Análisis de la Constitución Española de 1931: Un Régimen de Cambio y Conflicto

La Constitución Española de 1931

Clasificación:

Se trata de una selección de artículos pertenecientes a la Constitución de 1931, aprobada el 9 de diciembre de ese mismo año y redactada por la Comisión constitucional de las Cortes dirigida por Jiménez de Asúa. Es un texto circunstancial de naturaleza política y de carácter público.

Análisis:

En estos artículos, pertenecientes a la Constitución de 1931, destacan tres ideas fundamentales: la definición de España como una “República democrática de trabajadores de toda clase”, la soberanía que reside en el pueblo y la concepción de la República como un Estado integral. Otros aspectos que podemos destacar son la declaración del laicismo, la “renuncia a la guerra como instrumento de política nacional”, la aceptación de las normas de Derecho internacional, la modificación de los colores de la bandera, etc.

Contexto Histórico

En abril de 1931, cuando se iban a celebrar las primeras elecciones municipales, el sentimiento de muchos españoles era considerar a la Monarquía como una institución incompatible con cualquier programa e ideología progresista y que fue incapaz de abordar los males que afectaban a España. La corona actuó de freno para todo propósito de regeneración de España.

Posteriormente, el rey Alfonso XIII rozó en muchos momentos los límites impuestos por la Constitución, implicándose excesivamente en la vida política y ese protagonismo culminó con la aceptación del golpe de Primo de Rivera en 1923. El nuevo régimen también tuvo problemas. Primero fueron los intelectuales y los liberales quienes constituyeron la oposición, que más tarde fue incrementando. La llegada a España de los coletazos del crack puso en evidencia el aparente bienestar económico logrado por la dictadura. Por todo ello, Primo acabó dimitiendo en 1930 y Alfonso XIII colocó en el gobierno a Berenguer. En los meses de su gobierno y de su sucesor Azaña, se intentó regresar a las fórmulas políticas de la Restauración. Esto era algo irrealizable, ya que la mayoría de españoles proponían un cambio de régimen con la caída de la monarquía.

Desde el punto de vista social era claro el deseo de superar el vacío dejado por la Restauración y la Dictadura. Desde un punto de vista político, el objetivo era la democracia plena, lo que suponía amplias libertades, elecciones auténticas y nuevos líderes. De esta manera se explica el triunfo de los republicano-socialistas en las elecciones municipales, las manifestaciones que provocaron la salida de Alfonso XIII del país y la proclamación de la II República española.

A partir de entonces se formó el Gobierno provisional, presidido por Alcalá Zamora, con la presencia de líderes como Azaña, Lerroux y Caballero. El gobierno se encaminó hacia reformas para mejorar la situación de España, pero se encontró con el enfrentamiento de la Iglesia y las fuerzas más conservadoras. Para consolidar el nuevo régimen era necesario aprobar un texto Constitucional y, para elaborarlo, se convocaron elecciones generales el 28 de junio. El triunfo fue para los republicano-socialistas. Una vez abiertas las Cortes el 14 de junio de 1931 se encomendó a una comisión de juristas que elaborase un anteproyecto de la Constitución. En pocos días se dictaminó el texto y tras varias discusiones, como la relacionada con la cuestión religiosa (que provocó la dimisión del presidente Alcalá Zamora), la Constitución fue aprobada el 9 de diciembre de 1931.

Comentario de las Ideas

Son varias las ideas que presenta el texto. La primera de ellas es la definición de España como una “República democrática de trabajadores”, un presupuesto inicial en donde se aprecia la influencia del Partido socialista. El segundo concepto al que hay que aludir es la soberanía. En el propio artículo Primero se dice que todos los poderes de la República “emanan del pueblo”, por lo que se entiende que la soberanía reside en el pueblo. En tercer lugar la concepción de la República como un Estado Integral. Este modelo de Estado pretendía superar los dos modelos tradicionales: el unitario y el federal. Se inspiraba en la República Alemana de 1919. También posibilitaba la formación de Comunidades Autónomas, con una serie de competencias propias y otras compartidas con el Estado y, con ello, se satisfacían las aspiraciones de los grupos catalanistas y los compromisos acordaron con Cataluña. Su desarrollo será contemplado en el Título Primero, referente a la Organización nacional, en cuyos artículos se establece como se ha de proceder para el establecimiento de las autonomías y cuáles son las competencias de ellas y del Estado. Finalmente las disposiciones generales hacen relación a otras cuestiones también de interés:

  • La declaración del laicismo al no reconocerse ninguna religión oficial.
  • La marcada orientación pacifista del nuevo Estado, que renuncia a la guerra como instrumento de política nacional y la aceptación de las normas de Derecho internacional.
  • La modificación de los colores de la bandera como símbolo del deseo de transformación al que se aspiraba en el Estado republicano.

Las novedades más destacadas de la Constitución de 1931 respecto de las anteriores fueron además:

  • La amplia declaración de derechos y libertades. Destacan el derecho al voto de la mujer y la protección del trabajo.
  • El reconocimiento de la nacionalidad española para personas de origen español residentes en el extranjero.
  • Un sistema de elección para la Presidencia de la República mediante sufragio universal y la posibilidad de que el Presidente fuera reelegido.
  • El establecimiento de una sola cámara, el Congreso de los Diputados, elegida por sufragio universal directo y secreto.
  • La reaparición de la Diputación Permanente del Congreso para actuar cuando no hubiera períodos de sesiones y poder prolongar, con ello, la función fiscalizadora de la cámara.
  • La implantación de un Tribunal de Garantías Constitucionales.

Conclusión y Alcance

La Constitución de 1931 no resolvió las tensiones de España. La guerra ideológica, la lucha de clases y el proceso de desintegración nacional encontraron en ella su último episodio. El propósito de los constituyentes de 1931 fue establecer unas nuevas reglas de juego en donde la mayoría de los españoles tuviera cabida, unas normas de convivencia que recogieran el máximo de libertades.

Jamás se planteó en la Constitución de 1931 la desintegración nacional, sino la creación de un nuevo modelo de articulación del Estado, el llamado Estado integral, que ayudaría a cicatrizar las heridas causadas por los nacionalismos impuestos por el centralismo desde principio del siglo XVIII.

Sin duda, la II República española y su constitución, supusieron un intento para dar solución a los males históricos del país. Finalmente, este período republicano culminó con la Guerra Civil de 1936-39. Tras ella se impuso la dictadura franquista. Sin embargo, con la muerte de Franco en 1975 se recuperó las libertades, que llegaron bajo una Monarquía Constitucional, por medio de la Constitución de 1978.

Bibliografía

SOLÉ TURA Y ELÍSEO AJA. Constituciones y períodos constituyentes en España: (1808-1936): Siglo XXI, 2000.

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