El Contexto de los Fascismos en Europa
La sociedad europea sufrió auténticas catástrofes: una larga guerra que había acabado con los imperios, una revolución social y una depresión económica. Muchas personas acusaban al viejo sistema liberal del siglo XIX de haber causado las catástrofes. Instituciones como los parlamentos, los gobiernos representativos y las constituciones que garantizaban los derechos y libertades fundamentales, animaban a las masas a exigir cada vez más derechos. Durante los años veinte y treinta, surgieron movimientos políticos y sociales de carácter autoritario que exigían la desaparición del régimen liberal. Las derechas organizaron un auténtico movimiento de masas en línea con los partidos políticos y sindicatos, fueron apoyados por todas las clases sociales y utilizaron propaganda política.
Características de los Movimientos Autoritarios
- Rechazo del mundo burgués: En el mundo occidental reinaba el sentimiento de derrota y el egoísmo. Muchos reivindicaban el espíritu de comunidad. Se tenía nostalgia de sociedades del pasado, más jerárquicas.
- Desprecio de la política liberal: Rechazaban la democracia parlamentaria y sus instituciones. Lo consideraban débil para detener la revolución social e imponer el orden, e ineficaz para establecer una crisis. Consideraban al liberalismo y a la democracia responsables de la derrota y de la decadencia nacional.
- Represión del marxismo: Consideraban que eran fruto de la Ilustración. Cuando las derechas llegaban al poder, los partidos de izquierda eran perseguidos y encarcelados.
- Fuerte nacionalismo: Se combinaba con la xenofobia y el racismo. Perseguían a aquellos que amenazaban la unidad nacional y exterminaban a las minorías culturales que amenazaban la identidad social.
- Militarismo: Los movimientos autoritarios se apoyaban en los cuerpos armados que podían ejercer su autoridad mediante violencia física. Muchos militares la lideraron o los apoyaron, como Franco. En general, las derechas imponían a la sociedad civil valores de carácter militar, muchos de ellos eran excombatientes de la Gran Guerra.
Peculiaridades de los Movimientos Fascistas
Los movimientos fascistas tenían una característica que los diferenciaba del resto de las derechas autoritarias: eran modernos y se definían como revolucionarios. Sus rasgos:
- Movilizaban a las masas. Se adaptaban a la sociedad democrática para atraer a la multitud y organizarlas en partidos modernos.
- Utilizaban la propaganda y la demagogia para atraer a las masas. Para ello participaban en las elecciones, exponían sus programas y ofrecían discursos que la gente quería oír.
- Eran dirigidos por un líder carismático ajeno a los grupos sociales conservadores. Los fascistas pactaban con gente importante para llegar al poder y los utilizaban para sus propios beneficios.
Regímenes Autoritarios y Regímenes Fascistas
En la época de entreguerras, en Europa se vivió una fiebre antidemocrática y las derechas entraron al poder a la fuerza, imponiendo dictaduras en dos oleadas.
- Primera oleada: De dictaduras, se produjo en los años veinte y afectó a los países del este y del sur de Europa.
- Segunda oleada: Esta se produjo en los años treinta, tras la crisis del 29. Los dictadores fueron Hitler y Franco.
La Crisis de 1929
Estados Unidos era el mejor reflejo de confianza en el futuro, ya que era el único país que producía una expansión económica. La bolsa de Nueva York multiplicó su valor. De hecho, muchos beneficios de la industria se destinaron a la bolsa con objeto de multiplicar las ganancias. La situación cambió el 24 de octubre de 1929. Ese día los inversores comenzaron a vender sus acciones, todos querían vender para perder lo menos posible, así se aceleró la caída de la bolsa.
La Crisis en Estados Unidos
La caída de la bolsa, sumada a una economía que acumulaba diversos problemas, provocó una crisis económica sin precedentes en Estados Unidos, conocida como la Gran Depresión, que se prolongó durante los años treinta y tuvo las siguientes consecuencias:
- Se extendió un pesimismo económico generalizado. Los grandes financieros perdieron su prestigio, el gasto se detuvo, el consumo se contrajo, los bancos redujeron los créditos y muchos de ellos quebraron.
