Análisis del Constitucionalismo Histórico Español

Introducción

La historia constitucional española refleja la compleja construcción del Estado español. Este proceso se ha caracterizado por una unificación precaria, con tendencias desagregadoras constantes, y un desarrollo autoritario, marcado por la ausencia de un Estado fuerte y una hacienda pública eficiente. A pesar de los intentos centralizadores en Madrid, el poder del Estado era débilmente percibido y arraigado en las provincias. A esto se suma la debilidad del nacionalismo español como fuerza de cohesión, con la consiguiente pluralidad de regímenes jurídicos y lenguas. Prueba de ello son las tres guerras carlistas (que disputaban el régimen jurídico de Navarra y las Vascongadas) y la existencia de sistemas forales de concierto y convenio.

Otro factor clave es la debilidad de los actores constitucionales. España mantuvo una estructura agraria hasta la primera mitad del siglo XX, con una ausencia de clases trabajadoras no agrícolas y una burguesía fuerte, quienes impulsaban el constitucionalismo. Por el contrario, la fuerza y resistencia de los actores anticonstitucionales (la Iglesia, el caciquismo, la monarquía y la aristocracia oligárquica) eran considerables. A esto se añade el papel ambiguo del ejército, que oscilaba entre posiciones progresistas y conservadoras.

Fases del Constitucionalismo Español

Crisis del Absolutismo (1808-1833)

Esta fase, marcada por el mantenimiento del Antiguo Régimen, tuvo como motor de cambio un factor externo: la invasión francesa.

  • El Estatuto de Bayona (1808), una carta otorgada, fue la primera manifestación constitucional, estableciendo una monarquía limitada.
  • Las Cortes de Cádiz aprobaron la Constitución de 1812, de vigencia precaria.
  • Fernando VII restauró el absolutismo en 1814.
  • El Trienio Liberal (1820-1823), iniciado con el pronunciamiento de Riego, restableció la Constitución de 1812.
  • La Década Ominosa (1823-1833) marcó el regreso al absolutismo.

Constitucionalismo Liberal-Oligárquico (1833-1868)

Esta fase se caracterizó por la oscilación entre gobiernos liberales y oligárquicos.

  • En 1833, la muerte de Fernando VII y la derogación de la Ley Sálica permitieron la sucesión de Isabel II. Se inició la centralización administrativa y la división provincial, siguiendo el modelo francés.
  • Durante la Regencia de María Cristina (1834), el Estatuto Real, una carta otorgada, estableció un régimen bicameral, con gobiernos de tendencia progresista.
  • El predominio de Mendizábal (1836-1837) impulsó la desamortización y la aprobación de la Constitución de 1837. Dos años después, finalizaron las guerras carlistas.
  • La Regencia de Espartero (1841-1843) dio paso al periodo moderado de Narváez (1843-1854), con la Constitución de 1845 (reforma de la de 1837) y un proyecto de constitución autoritaria de Bravo Murillo.
  • El Bienio Progresista (1854-1856) vio nacer una constitución non nata.
  • El regreso de Narváez (1856-1858), la Unión Liberal de O’Donnell (1858-1863) y la vuelta de Narváez (1863-1868) completaron este periodo.

Sexenio Revolucionario y la I República (1868-1874)

  • La Revolución Gloriosa (1868), liderada por Prim, estableció un gobierno provisional y la Constitución de 1869, la primera liberal desde la de Cádiz, con soberanía nacional, sufragio universal masculino y una monarquía democrática.
  • La inestabilidad política, las reclamaciones de tierras en Andalucía y las demandas de autonomía en Cataluña llevaron a la abdicación de Amadeo de Saboya y la proclamación de la I República (1873).
  • El proyecto de constitución federal, que reconocía los poderes de los estados integrantes de España, se vio truncado por el golpe de Estado del General Pavía (1874).

Restauración Borbónica a Primo de Rivera (1875-1930)

  • Con Alfonso XII y Cánovas del Castillo, se instauró el sistema de turno entre partidos progresistas y moderados, culminando en la Constitución oligárquica de 1876.
  • A finales de siglo, la crisis del sistema, marcada por la muerte de líderes políticos, el auge de nacionalismos, el problema de Marruecos y la crisis social, desembocó en la dictadura de Primo de Rivera (1923), cuyo intento de redactar una ley fundamental fracasó.

