Comentario de texto la construcción del ferrocarril

5.EL TRANSPORTES: EL FERROCARRIL


En la España del Siglo XIX el problema del transporte fue uno de los obstáculos para la modernización económica. A pesar del programa de construcción de carreteras, éstas serían insuficientes, el transporte fluvial era casi inexistente y el marítimo conseguiría un progreso importante a finales de siglo por la mejora de los puerto y por el vapor. Pero la revolución de los transportes sería el ferrocarril que en nuestro país, era la única alternativa para el transporte y la formación de un mercado interior.
E1 retraso en la construcción del ferrocarril (unos 30 años respecto a Inglaterra o Francia) se debíó tanto a la desidia gubernamental como al’escàs desarrollo socioeconómico, la falta de capital, de técnica y la iniciativa empresarial. Las primeras líneas construidas serían: Barcelona-Mataró, que fue la primera en 1848, Madrid-Aranjuez (1851) y Valencia-Xàtiva (1854). Pero el impulso llegó con la Ley de Ferrocarriles de 1855 en la que el Estado otorgaba una serie de ventajas económicas que atraería al capital extranjero: una rentabilidad mínima del 6%, libre importación de material ferroviario a través de un sistema de franquicias que se mantendría hasta 1891. Esto facilitaría la creación de SA y postergar las inversiones en la industria, con lo cual, cuando hubo ferrocarril, no hubo suficiente desarrollo industrial para 1’oferta de transporte. El ferrocarril era un sector muy subvencionado ya que el Estado ofrecía subvenciones por kilómetro construido. Esto hizo que muchas veces se planificaron trazados más por la subvención que para la viabilidad de la misma línía.En la construcción de la red ferroviaria distinguimos 3 etapas:

1.Primera gran expansión de 1855 a 1866: gramo movilización de capital e intervención de compañías extranjeros Destacan las líneas Madrid-Alicante, Sevilla-Cádiz, Barcelona-Zaragoza y Madrid-Irún.
2. La crisis financiera de 1866 que supuso la paralización de la construcción por la escasa rentabilidad: el valor de las acciones ferroviarias se hundíó estrepitosamente.
3.Nova etapa constructiva desde 1873 que completó el trazado de la red que había quedado paralizado. Pero la crisis hizo desaparecer muchas compañías, sólo continuaron activas la del Norte y la MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante).
La Ley de 1855 fue el referente normativo para la construcción de la red y acabaría condicionando la historia económica posterior :
1.Estructura radial con centro en Madrid, lo que dificultó las comunicaciones entre las zonas más industriales y dinámicas. Esta estructura responde al deseo de afianzar un Estado centralizado.
2.Major anchura de la vía que obstaculizaría los intercambios con Europa (transbordo en la frontera). Esto responde a cuestiones técnicas: la posibilidad de instalar calderas más grandes para aumentar la potencia de las calderas, que debían superar pendientes pronunciadas.
3.Sistema de franquicias que no sirvió de estímulo para la industria nacional, por la sencilla razón de que ésta casi no existía y los capitalistas extranjeros (sobre todo franceses) no tenían ninguna de interés en crearla. Por el contrario, desarrollarían la producción en sus países, abusando de las franquicias. El ferrocarril no estimularía en España la industria como en los otros países: fue una oportunidad perdida para la industrialización. De hecho, los fabricantes presentaron quejas a los gobiernos, denunciando el perjuicio que les ocasionaba la entrada libre de mercancías extranjeras de mejor precio.Asimismo, la industria española no estaba en condiciones de incrementar su producción al ritmo necesario para proveer a las compañías constructoras. La siderurgia era muy modesta y la industria de construcción de maquinaria no existía. Si la red se hubiera construido más poco a poco, la economía habría quedado colapsada. Entonces, no tenían las infraestructuras complementarias en los demás sectores y las estructuras económicas eran demasiado débiles para estimular un crecimiento continuado. El ferrocarril más que un estímulo sería un freno para la industrialización. Pero sin el ferrocarril, el retraso habría sido mayor. A pesar de todas las limitaciones y despropósitos de la construcción, el ferrocarril facilitaría el intercambio de personas y mercancías entre las distintas regiones pero sin llegar a articular del todo un mercado interior por el escaso desarrollo industrial de muchas zonas donde predominaba la economía agrícola con pocos intercambios: si el volumen de mercancías transportadas era escaso también lo serían los beneficios.

8.PER QUÉ ESPAÑA NO se industrializó PLEMANENT EN EL Siglo XIX?

Todo el panorama económico que acaban de ver explica muy bien porque España no se industrializó plenamente en el Siglo XIX y continuó siendo un país atrasado y subdesarrollado. Esta situación la pueden resumirse por las siguientes razones:

1. Moderado crecimiento agrario:

a pesar de las transformaciones introducidas por la a Reforma Agraria Liberal, la agricultura seguía siendo tradicional y atrasada. Aumentó la producción pero como consecuencia de un crecimiento extensivo no por un aumento de la productividad ya que la introducción de nueva tecnología fue muy limitada. No se produjo una Revolución Agrícola generalizada: la agricultura no fue el motor de arrastre del sector industrial.

2. Limitado crecimiento demográfico:

la población española crecíó, pasó de 11’5 millones en 1800 a 18’6 en 1900, este crecimiento fue de los más bajos del continente por el mantenimiento de una demografía tradicional: alta TN y alta TM. Tanto lento crecimiento no podía impulsar la Revolución Industrial. La mayor parte de la población activa trabajaba en el sector primario,

esto supónía una limitación de la fuerza de trabajo para la industria.

