, asentó su Corte en Madrid, poniendo fin a la tradicional corte itinerante. Esto le alejo de sus posesiones europeas y fue dotando a su monarquía de un carácter más hispánico. Sus colaboradores más próximos eran castellanos en su mayoría, y su política internacional y sus matrimonios tuvieron más en cuenta los intereses de Castilla, que era la que financiaba la mayor parte de su política. La política exterior de Felipe II se inspiró en los mismos principios que la de su padre, defensa del catolicismo y lucha contra los turcos (Lepanto 1571). Pero surgieron nuevos problemas como la sublevación de los Países Bajos (1548-1668) y la rivalidad con Inglaterra que condujo a la derrota de la Armada invencible en 1588. El escaso éxito de esta política y su alto coste llevaron a Felipe II a la bancarrota en tres ocasiones. También tuvo que hacer frente a numerosos problemas internos como la rebelión de los moriscos de Las Alpujarras (1568-1570), las acusaciones sobre la muerte de su hijo, el infante Don Carlos y la traición de su secretario, Antonio Pérez. Al finalizar su reinado España estaba arruinada y su Imperio se encontraba al borde de la desintegración.
7.3. La España del siglo XVI: el modelo político de los Austrias. La uníón de reinos.La monarquía hispánica del Siglo XVI debía gobernar territorios con diferentes leyes, instituciones y tradiciones, mientras que seguían existiendo poderes paralelos al de la corona como el de la nobleza, la iglesia, las ciudades o las cortes. En ambas cuestiones los Austrias van a continuar la política de los RRCC, afirmando su autoridad mediante un progresivo control de estos poderes y adoptando un gobierno basado en sínodos (polisinodial) o Consejos.La nobleza será sustituida en las tareas de gobierno por hombres formados en las universidades, y en las acciones militares por ejércitos mercenarios. Ira poco a poco convirtiéndose en una nobleza cortesana. Al mismo tiempo la necesidad de ayuda militar del Papa permitirá un mayor control sobre la Iglesia.Las Cortes, dejarán de reunirse a medida que se dispone de otros recursos, como la plata de América o los créditos de los banqueros y los concejos de las ciudades estarán cada vez más controlados por los corregidores reales.En cuanto el sistema de gobierno está decir constituido por sínodos o consejos: EL Consejo de Estado, presidido por el rey se ocupa de asuntos de política exterior y cuestiones de estado; los Consejos Territoriales de Castilla, Aragón, Italia, Indias, Portugal y Flandes; los Consejos asesores, que tenían competencia en todos los reinos como el Consejo de Estado, Hacienda o Inquisición, Ordenes Militares y el de guerra, separado por Felipe II del Consejo de Estado.En el ámbito territorial la diversidad era grande, aunque algunas instituciones eran similares en varios territorios: Los virreyes que suplían al monarca en algunos territorios y las Audiencias que funcionaban como tribunales de justicia. Pero cada uno de estos territorios tenía sus propias leyes, instituciones de gobierno, idioma, fronteras, etc.
7.4. Economía y sociedad en la España del Siglo XVI.A lo largo del Siglo XVI se dio en la Península Ibérica una etapa de crecimiento demográfico y económico. La población se incrementó, alcanzando los 8 millones de habitantes a finales de siglo. Se amplió el espacio de cereales y viñedo a costa de bosques aunque la ganadería siguió siendo la base de la economía castellana. Las actividades artesanales seguían siendo escasas. La demanda de productos aumentó en parte debido a los colonos americanos, además, la conquista americana permitíó el intercambio de productos agrarios. Aunque el oro y la plata fueron las mayores riquezas que se extrajeron de América. Los nuevos territorios supusieron una importante fuente de ingresos para Castilla, y especialmente para la Corona. Pero España desaprovechó la buena coyuntura económica y empezó a quedar relegada mientras que otros países como Francia, Inglaterra y Holanda iniciaban su despegue económico. Los gastos de las Guerras acabaron provocando la ruina de la Hacienda real, el endeudamiento y el aumento de la presión fiscal provocaron la ruina de los sectores productivos. El crecimiento económico se tradujo también en una peligrosa subida de precios. A mediados de siglo comenzaron a aparecer los primeros síntomas de crisis.En cuanto a la sociedad, se mantuvo la sociedad estamental tripartita de la Edad Media, (nobleza, clero y pueblo llano) destacando la diferenciación de un grupo de nobles: los Grandes de España, una élite instituida por Carlos I tras su coronación como emperador, su número aumentó con el tiempo, gozaban de ciertos privilegios y desempeñaban altos cargos militares y diplomáticos. También se generalizó el requisito de la limpieza de sangre para acceder a determinados cargos o instituciones. Esto trajo consigo el rechazo de prácticas fundamentales para el desarrollo económico como el comercio que eran repudiadas como propias de judíos o conversos. Mientras en los países protestantes mejoraba la consideración del trabajo de artesanos y mercaderes en España eran estimadas incompatibles con el honor.
7.5. Cultura y mentalidades en la España del Siglo XVI. La Inquisición. En el Siglo XVI España se movíó entre el espíritu humanista del Renacimiento y la ortodoxia de la Contrarreforma. Paralelo al desarrollo artístico se produce un desarrollo de la cultura, pasándose de la escolástica bajomedieval al humanismo renacentista, en el que tuvo una gran influencia Erasmo de Rotterdam y que se desarrolla en las nuevas universidades como la de Alcalá de Henares y la de Salamanca.La política internacional de Carlos I y la expansión ultramarina estimuló la atención a los problemas de las relaciones internacionales, destacando el dominico Francisco de Vitoria como uno de los creadores del derecho internacional. Las conquistas también contribuyeron al desarrollo de la navegación, la geografía y las ciencias naturales. Pero el triunfo de la Reforma protestante en territorios europeos provocó un cambio de actitud mental, coincidiendo con el acceso al trono de Felipe II. La sociedad española se convirtió en la más rígida defensora de la ortodoxia. Se fundó la Compañía de Jesús que representaba el espíritu combativo frente a los protestantes y que desarrollará una activa labor misionera en América. La Inquisición se convirtió en un instrumento contundente contra el protestantismo. En 1553 la Inquisición publicó el primer Índice de libros prohibidos y cinco años más tarde se instauró la censura. Cualquier manifestación de heterodoxia podía llevar a la cárcel. En 1558 surgieron en Sevilla y Valladolid dos brotes de protestantismo en torno a grupos de intelectuales y nobles. Se detuvo a los sospechosos y los principales cabecillas fueron ejecutados. El mismo Felipe II acudíó al auto de fe celebrado en Valladolid para manifestar su posición frente al protestantismo. A pesar de todo la Inquisición era una institución popular y apreciada por el conjunto de la sociedad.