6.2**El sector agrario vivíó en el Siglo XIX una profunda reforma basada en la abolición del régimen señorial, la supresión de los mayorazgos y las grandes desamortizaciones de Mendizábal y Madoz. Con este conjunto de medidas se liberalizó la agricultura, permitiendo que la tierra pudiera circular libremente en el mercado, y se eliminaron los frenos que impedían el desarrollo de una agricultura capitalista dirigida al mercado. La mayor parte de la tierra pasó a manos de propietarios privados individuales.**La gran transformación económica de este período fue el proceso de desamortización de los bienes eclesiásticos, iniciado en 1835 por el progresista Mendizábal; luego completado por el también progresista Pascual Madoz durante el Bienio progresista, con la desamortización de los bienes de los municipios.**Juan Álvarez de Mendizábal inició la desamortización de los bienes y tierras eclesiásticas amortizadas en 1836, además de suprimir las órdenes religiosas (clero regular). La desamortización consistíó básicamente en la expropiación de los bienes desamortizados y su nacionalización y posterior venta en pública subasta al mejor postor.El proceso tuvo tres objetivos:**El objetivo principal fue financiero: buscar ingresos para pagar la deuda pública del Estado y para la guerra carlista.**Había también un objetivo político: ampliar la base social del liberalismo con los compradores de bienes desamortizados. Además, buena parte del clero regular apoyaba a los carlistas.**Finalmente, se planteó de forma muy tímida un objetivo social: crear una clase media agraria de campesinos propietarios.**Los resultados no fueron todo lo positivos que se podría haber esperado:**No soluciónó el grave problema de la deuda pública.**En el terreno político, el liberalismo ganó adeptos, pero también se creó una brecha entre el liberalismo y la opinión pública católica que perduró largo tiempo.**En el terreno social, la mayor parte de los bienes desamortizados fueron comprados por nobles y burgueses urbanos adinerados. Los campesinos pobres no pudieron pujar en las subastas.**La desamortización no sirvió para mitigar la desigualdad social; de hecho, muchos campesinos pobres vieron cómo los nuevos propietarios burgueses subieron los alquileres.**Los resultados de la desamortización explican por qué la nobleza en general apoyó al liberalismo, y por qué muchos campesinos se hicieron antiliberales (carlistas) al verse perjudicados por las reformas.**La Iglesia vio desmanteladas las bases económicas de su poder. A cambio de la expropiación el Estado se comprometíó a subvencionar económicamente al clero. El primer ejemplo presupuestario fue la Dotación de Culto y Clero de 1841.**La última gran desamortización se inició en 1855 mediante una ley elaborada por Pascual Madoz. Afectó esencialmente a las tierras de los municipios y supuso la liquidación definitiva de la propiedad amortizada en España. Sus resultados tampoco fueron muy positivos:**Arruinó a los ayuntamientos, que, entre otras cosas, estaban al cargo de la instrucción pública.**No soluciónó el eterno problema de la deuda pública.**Perjudicó a los vecinos más pobres, privados del aprovechamiento libre de las tierras comunales.**Pese a sus insuficiencias, las desamortizaciones cambiaron de forma radical la situación del campo español. Baste con señalar que afectaron a una quinta parte del conjunto del suelo. Lamentablemente, el atraso técnico y el desigual reparto de la propiedad de la tierra siguieron siendo problemas clave de la sociedad y la economía españolas.**De la sociedad estamental a la sociedad de clases**La sociedad industrial supuso la aparición de grupos nuevos, como empresarios y obreros. Se caracterizó por la igualdad, al menos en teoría, y por la movilidad. La fortuna decidía el nivel social del individuo (sociedad de clases), y nobleza y clero perdieron sus privilegios:**primeros gobiernos liberales. Además la Corona concedíó muchos títulos nobiliarios a hombres de empresa y a militares. En el terreno social la burguésía imitó los hábitos aristocráticos, a diferencia del resto de Europa.