Análisis del Regeneracionismo de Joaquín Costa: La Tierra y la Cuestión Social

Clasificación del texto

El texto a comentar es un extracto del libro de Joaquín Costa La cuestión social y la tierra escrito en 1902.

Este texto es una fuente primaria de carácter público y de naturaleza política, aunque con contenidos sociales, económicos e ideológicos. Su autor es Joaquín Costa (1846-1911), profesor de la Institución Libre de Enseñanza y la figura más importante del movimiento regeneracionista.

La obra «La tierra y la cuestión social» recoge una serie de textos que se publican en 1912 de forma póstuma. Este fragmento pertenece a una memoria escrita en 1904 y leída públicamente en La Solana, un pueblo manchego, en el transcurso de un conflicto por la propiedad de unas tierras. El texto critica la pervivencia de problemas como la falta de instrucción del campesinado, la carestía de los alimentos y el desigual reparto de la propiedad agraria, que están en la raíz del problema del caciquismo.

Antecedentes remotos

En el texto, el autor culpa de los males que sufre el país al caciquismo y la miseria que padece una gran parte de la población, conformada sobre todo por el campesinado español, consecuencia del desigual reparto de la tierra y de los bajos niveles de instrucción. En su análisis, Costa repasa los acontecimientos más destacados de la historia de España del S.XIX en los que se hunde la raíz y origen de estos males.

La revolución liberal ha dado una serie de constituciones en las que se han reconocido derechos y libertades, sufragio universal, etc. Además, se han llevado a cabo dos desamortizaciones (Mendizábal, 1836 y Madoz, 1855) que han supuesto la mercantilización (puesta en el mercado) del 40% de las tierras cultivables que se encontraban en posesión de Manos Muertas. Precisamente, la nueva clase terrateniente, beneficiada de la desamortización, acabará convirtiéndose en la base del sistema caciquil. El autor, desde las primeras líneas del texto, expone la tesis principal del mismo: las aparentes conquistas políticas alcanzadas en este último siglo, no han sido de ninguna utilidad para la población: Seguimos donde estábamos. Y ese punto no es otro que la miseria y el analfabetismo del pueblo que le impiden realmente ejercer la libertad, le genera dependencia y son fundamento del caciquismo. La Constitución de 1876 y la ley de sufragio universal de 1890 no logran crear en España un régimen democrático que ponga fin a esta lacra que padece la sociedad española. Todo lo contrario, el fraude y la corrupción electoral sobre la que se asienta el sistema de la restauración precisa del caciquismo que se extiende por una gran parte del país para mantener el sistema político diseñado por los partidos oligárquicos que aspiran a monopolizar el poder.

Antecedentes inmediatos

El texto que comentamos se enmarca en la crisis del 98. Tras el desastre del 98, en el que España pierde los últimos vestigios del imperio colonial, el país entero entra en una fase de depresión y de crisis política, moral e ideológica. La crítica al sistema político y a la clase dirigente surge desde ámbitos culturales y políticos. Estas voces claman por una regeneración del país que afecte a todos los órdenes y que conduzcan a España por la senda del progreso y del bienestar de su sociedad. A esta corriente de opinión se le reconocerá con el nombre de regeneracionismo y su principal artífice e ideólogo será Joaquín Costa.

Joaquín Costa propuso para regenerar el país, social, económica y políticamente, el desarrollo cultural y la verdadera reforma agraria (escuela y despensa, serán su lema). La mejora de la situación del campo español y del nivel educativo son las vías que permitirán a España sumarse al grupo de los países modernos y democráticos de su entorno.

Fruto de estas reflexiones fue la creación de un nuevo partido, la Unión Nacional, en 1900. Sin embargo, las diferencias entre sus promotores en cuanto a su estrategia y su programa político, contribuyó a su pronta desaparición. Se demostraba que Joaquín Costa tenía más de intelectual que de político.

Pero no solo las fuerzas críticas con el régimen son las únicas que defendieron una regeneración política. También los dos grandes partidos políticos dinásticos que monopolizaron el poder alternativamente durante este largo periodo, tratarán de emprender reformas. El conservador Maura planteó una “revolución desde arriba” para cerrar el paso a cualquier proyecto de revolución social. Llevó a cabo una reforma electoral que aunque no consiguió acabar con la corrupción, hizo más difícil el fraude electoral. Por otro lado, el liberal Canalejas propuso la modernización de la política a partir de un reformismo social, la mejora de las condiciones laborales y la limitación del poder de la Iglesia. Este proyecto se verá interrumpido al ser asesinado por un anarquista en Madrid en 1912.

Conclusión

Costa destaca, por una parte, el triunfo del liberalismo como régimen político («tenemos lo que se pedía») pero, por otra, su fracaso a la hora de resolver el problema social más grave que tenía España: la miseria y servidumbre del campesinado. La no resolución de este problema afectó, además, al propio sistema político basado en el caciquismo y el fraude electoral. Esto conducirá a la crisis del régimen y al establecimiento de una dictadura que, en algunos aspectos, seguirá reivindicando su condición de «regeneracionista».

Por eso insistió en que solo desde una mejora de la situación del campo español y del nivel educativo podría salir España de la situación en la que se encontraba.

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