Fascismo Italiano
Posguerra El fin de la guerra dejó en Italia graves secuelas humanas y económicas: murieron 700,000 hombres, muchas industrias quedaron inutilizadas y la elevada deuda exterior había aumentado la inflación. Los acuerdos de paz supusieron una gran decepción ya que los aliados acordaron la entrega a Italia del Trentino, Trieste e Istria, pero no de Dalmacia y Fiume como se acordó en el Tratado de Londres. A esta situación se le sumó la inestabilidad política. Por otro lado, la crisis económica generó una fuerte tensión social. En el norte de Italia se desarrolló un movimiento huelguístico que a menudo presentó objetivos revolucionarios. Todos estos movimientos fueron reprimidos, pero el miedo al estallido de una revolución social empezó a asustar a las clases más conservadoras.
El Ascenso del Fascismo En esta situación de crisis apareció la figura de Benito Mussolini, quien en 1919 creó los Fasci de Combate, los llamados Camisas Negras. En 1921, los Fasci se transformaron en el Partido Nacional Fascista, que se presentaba como el recurso más eficaz para detener los movimientos revolucionarios en Italia. Su programa estaba basado en la construcción de un estado fuerte. El nuevo partido contó con el apoyo de la pequeña burguesía, con la financiación de los grandes propietarios agrícolas e industriales. En las elecciones de 1922, el Partido Fascista solo consiguió 22 diputados de un parlamento de 500. Mussolini exigió al rey que le entregara el gobierno y para mostrar su fuerza organizó una marcha sobre Roma con sus Camisas Negras.
La Dictadura Fascista Entre 1922 y 1925, Mussolini desarrolló un proceso de restricción de las libertades y de persecución de sus adversarios, pero mantuvo la ficción de un régimen autoritario. Los partidos políticos fueron prohibidos, sus líderes perseguidos y encarcelados, y el parlamento sustituido por una Cámara de los Fasci. El estado ejercía un fuerte control a través del partido, que dirigía todos los aspectos de la vida social y dominaba los medios de comunicación. También controlaba la economía y apoyaba a las empresas privadas.
El III Reich Alemán – La Dictadura Nazi En 1934, y en unos pocos meses, los nazis transformaron Alemania en una dictadura. En primer lugar, se disolvieron todos los partidos y sindicatos. Se clausuró el parlamento, se suprimieron las elecciones y las libertades individuales, y se inició la persecución sistemática de sus opositores, solo quedó autorizado el Partido Nazi. La administración pública fue depurada con una ley que autorizaba el despido por razones políticas y raciales. La judicatura desapareció como poder independiente y quedó sometida a la voluntad del partido. Desde el punto de vista social, el estado nazi aspiraba a una total cohesión de la sociedad alemana, basada en la superioridad de la raza aria y la ideología nacional socialista. Se censuró toda la producción literaria y artística, se crearon listas de autores prohibidos y se realizaron actos públicos para quemar libros. El nazismo otorgaba a la mujer un papel social muy marginal, limitando su actividad a las llamadas tres K.
Un Régimen de Terror El estado alemán se convirtió en un estado policiaco que impuso su régimen por medio del terror, con poderosos cuerpos policiales. El mantenimiento de la pureza racial de la sociedad alemana comportó la persecución de los judíos. En 1933 se promulgó el boicot a los negocios judíos, en 1935 se dictaron las leyes de Núremberg y en 1938 se les obligó a llevar un distintivo. A partir de 1933 se crearon los campos de concentración para recluir a los opositores y enemigos del Reich, muchos judíos fueron internados.
Autarquía Económica y Rearme Desde un punto de vista económico, el III Reich se propuso promover un relanzamiento que hiciera de Alemania una potencia económica mundial. En consecuencia, la política económica nazi respondía fundamentalmente a los proyectos militaristas y expansionistas de Hitler. El estado nazi ejerció un fuerte dirigismo económico que tenía como objetivo conseguir la autarquía y convertir a Alemania en un estado autosuficiente. Las ambiciones expansionistas necesitaban un ejército poderoso y Hitler inició una política militarista.
Las Causas del Conflicto El Tratado de Versalles, en lugar de crear un clima de reconciliación entre las naciones, fomentó la humillación y el resentimiento. La crisis de 1929 creó un contexto de depresión que favoreció el surgimiento de los fascismos. Mussolini en Italia y, sobre todo, Hitler en Alemania, desarrollaron una política exterior agresiva y de expansionismo militar. Las potencias fascistas desarrollaron una intensa carrera de armamentos. Finalmente, la política agresiva de los regímenes autoritarios y la debilidad de las democracias dieron paso a la guerra.
La Marcha de la Guerra Desde principios de la década de 1930, los estados autoritarios impulsaron una serie de agresiones bélicas hacia otros países. En Asia, Japón buscaba ampliar sus territorios a costa de China. En África, en 1935, Italia ocupó Etiopía en sus deseos de ampliar su imperio colonial. Italia y Alemania intervinieron en la guerra civil española entre 1936 y 1939. Alemania desarrolló una política de expansión territorial con la idea de crear un gran imperio. Francia y Gran Bretaña convocaron la Conferencia de Múnich.
Las Alianzas y el Estallido del Conflicto Esta política expansionista se apoyó en una serie de tratados internacionales de apoyo mutuo. En 1936, Alemania firmó una alianza con Italia, conocida como el Eje de Roma-Berlín. Francia y Bretaña se mantuvieron al margen de estas alianzas. Para evitar que la URSS se aliara con Francia y Bretaña, Hitler firmó con Stalin el Pacto Germano. Este fue el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
El Desarrollo del Conflicto – Europa bajo el Nazismo La ocupación nazi tenía como finalidad el sometimiento de los territorios europeos en beneficio de Alemania. Los nazis organizaron los territorios conquistados en regiones incorporadas al Reich. La industria se reordenó en función de los intereses alemanes. La ocupación significó también la extensión del terror y la represión de la población. El Gestapo y la SS implantaron un régimen de violencia y terror sobre la población, especialmente sobre los resistentes que fueron detenidos.
Holocausto El genocidio en el que aproximadamente seis millones de judíos fueron asesinados por el régimen nazi, bajo el mando de Adolf Hitler, y sus colaboradores. Los asesinatos tuvieron lugar a lo largo de toda la Alemania nazi y los territorios ocupados por los alemanes, que se extendían por la mayor parte de Europa.
Consecuencias de la Segunda Guerra Como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial murieron 55 millones de personas en todo el mundo. Fue el conflicto más grande y destructivo de toda la historia. Alemania invadió Polonia el 1 de septiembre de 1939 y así dio inicio a la Segunda Guerra Mundial. Como respuesta, Gran Bretaña y Francia le declararon la guerra a Alemania. Las fuerzas alemanas invadieron Europa occidental en la primavera de 1940. Alentada por los alemanes, la Unión Soviética ocupó los estados bálticos en junio de 1940. Italia, miembro del Eje (países aliados con Alemania), se sumó a la guerra el 10 de junio de 1940. Del 10 de julio al 31 de octubre de 1940, los nazis libraron, y finalmente perdieron, una batalla aérea contra Inglaterra, conocida como la Batalla de Gran Bretaña.