**El clero fue el grupo social que recibíó la más fuerte embestida del régimen liberal. Las desamortizaciones privaron a la Iglesia de sus propiedades agrarias, y la extinción del diezmo cerró otra fuente de financiación. A partir de 1840 el clero dependía de un presupuesto muchas veces insuficiente, lo que hizo disminuir de forma notable al clero regular, monjas y frailes, no así tanto al clero secular, el que atendía catedrales y parroquias. El bajo clero defendíó el carlismo, especialmente en 1833-1840; por su parte la jerarquía se mostró hostil a cualquier avance hacia la tolerancia religiosa (1856), la libertad de cultos (1869) o la separación entre Iglesia y Estado (1873). Aun así, en las poblaciones pequeñas el clero manténía un protagonismo del que carecía ya en las grandes ciudades.**El principal rasgo de este período, por tanto, es la paulatina desaparición de la sociedad estamental y su sustitución por una sociedad de clases basada en el derecho de propiedad y en la igualdad ante la ley. Esta nueva sociedad permitíó mucha mayor movilidad social, bien por el éxito en los negocios, bien por la carrera administrativa y, sobre todo, militar.**Se formó un nuevo grupo social dominante compuesto por la alta burguésía, la oligarquía terrateniente propietaria de grandes latifundios especialmente en la España meridional, y los altos cargos del Estado y el Ejército. Incluía a empresarios, abogados, financieros… Pero fundamentalmente eran hombres de negocios, que obtuvieron beneficios diversificando sus actividades. Banqueros y administradores tuvieron en Madrid su centro de actividad; en Barcelona y Bilbao las fortunas se debieron a inversiones industriales y comerciales.**Por debajo emergieron las clases medias, integradas fundamentalmente por una serie de profesionales liberales como médicos, periodistas, profesores, oficiales del ejército,… Muchos de los cuales posteriormente hacían carrera política. Con la extensión de la enseñanza, la cátedra, y por antonomasia la de universidad, se convirtió en otro puesto de relevancia social. Los funcionarios configuraron uno de los grupos más inestables, sobre todo con la figura del “cesante” cada vez que cambiaba el Gobierno.**En una sociedad agraria como la española del Siglo XIX, el núcleo más amplio de la población seguía estando formado por campesinos. Los jornaleros representaban un amplio colectivo, con tasa de analfabetismo del 80% en Sevilla y del 78% en Cádiz. La población campesina era bastante heterogénea: propietarios, arrendatarios y jornaleros sin tierra que conformaban más de la mitad de la población rural.**Poco a poco, ligado a la débil industrialización, se produce un progresivo crecimiento de las ciudades. La ciudad se convirtió en el símbolo de la modernidad y en el epicentro de las transformaciones sociales, económicas, políticas y culturales. En las áreas urbanas, las clases populares estaban formadas por un amplio artesanado (lo que explica la debilidad del obrerismo español), por criados (las familias de clase alta dispónían de un elevado número de servidores domésticos), y por los dependientes del pequeño comercio, que tenían una categoría similar a la de los criados.**En resumen, en el Siglo XIX encontramos una compleja y marcada estructura social:**Una élite poderosa que concentraba en sus manos la inmensa mayoría de la riqueza. Dentro de este grupo distinguimos:**La nobleza del Antiguo Régimen, que continúa reteniendo gran parte de la propiedad de la tierra, y con una ideología económica anticuada.**La alta burguésía industrial y financiera, con su principal centro en Madrid.**Otros grupos preeminentes, como los notables provinciales, o las élites políticas y militares.**Una heterogénea y aún poco numerosa clase media entre la que, junto a los principales defensores de las posturas democráticas y republicanas, encontramos una amplia masa apolítica, apegada a los hábitos tradicionales, con un gran temor a cualquier tipo de cambio y fuertemente influenciada por la Iglesia.**Las capas populares forman la nutrida base de la pirámide social. Es un conjunto muy diverso, con diferencias muy acusadas entre el campo y la ciudad. Entre las clases trabajadoras distinguimos una masa mayoritaria de artesanos, ligados a empleos tradicionales; y un creciente número de obreros que poco a poco comienzan a organizarse política y sindicalmente, y que van creando una conciencia de clase.**