La Polémica de los «Justos Títulos»
Al poco tiempo de iniciarse la conquista surgió la pregunta de si era legítima o no la presencia castellana en las Indias. El inicio de este interrogante fue el sermón pronunciado en 1511 en la isla de La Española por el dominico fray Antonio de Montesinos, denunciando los abusos y excesos cometidos por los colonos sobre los nativos, tratándolos como si no fueran hombres. La reacción de los conquistadores fue denunciar al fraile, lo que provocó inquietud en la Corona y se convirtió en tema de reflexión y debate en la Universidad. En 1512, a instancias de Fernando el Católico, se reunió en Burgos una junta de políticos, teólogos y juristas con el fin de dictaminar si los títulos aducidos por España para la conquista y colonización de las Indias eran justos o no, de ahí el nombre que se le dio a la polémica: la de los «justos títulos». Las llamadas Leyes de Burgos forman parte del conjunto de disposiciones legales que los reyes promulgaron y que se conocen con el nombre de Leyes de Indias.
En el debate destacaron el dominico Matías de Paz y el jurista Palacios Rubio, quienes expusieron una serie de tesis que se pueden resumir en lo siguiente:
- Todos los reinos o estados están obligados, incluidos los de los infieles, a obedecer al Papa como vicario de Cristo y cabeza de la Iglesia.
- La Iglesia puede delegar en un príncipe cristiano el derecho a hacer la guerra y dominar a los que se nieguen a obedecer.
- Como los Reyes Católicos tenían el derecho de dominar y evangelizar a los indios americanos gracias a las bulas alejandrinas (las Inter caetera I y II), estaba justificado el derecho de conquista por delegación papal.
La polémica parecía zanjada. En una junta convocada en Valladolid en 1513, se acordó que para la realización de nuevas conquistas, con autorización del Papa, sería suficiente saber que sus habitantes eran idólatras. La licitud de la guerra vendría dada por la lectura del Requerimiento, que pedía a los indios que acatasen la autoridad del Papa y de su «delegado», el rey español; si se negaban, se les podía hacer la guerra, esclavizarlos y quedarse con sus bienes.
Contra este planteamiento legitimador se alza el dominico fray Bartolomé de las Casas, que rechaza los planteamientos presentados en los «justos títulos» para justificar la presencia castellana en América. Sostiene que los indios son plenamente humanos, racionales y libres y que, una vez colonizados, son súbditos de la Corona Española y no pueden ser esclavizados. La polémica siguió entre partidarios y detractores de Las Casas, pero el núcleo jurídico justificando la conquista estaba elaborado.
La Colonización Americana
El gran afán de los conquistadores era la obtención de oro y plata, sobre todo oro, que primeramente consiguieron de los tesoros acumulados por los indígenas y más tarde obligándolos a seguir extrayendo más oro mediante el lavado de las arenas de los ríos. En América no había grandes minas de oro, pero sí de plata, destacando las minas de Zacatecas en México y las riquísimas del Potosí en Bolivia, que producían por sí solas la mitad de la plata mundial a finales del siglo XVI. La mina de mercurio de Huancavelica (Perú) permitió el aumento de la extracción de oro en los ríos, ya que el mercurio se utilizaba para amalgamar el oro, pero provocaba la muerte de muchos indios porque es muy tóxico.
Para garantizar la mano de obra indígena en la extracción de oro en los ríos y en las minas de plata se introdujo la mita, sistema de trabajo forzoso que habían practicado los incas, y que consistía en reclutar entre las comunidades indígenas un número fijo de jornaleros, cuyo porcentaje dependía de la población total, y que trabajarían en las minas a cambio de un salario. Las durísimas condiciones de trabajo provocaron la muerte de muchos indios.
La existencia de enormes extensiones de suelo fértil y abundante mano de obra indígena favoreció la llegada de colonos españoles dispuestos a instalarse y quedarse en el territorio. Los nuevos colonos se apoderaron de tierras y del trabajo de los indígenas mediante la encomienda: los indios quedaban «encomendados» a un colono que cuidaría de ellos y los evangelizaría; a cambio, trabajaban para él en sus tierras y pagaban los correspondientes impuestos. En realidad, los colonos actuaban como señores feudales, tratando a los nativos como siervos o esclavos.
La explotación sistemática de los indios a través de las encomiendas y la mita, la llegada de nuevas enfermedades —como la viruela— contra las que no estaban inmunizados, el abandono de los trabajos agrícolas tradicionales y la destrucción de sus formas de vida y costumbres originó una gran hecatombe demográfica: se cree que en Nueva España la población bajó de 20 millones a principios del siglo XVI a un millón cien años después. En las Antillas, los indígenas desaparecieron casi por completo. En otras zonas, como América del Sur, la mortalidad fue menor.
El padre fray Bartolomé de las Casas se convirtió en el principal defensor de los indígenas, que, junto a las denuncias de otros frailes, obligó a Carlos V a promulgar las Leyes Nuevas de Indias (1542), que mejoraban las condiciones de los indios y prohibían las prácticas abusivas como la encomienda.
Gobierno y Administración
Si bien en un principio los reyes dejaron en manos de los conquistadores la explotación económica y el gobierno de los territorios conquistados, pronto se vio que este modelo era insuficiente, así que los reyes (Carlos I y Felipe II) crearon una serie de instituciones que se encargaron de la organización, el control del comercio y asegurarse el control político para incorporarlos a la monarquía española.
Las Instituciones Metropolitanas
La Casa de Contratación
Este organismo se creó en Sevilla en 1503 y se encargaba de controlar el tráfico de hombres y mercancías con América. Así, Sevilla se convirtió en puerto único que monopolizaba el comercio con América. Este organismo ejercía las funciones de juzgado, de aduana (controlaba el pago del quinto real), almacén de mercancías y escuela de navegación. Los viajes a ultramar se organizaban mediante un sistema de flotas formadas por galeones, que hacían el viaje de ida y vuelta.
El Consejo de Indias
Se creó en 1524 y sus competencias eran muy amplias: controlaban el gobierno, los nombramientos de cargos, la hacienda y la guerra, y era el Tribunal Superior de Justicia en materia civil y criminal.