1. INTRODUCCIÓN
Con la firma del Tratado de Valençay, Napoleón Bonaparte devolvió a Fernando VII el trono de España, dando final así a la Guerra de Independencia. Se había producido un cambio político que supuso la quiebra del Antiguo Régimen en España y la aparición del liberalismo a través de la Constitución de 1812 y la obra legislativa de las Cortes de Cádiz. Los partidarios del absolutismo eran mayoritarios.
Fernando VII llega a España en 1814, a Valencia. Allí un grupo de diputados absolutistas le entregaron el conocido “Manifiesto de los Persas”, un documento que le animaba a que anulara las Cortes de Cádiz y restaurara el absolutismo. En mayo de 1814, Fernando VII firmó un decreto por el cual declaró nulas todas las reformas liberales, así como la Constitución, restaurando el absolutismo en España. Esto supuso el enfrentamiento entre absolutismo y liberalismo.
2. EL SEXENIO ABSOLUTISTA (1814 – 1820)
Con la vuelta del absolutismo los monarcas absolutistas volvieron a sus tronos al ser vencido Napoleón. Fernando VII (quien entró en Madrid al grito popular de ¡Viva el rey y muera la Constitución!), restauró toda la legislación anterior a 1808: restableció la Inquisición, los privilegios señoriales, los gremios, anuló las libertades y paralizó cualquier medida reformista. Se trataba, por tanto, de la plena restauración del Antiguo Régimen.
Los sucesivos gobiernos del Sexenio tuvieron que hacer frente a las consecuencias de la Guerra de la Independencia. El descontento popular iba en aumento, sobre todo por parte de los campesinos, que se negaban a volver a pagar las rentas señoriales, y la burguesía, que reclamaba el fin del sistema gremial. A ello hay que sumar la guerra de independencia en las colonias americanas, que consumía grandes recursos.
En este contexto, afrancesados y liberales fueron perseguidos, por lo que muchos optaron por refugiarse en Francia e Inglaterra. Quienes permanecieron en el país optaron por la clandestinidad, actuando en sociedades secretas. En el seno del ejército, mayoritariamente absolutista, apareció un sector liberal partidario de reformas, por lo que surgen así los llamados pronunciamientos militares. Consiste en una sublevación militar con la que un sector del ejército espera que otros sectores le secunden. Con el objetivo de conseguir el apoyo del rey. Los pronunciamientos liberales fueron constantes, la derrota equivalía al exilio o a la ejecución.
3. EL TRIENIO LIBERAL (1820 – 1823)
En enero de 1820, el coronel Rafael del Riego se pronunció a favor de la restauración del liberalismo. Estaba al mando de una compañía del ejército que esperaba en Cabezas de San Juan. Finalmente, en marzo el rey Fernando VII se vio obligado a jurar la Constitución de 1812. El pronunciamiento había triunfado.
El nuevo gobierno decretó una amnistía para los liberales y convocó elecciones. Los liberales estaban fragmentados en dos corrientes:
- Moderados o “doceañistas”, partidarios de reformas moderadas.
- Exaltados o “veinteañistas”, partidarios de reformas más radicales.
Las elecciones dieron la victoria a los moderados, quienes recuperaron gran parte de las reformas de Cádiz: supresión de los señoríos, eliminación de los gremios, liberalización, libertad de imprenta… También se creó la Milicia Nacional para sostener el liberalismo.
A la nueva situación se oponían el rey, la nobleza y la Iglesia pero también la mayoría de los campesinos que, ahora convertidos en arrendatarios de las tierras, veían cómo se les negaba el acceso a la tierra y no mejoraba su situación. Estas guerrillas proclamaron en 1822 la Regencia de Urgell, al considerar que Fernando VII era preso de los liberales y tenía que volver a ser un rey absoluto.
Finalmente, Fernando VII pidió ayuda por lo que en 1823 la Santa Alianza envió a los Cien Mil Hijos de San Luis, un ejército francés. Fueron recibidos sin resistencia militar ni oposición popular, lo que permitió que el rey pudiera volver al absolutismo.
4. LA DÉCADA OMINOSA (1823 – 1833)
La vuelta al absolutismo abrió una dura represión contra los liberales. Muchos liberales tuvieron que recurrir al exilio o la clandestinidad. La Milicia Nacional fue disuelta y se crearon los Voluntarios Realistas, un cuerpo armado para defender el absolutismo. Se declaró nula toda la legislación del Trienio Liberal y se restablecieron las instituciones del Antiguo Régimen, excepto la Inquisición.
Los liberales siguieron con pronunciamientos, que fracasaron. Los más importantes fueron los de El Empecinado y del general Torrijos. La imposibilidad de enviar tropas a América permitió casi concluir los procesos de independencia. La pérdida de estos territorios será un duro golpe económico agravándose la crisis económica.
La situación económica española era muy grave, por lo que el monarca tuvo que hacer concesiones a los liberales. El ministro Luis López Ballesteros, responsable de Hacienda, será el encargado de llevar a cabo una serie de reformas económicas entre las que se encuentran una reforma fiscal, el inicio de los Presupuestos Generales y la creación de un Tribunal de Cuentas. Se crearon la Bolsa de valores de Madrid y el Banco de San Fernando. Se publicó un nuevo Código de Comercio y se abrió el Ministerio de Fomento para impulsar la industria.
Muchos de estos cambios despertaron la oposición de los absolutistas que se sublevaron en 1827 (Guerra de los Malcontents en Cataluña). Los ultrarreaccionarios, conocidos como los “apostólicos”, encontraron un líder, el hermano del rey, Carlos María Isidro.
Fernando VII, tras tres matrimonios, no había tenido descendencia, por lo que la sucesión en el trono correspondía a su hermano Carlos María Isidro pero, en 1829 el rey se casó por cuarta vez con su sobrina María Cristina de Borbón, que quedó embarazada. Fernando VII, queriendo garantizar la llegada al trono de su futuro hija, publicó la Pragmática Sanción, que derogaba la Ley Sálica, que impedía a las mujeres reinar.
En 1830 nacía la futura Isabel II, lo que abría la lucha entre los reformistas y los absolutistas. Los absolutistas consiguen que firme la derogación de la Pragmática. Sin embargo, el rey se restablece y vuelve a ponerla en vigor. Consciente de que sólo los liberales apoyan a Isabel, decretó una amnistía y autorizó el regreso de los exiliados.
5. CONCLUSIÓN
La vuelta a España de Fernando VII supuso la anulación de las reformas liberales en las Cortes de Cádiz y el restablecimiento de la monarquía absoluta. Supone una lucha continua entre los partidarios de las reformas liberales y los partidarios del Antiguo Régimen. La acción de los liberales se verá a menudo concretada en pronunciamientos militares, que serán muy abundantes. La mayor parte de ellos fracasaron, pero el triunfo del pronunciamiento de Riego dio paso a un breve periodo liberal, cortado por las tropas de la Santa Alianza, que instauraron el absolutismo.
Tras el fallecimiento de Fernando VII, los partidarios del absolutismo llamaron a la lucha para llevar al trono a Carlos María Isidro. Debido a que Isabel sólo contaba con tres años, la regencia será ejercida por su madre, Mª Cristina, apoyada por militares y políticos liberales. La primera guerra carlista, que enfrentará a partidarios de Carlos Mª y de Isabel, también supone la lucha entre los partidarios del Antiguo Régimen y del liberalismo.