Contexto Histórico
El siguiente texto analiza el Manifiesto de Manzanares, una fuente primaria de carácter político que reivindica principios eliminados durante la década moderada y propone un cambio hacia el progresismo. Firmado por Leopoldo O’Donnell, político y militar español, presidente del gobierno y figura clave en el pronunciamiento de Vicalvaro de 1854. Durante el Bienio Progresista, compartió el poder con Espartero, con quien discrepaba ideológicamente. O’Donnell creó La Unión Liberal, un partido que aglutinaba a moderados y progresistas. Desde 1856 hasta su muerte, se alternó con Narváez en la presidencia del gobierno y el Ministerio de la Guerra.
Ideas Fundamentales del Manifiesto
La idea central del manifiesto es la transición del sistema político moderado al progresista, reivindicando principios como:
- El triunfo de la libertad y las leyes.
- La conservación del trono sin camarillas (alianza entre moderados y la corona).
- Supresión del centralismo estatal y administrativo.
- Restablecimiento de la milicia nacional.
El texto se enmarca en el reinado de Isabel II, durante el Bienio Progresista (1854-1856). Su origen se encuentra en la década moderada, caracterizada por un régimen conservador, incluso autoritario, dominado por camarillas (grupos de interés que gobernaban para beneficio propio) y la alianza entre la corona y los moderados. La Constitución de 1845, vigente en ese periodo, priorizaba el orden sobre la libertad, la propiedad y el centralismo administrativo, burlando la declaración de derechos de 1837.
La Revuelta de 1854
En 1854, surge una revuelta a dos niveles:
- La Vicalvarada de O’Donnell y Dulce, que fragmentó el moderantismo y dio origen a la Unión Liberal.
- El Manifiesto de Manzanares, que promovía el cambio al sistema progresista con Espartero al frente.
Como consecuencia, se restauró el sistema político de 1837 y se elaboró la Constitución de 1856 (de carácter progresista, pero no promulgada). Se implementaron reformas económicas con poco éxito, como la Desamortización de Madoz (que afectó a los ayuntamientos y las clases bajas) y el librecambismo. El clima de conflictividad, el alza de precios y las revueltas obreras y campesinas, reprimidas por el ejército y la Guardia Civil, llevaron a O’Donnell a sustituir a Espartero, poniendo fin al Bienio Progresista.
Ideologías Políticas
Moderados
Los moderados, autodenominados personas de orden, eran un grupo heterogéneo de terratenientes, comerciantes, intelectuales conservadores, junto con la antigua nobleza, el alto clero y los altos mandos militares. Defendían la propiedad como garantía del orden, restringiendo el sufragio según la riqueza. Concebían la libertad como un bien individual, pero subordinada a la autoridad y el orden social. Defendían la soberanía compartida entre las Cortes y la Corona, otorgando amplios poderes a esta última, y limitando los derechos individuales.
Progresistas
Los progresistas, defensores de la libertad, estaban compuestos por la mediana y pequeña burguesía, la oficialidad media del ejército y las clases populares urbanas. Defendían la soberanía nacional, el predominio de las Cortes y un papel moderador para la Corona. Proponían una reforma agraria para acabar con la propiedad vinculada y limitar la influencia de la Iglesia.
Antecedentes del Bienio Progresista
El primer gobierno de la regencia de María Cristina, presidido por el absolutista moderado Cea Bermúdez, se centró en reformas administrativas, como la división provincial de España en 49 provincias. Ante la necesidad de apoyo popular y recursos para la guerra carlista, María Cristina recurrió a los progresistas en 1835. Juan Álvarez Mendizábal, líder progresista, implementó reformas como la supresión de la Mesta, la organización de la Milicia Nacional, la abolición de los privilegios gremiales y la desamortización de bienes eclesiásticos. Esta desamortización buscaba una reforma agraria, recursos para Hacienda, castigar a la Iglesia por su apoyo al carlismo y crear una base social para el liberalismo.
Constitución de 1837
Los progresistas continuaron la reforma agraria, disolviendo el régimen señorial y los mayorazgos. Elaboraron la Constitución de 1837, basada en la soberanía nacional, la división de poderes, Cortes bicamerales, sufragio censitario amplio, aconfesionalidad del Estado (con subvención al clero), ayuntamientos elegidos, Milicia Nacional, libertad de imprenta y otros derechos.
El Ascenso de los Moderados
En 1837, los moderados ganaron las elecciones e intentaron recortar el poder municipal. Baldomero Espartero, general popular por finalizar la guerra carlista, gobernó de forma autoritaria. Con Narváez, líder moderado, se inició la década moderada, un periodo con aparente estabilidad pero con numerosos gobiernos. La Constitución de 1845 reflejó el ideario moderado: soberanía compartida, amplios poderes para el rey, sufragio censitario restringido, limitación de derechos, catolicismo oficial y control central sobre ayuntamientos y diputaciones.