3.La posición excéntrica de España en Europa:

la posición geográfica de España en el extremo suroccidental de Europa implicaba costes elevados del transporte. La distancia era una desventaja tanto para el coste de adquisición de las materias primas como para las exportaciones.

4.Escassa capacidad de compra de la inmensa mayoría de la población:

Con unos ingresos muy bajos, el campesinado destinaba gran parte de su salario en alimentación y le quedaba muy poco para la adquisición de productos manufacturados. Por ello, la industria tenía poca demanda y pocos estímulos para aumentar la producción.

5.Descapitalització:

la existencia de una deuda pública (para hacer frente al déficit crónico de la Hacienda) a un interés alto absorbíó mucho capital disponible que en otras circunstancias podría haber sido invertido en actividades productivas. Seguramente, la mayor rentabilidad y menor riesgo de la deuda desincentivar la inversión industrial. Esto explica la dependencia del capital europeo que obtiene concesiones muy favorables.

6. Escasa mentalidad capitalista de la burguésía:

el empresariado español era poco dinámico y estaba lastrado por una mentalidad conservadora y defensora del proteccionismo. Como consecuencia de ello predominaban las empresas extranjeros en la banca, industria, minería, agricultura o transporte.7.Desfavorable dotación de energía y de materias primas: aunque tenían mimas de carbón, éste era caro y de mala calidad con poco poder calorífico. El mineral de hierro vizcaíno no era apto para la producción de acero antes de la difusión del convertidor Bessemer (1855). Además el agua era un recurso escaso en gran parte del país.

8. Retraso en el desarrollo de una industria pesada o siderúrgica:

sólo se consolidaría en Vizcaya a partir de 1880. En general, nuestra estructura industrial era «arcaica» ya que el valor de la producción limpia textil era seis veces superior a la siderometalúrgica. La industrialización no tuvo un crecimiento significativo hasta bien entrado el Siglo XX.

9.Retard y carácterísticas específicas en la construcción del ferrocarril:

el impulso no llegaría hasta la Ley de Ferrocarriles de 1855 con grandes ventajas para atraer al capital extranjero. No sería un estímulo para la industria nacional como en los demás países, sino más bien un freno: una oportunidad perdida para la industrialización. Pero sin el ferrocarril, el retraso habría sido mayor. A pesar de todas las limitaciones y despropósitos de la construcción, el ferrocarril facilitaría el intercambio de personas y mercancías entre las distintas regiones pero sin llegar a articular del todo un mercado interior por el escaso desarrollo industrial de muchas zonas donde predominaba la economía agrícola con pocos intercambios: si el volumen de mercancías transportadas era escaso también lo serían los beneficios.

10.Retard y carácterísticas específicas en la explotación de la riqueza minera:

El impulso vendría a partir de la Ley de Bases sobre Minas de 1868, que significaría una auténtica «desamortización» del subsuelo de la que se beneficiaron las empresas extranjeras. La explotación de los recursos minerales se limitó a la extracción ial’exportació para proveer a las industrias europeas y no para el desarrollo de la industria española. La minería española contribuyó a equilibrar la balanza de pagos y atrajo tanto el capital como las técnicas de los países europeos industrializados. Pero los beneficios se les quedaban las compañías extranjeras ya que gran parte del mineral exportado se transformó fuera en bienes de equipo, que luego se reexporta en España.

11.La desestabilización política:

las inversiones quieren estabilidad y expectativas favorables. En definitiva, fracaso político y atraso económico es la triste realidad del Siglo XIX español debido, en última instancia, al retraso ya las dificultades con las que se produjo la Revolución Liberal.
La principal consecuencia de este atraso y subdesarrollo fue, según Jordi Nadal, el fracaso de la Revolución Industrial. Esta se inició muy pronto a partir de la década de 1830 cuando asistimos a la modernización de la algodonera catalana y la siderúrgica malagueña pero el ritmo decrecimiento fue lento y el país se quedaría rezagado respecto a otros países que habían comenzado su industrialización en el mismo tiempo. Fue una revolución industrial frustrada ya que es difícil encontrar otro país que habiendo empezado tan pronto avanzara tan poco en tanto tiempo. Por eso Jordi Nadal habla de industrialización lenta e incompleta en lugar de Revolución Industrial. Esta significa cambios rápidos y profundos y aquí, esto no se produjo, España, además, dependía del capital y de la tecnología extranjera. No hay una auténtica revolución industrial hasta finales de siglo, basada sobre todo en la industria textil catalana y en la siderurgia vasca.
Es evidente, por tanto, que la España del Siglo XIX, como otros países de la Europa mediterránea , se modernizó con retraso o como se ha dicho «no cogíó el primer tren de la industrialización».Pero retraso no es sinónimo de immobilisnie ya que poco a poco, España iría aumentando su renta per cápita desde la segunda mitad del siglo. Esta nueva interpretación choca con la clásica de J. Navidad que da una visión negativa al comparar el caso español con el modelo inglés. La historiografía más reciente ha matizado esta visión, sobre todo cuando se la compara con los países europeos del sur, muy alejados del caso inglés.
España era un país periférico en Europa, una potencia de segundo orden, aunque la distancia con las demás naciones modernas se reducirá, pero muy poco a poco.

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