La II República (1931-1939)

  • El triunfo electoral de socialistas y republicanos en 1931 precipitó la abdicación del rey y la proclamación de la II República, que se divide en tres fases:
    • Bienio reformista (1931-1933): Constitución de 1931, reformas militares, religiosas, laborales, agrarias y administrativas, descentralización y creación de un marco jurídico para las autonomías.
    • Bienio Radical-Cedista (1933-1935): Pacto entre el Partido Republicano Radical y la CEDA, paralización de las reformas.
    • Triunfo del Frente Popular (1936): Azaña como presidente. Estallido de la Guerra Civil el 18 de julio de 1936.
La Constitución Republicana de 1931

Esta constitución estableció una república democrática de trabajadores, con soberanía popular, sufragio femenino, iniciativa administrativa popular, referéndum aprobatorio, renuncia a la guerra, estado laico, separación Iglesia-Estado y reconocimiento de derechos civiles, políticos y sociales. Estableció Cortes unicamerales, un Presidente de la República con poderes limitados, un Jefe de Gobierno dependiente de las Cortes y tribunales de justicia para la protección de los derechos y el control de la constitucionalidad de las leyes. Reconoció el derecho de las regiones a establecer Estatutos de Autonomía, que serían leyes estatales y normas básicas de cada autonomía. Su rigidez constitucional requería dos tercios de la cámara para aprobar la necesidad de reforma, disolución de las cámaras tras cuatro años y aprobación por mayoría absoluta.

El Franquismo como Negación del Constitucionalismo (1936-1975)

La insurrección militar de 1936, liderada por Franco, dio inicio a la Guerra Civil y al régimen franquista, basado en la concentración de poder, el anticomunismo, el antiparlamentarismo, el nacionalcatolicismo, la unidad de patria y el militarismo. El régimen pasó por varias etapas:

  • Aislamiento (1939-1952): Se aprobaron cinco de las siete Leyes Fundamentales del Movimiento.
  • Estabilización y reorganización (años 50): Liberalización parcial de precios y comercio, Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958) y Plan de Estabilización (1959).
  • Institucionalización (1961-1967): Ley Orgánica del Estado.
  • Crisis (1967-1975): Muerte de Franco.

La Transición hasta la Constitución de 1978

Tras el asesinato de Carrero Blanco, Juan Carlos I fue nombrado rey y designó a Arias Navarro como jefe de gobierno. La posterior designación de Adolfo Suárez permitió la aprobación de la Ley para la Reforma Política, puente entre la dictadura y la democracia. Esta ley introdujo la supremacía de la ley, los derechos fundamentales, las Cortes bicamerales, la posibilidad de reformas constitucionales y el sufragio universal. Se reformaron leyes, se ratificaron tratados internacionales y se estableció la normativa electoral que sentó las bases para las elecciones posteriores. Las Cortes, con mayoría de UCD, se declararon constituyentes.

Caracteres Generales del Constitucionalismo Histórico Español

España ha tenido multitud de constituciones de vigencia interrumpida y discontinua, marcadas por:

  • Predominio de constituciones conservadoras (Estatuto Real, periodos moderados, Restauración).
  • Fases de negación de la constitución (absolutismo monárquico, dictaduras militares).
  • Textos liberales-republicanos de vigencia escasa (Constituciones de 1812, 1837, 1869 y 1931).
  • Soberanía compartida (Rey-Cortes).
  • Escasa democratización del poder: desarrollo lento del sistema parlamentario, predominio del rey en el poder ejecutivo, ausencia de control de la administración pública, falta de independencia judicial y centralismo.
  • Debilidad del sistema de derechos y libertades: Reconocimiento progresivo en las constituciones de 1812, 1869 y 1931, pero con vigencia limitada.
  • Escasa normatividad de los textos constitucionales: Rigidez en las progresistas (sin cumplimiento) y flexibilidad en las conservadoras.

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