Carlos IV depuso a godoy y abdicó en su hijo Fernando

REINADO DE Carlos IV:

El inicio del reinado de Carlos IV coincide con una grave crisis financiera y con el estallido de la Revolución francesa. Aunque los ministros del rey intentaron cerrar el país a la influencia revolucionaria, el agravamiento de los sucesos en Francia fue acentuando la crisis interna, En 1792 Manuel Godoy, un guardia de corps de origen plebeyo, fue ascendido a secretario de Estado, una especie de primer ministro, con gran escándalo de la aristocracia y de la Iglesia, que atribuían su ascenso a su presunta relación con la reina María Luisa. En 1793 España entró en guerra con Francia, junto a la Segunda Coalición. Tras la derrota, el país quedó ligado a Francia mediante una alianza. Poco a poco, al tiempo que se agrava- ba la crisis financiera y se perdía el control sobre las colonias de América, el país se vio arrastrado a tres guerras consecutivas. En 1805 se produjo la derrota naval de Trafalgar, que significó la pérdida de la armada española, vital para sostener el Imperio americano. Godoy intentó entonces romper la alianza con Napoleón, pero eso no hizo sino aislarle aún más, junto a los reyes. Las críticas de los sectores más reaccionarios se unieron a la del propio príncipe heredero, Fernando, que acusaba a Godoy de apartarle del gobierno y de llevar al país a la ruina.

LA INTERVENCIÓN FRANCESA: 
En medio de una tensión creciente entre la población y las tropas francesas, el 19 de Marzo de 1808 el príncipe Fernando organizó un Golpe de Estado (el motín de Aranjuez), a raíz del cual obligó a su padre a entregarle la Corona y destituir a Godoy, 
ABDICACIÓN DE BAYONA:
Fernando. Aceptó la invitación de Napoleón para tener una entrevista, para lo cual se trasladó a la ciudad fronteriza de Bayona. Allí se en- contró por sorpresa con suS padres y con Godoy. Napoleón obligó a Fernando a abdicar en su padre. Y a este a entregarle la Corona, a cambio de rentas y palacios, y de vagas promesas sobre la integridad de España y de la religión.Católica (abdica- ciones de Bayona). Acto seguido, Napoleón otorgo la Corona a su hermano, José Bonaparte.

EL LEVANTAMIENTO DEL 2 DE Mayo: 
El 2 de Mayo se produjo la sublevación del pueblo de Madrid contra los franceses, ante la alarma suscitada por la marcha de la familia real, Tras una dura represión en las calles, Murat ordeno el fusila- miento de varios cientos de prisioneros en la noche del 3 de Mayo se extendíó por todo el país. La población nombro sus propios representantes, organizados en Juntas locales y provinciales, y comenzó a preparar la resistencia Solo algunos jefes del ejército (Palafox, Castaños, Blake) se sumaron a la rebelión y se pusieron bajo ja autoridad de las juntas revolucionarias. Lel 19 de Junio de 1808 las tropas de Castaños consiguieron derrotar al ejército francés de Dupont en los campos de Bailén, obligó a José I a abandonar Madrid.

LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA:
Napoleón decidíó entrar en España al frente de la Grande Armée, sus tropas de elite. Consiguió recuperar Madrid y reponer a su hermano en él trono. Pero para entonces la guerra se había generalizado. Los ejércitos franceses se enfrentaban a tropas dispersas, formadas por españoles, portugueses y refuerzos británicos. Pero, sobre todo, se enfrentaban a las querrillas. Fue una nueva forma de guerra, protagonizada por civiles armados, soidados desertores y también bandidos, que organizaron partidas que, con el apoyo de la población, bajaban del mante para atacar a las unidades francesas, liberar pueblos y asaltar los convoyes de aprovisionamiento, provocando la dispersión de las fuerzas francesas y un continuo estado de ansiedad entre los soldados. Pese a dominar aparentemente el territorio, el desgaste de la lucra constante y, sobre todo, la retirada de las mejores tropas en 1812 para enviarlas a Rusia, permitíó a las fuerzas angioportuguesas y españolas, dirigidas por el duque de Wellington, retomar la iniciativa y derrotar a los franceses en Arapiles (1812) y en Vitoria (1813), esta última batalla decisiva en plena retirada de los franceses. A finales de 1813, la guerra había terminado.

