Batallas de la Primera Guerra Mundial: Verdún, Galípoli y Jutlandia

La Batalla de Verdún

La batalla de Verdún fue la batalla más larga de la Primera Guerra Mundial y la segunda más sangrienta tras la batalla del Somme. En ella se enfrentaron los ejércitos francés y alemán entre el 21 de febrero y el 19 de diciembre de 1916, alrededor de Verdún, en el nordeste de Francia. El resultado fue un cuarto de millón de muertos y alrededor de medio millón de heridos entre ambos bandos.

La batalla se popularizó por el famoso «¡No pasarán!» dicho por el comandante francés Robert Nivelle.

En el terreno donde se llevaron a cabo los enfrentamientos se construyó un monumento donde reposan mezclados los restos de miles de soldados de los dos países que no pudieron ser identificados.

La Batalla de Galípoli

La batalla de Galípoli o batalla de los Dardanelos tuvo lugar en la península turca de Galípoli en 1915, durante la Primera Guerra Mundial. La campaña se conoce en Turquía con el nombre de Çanakkale Savaşlari. En el Reino Unido se le llama «Campaña de los Dardanelos», mientras que en Australia y Nueva Zelanda se la conoce como la «batalla de Galípoli».

La batalla se inició en febrero de 1915 con un bombardeo masivo desde buques de guerra británicos y franceses contra los fuertes otomanos que defendían el estrecho, y que fracasó principalmente debido a las minas. Este fracaso promovió entre mandos y gobiernos la necesidad de una operación combinada, en forma de desembarco, entre británicos y franceses con el fin de conquistar la capital otomana de Constantinopla (la actual Estambul). El control de los estrechos permitiría a Francia y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda revitalizar al Imperio ruso y encerrar a los imperios centrales. Los rusos necesitaban urgentemente armamento para enfrentarse a los imperios centrales que le hacían frontera: el Imperio alemán, el Imperio austrohúngaro y el Imperio otomano.

Esta idea, defendida netamente por Winston Churchill, se iniciaría con el desembarco cerca de Galípoli, pero los aliados no consiguieron penetrar por sorpresa en el territorio otomano y fracasaron en las sucesivas ofensivas, con un resultado de unas 250 000 bajas por cada uno de los dos bandos.

La Batalla de Jutlandia

La batalla de Jutlandia fue el mayor combate naval de la Primera Guerra Mundial, única confrontación directa de gran magnitud entre dos flotas de toda la guerra, que enfrentó a la Flota de Alta Mar de la Marina Imperial Alemana y a la Armada Real Británica entre el 31 de mayo y el 1 de junio de 1916, frente a las costas de Dinamarca, en el mar del Norte.

Los alemanes, al mando del vicealmirante Reinhard Scheer, planeaban usar los cinco modernos cruceros de batalla del vicealmirante Franz von Hipper como cebo para atraer a la escuadra de Sir David Beatty hacia el grueso de la flota alemana, con el fin de destruirla. Sin embargo, la flota inglesa, al mando del almirante Sir John Jellicoe detectó, gracias a algunas comunicaciones interceptadas, que se estaba proyectando una operación a gran escala, por lo que el 30 de mayo la flota de Jellicoe zarpó con la intención de reunirse con Beatty.

La tarde del día 31, Beatty y Hipper se encontraron el uno con el otro y en el curso de una batalla convencional, atrajeron a los británicos hacia la Flota de Alta Mar. Sin embargo, Beatty cambió el rumbo en el último momento y huyó en busca de la Gran Flota, por lo que las dos flotas mayores del Imperio Alemán y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda (unas 250 naves en total) acabaron viéndose las caras en una dura batalla entre las 18:30 de la tarde y la caída de la noche, que aconteció en torno a las 20:30. Resultaron hundidos 14 barcos británicos y 11 alemanes, con grandes pérdidas de vidas humanas. Jellicoe trató de cortar el camino de la flota alemana hacia su base con el fin de continuar la batalla por la mañana, pero Scheer consiguió romper el bloqueo británico arropado por la oscuridad y regresó a puerto.

Ambos bandos reclamaron la victoria. Los británicos perdieron más barcos y hombres, pero consiguieron sabotear el plan de Scheer de destruir la escuadra de Beatty. Los alemanes siguieron constituyendo una amenaza que requirió la concentración de la marina británica en el mar del Norte, pero nunca lograron el dominio de los océanos. En su lugar, la Marina Alemana recondujo sus esfuerzos y recursos hacia una guerra submarina sin restricciones.

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