- Ante la caída del consumo, los empresarios decidieron invertir menos dinero en sus negocios. Muchas empresas cerraron.
- Los precios descendieron porque la demanda se redujo y la oferta no encontró compradores. Esta situación provocó pérdidas económicas, nuevas quiebras y despidos laborales.
- El descenso de los precios provocó una grave deflación por la ausencia de préstamos y créditos. Esta situación se agravó con la errónea política del gobierno estadounidense presidido por Hoover. Este apenas intervino para resolver los problemas.
- La llegada de la crisis a Europa produjo la disminución de compras a Estados Unidos. Las exportaciones estadounidenses disminuyeron y la situación empeoró.
Extensión de la Crisis y Nuevas Políticas
El impacto de la crisis fue mayor en Estados Unidos porque contrastaba con la prosperidad y euforia de los años siguientes. La depresión económica pronto se hizo notar en el continente europeo. Estados Unidos disminuyó su actividad comercial y sus préstamos a Europa, lo que provocó un efecto inmediato en los países más necesitados. Gran Bretaña se vio afectada igualmente por la paralización del comercio del que dependía. Francia y España tardaron más tiempo en sufrir las consecuencias de la crisis.
La mayoría de las naciones europeas adoptaron medidas proteccionistas para defenderse. Militarizaron la economía, lo que supuso una paralización del comercio y una política exterior muy agresiva. La caída de los precios, sobre todo los de los alimentos y las materias primas, provocó que descendieran en el resto del mundo. Este proceso afectó a las colonias y países de ultramar. Los soviéticos presentaban a Occidente un modelo de seguridad y de desarrollo económico.
El Camino hacia la Guerra
La Sociedad de Naciones, encargada de solucionar los conflictos y velar por el cumplimiento de los acuerdos, se mostrará más fuerte que las ambiciones revisionistas de las potencias derrotadas o insatisfechas.
- Alemania aspiraba a recuperar su nivel económico y militar. Para lograrlo debía liberarse de las cláusulas del Tratado de Versalles, consideradas humillantes e injustas.
- Italia deseaba obtener territorios en África y en los Balcanes.
- Japón, como núcleo de un gran imperio asiático que había crecido industrial y militarmente, consideraba imprescindible su expansión territorial por China y el Pacífico.
La crisis económica de 1929 incrementó los problemas internos de Japón, Italia y Alemania, y contribuyó a fortalecer las políticas expansionistas. En Japón e Italia los regímenes se militarizaron. En Alemania desapareció la democracia parlamentaria. El rearme y las iniciativas alemanas para llevar a cabo su expansión territorial condujeron a la guerra en 1939.
Los únicos países que hubiesen podido contrarrestar los deseos revisionistas de Japón, Italia y Alemania eran Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos y la URSS. En Francia preocupaba mucho el revanchismo alemán. Buena parte de los políticos y de las clases más conservadoras francesas, británicas y estadounidenses temían más a la revolución comunista que podía promover la URSS.
La crisis del 29 contribuyó a que estos países se preocuparan más por sus problemas internos que por la defensa de países lejanos.
La Agresión de Japón a China
Aprovechando los constantes disturbios internos, Japón invadió Manchuria. Allí se creó un estado independiente que era satélite de Japón. La Sociedad de Naciones se limitó a solicitar a las tropas japonesas que abandonaran China y no reconoció al nuevo estado. Los japoneses no solo no se retiraron de China, sino que en 1937 decidieron invadir el resto del país. Así comenzó la guerra chino-japonesa.
El Rearme Alemán
A su llegada al poder en 1933, Hitler empezó a incumplir los compromisos del Tratado de Versalles. Alemania se rearmó, primero de forma clandestina y después públicamente, reconstruyendo su armada, ejército y aviación. En 1937 remilitarizó Renania.
La Guerra Civil Española
En 1936 se produjo en España una sublevación militar contra el gobierno republicano del Frente Popular. Hitler y Mussolini apoyaron al ejército sublevado de Franco enviando armamento. Gran Bretaña y Francia no intervinieron.