CORTES DE CÁDIZ:
El 10 de Septiembre de 1810 se inauguraron las Cortes de Cádiz. Durante más de tres años, los diputados, casi todos liberales, procedieron a elaborar una Constitución y a cambiar las leyes del país. La Constitución de Cádiz, aprobada el 19 de Marzo de 1812 (y por eso llamada popularmente La Pepa), proclamaba la soberanía nacional, la división de poderes con unas Cortes unicamerales, el sufragio universal y la limitación de los poderes de la Corona, Además las Cortes abolieron el régimen señorial, los diezmos y los privilegios. Suprimieron la Inquisición y los gremios, y se decretó la libre propiedad, la libertad de contratación y de comercio, y la de imprenta.

EL TRIENIO CONSTITUCIONAL ( 1820—1823 ) 
Tras restablecer la Constitución, se convocaron elecciones a Cortes y se permitíó la vuelta de los liberales. Durante tres años, los gobiernos constitucionales sacaron adelante una serie de reformas, dirigidas a establecer el régimen liberal.
El país vivíó en un estado de agitación continuo, acentuado por la propia división entre los liberales moderados, los llamados exaltados. En 1822, las potencias europeas, reunidas en Verona, acordaron intervenir en España para restituir a Fernando VII su poder absoluto. Un ejército francés, los Cien Mil Hijos de San Luis, entró en el país en Marzo de 1823, y en pocos meses se hizo con el control del territorio.

LA PRAGMÁTICA SANCIÓN: 
Ese año se anunció el embarazo de la cuarta esposa del rey, María Cristina de Borbón. Ante la posibilidad de que naciera una niña, Fernando VII ordenó publicar una orden, la Pragmática Sanción por la que se restablecía el antiguo orden sucesorio, que permitía reinar a las mujeres. El hermano del rey, que confiaba en heredar el trono, protestó, consideró ilegal la Pragmática y se negó a reconocer a la infanta Isabel cuando esta nacíó a finales de 1831. Fernando VII expulsó a su hermano de España, pero sus partidarios comenzaron a prepararse para defender sus derechos. A la muerte del rey, en 1833, se desencadenó la guerra.

LA GUERRA CARLISTA: 
Durante seis años se desarrolló una Guerra Civil entre los carlistas, que apoyaban la candidatura de Carlos María Isidro, y los cristinos o isabelinos, que respaldaban los de- rechos de Isabel II, defendidos por su madre, la regente María Cristina. Con los carlistas se alinearon los sectores más reas cionarios del absolutismo: nobles, clérigos y los campesi- nos del norte, muy influidos por la Iglesia. Además, el pretendiente prometíó defender los fueros vascos y navarros, los privilegios medievales que aún existían en esas provincias, por lo que el apoyo allí fue masivo. El bando cristino, por el contrario, tuvo su apoyo en los absolutistas más moderados, pero sobre todo en los liberales, y con ellos las clases medias urbanas y los campesinos del sur, que con fiaba en que con Isabel Il el régimen liberal se estableciera definitivamente. La guerra fue muy dura y sangrienta en el norte, Los carlistas nunca llegaron a contar con una capital, pese al sitio inicial de Bilbao. Pero si realizaron incursiones hacia el sur, y en 1837 llegaron a cercar Madrid. Finalmente, sin embargo, la guerra terminó en 1839 con el abrazo de Vergara entre los jefes Maroto y Espartero, aunque con la victoria de los cristinos.

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